Europa Press
17 ago 2020. 17.14H
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MADRID, 17 (EUROPA PRESS)

Un equipo del grupo de Cáncer Hereditario IDIBELL-ICO, en colaboración con el CIBERONC, estudia más de 2.800 pacientes con sospecha de cáncer hereditario para determinar la frecuencia de mutaciones patogénicas en la región correctora de dos polimerasas. La identificación de estas mutaciones puede ayudar al diagnóstico precoz y al tratamiento personalizado de estos pacientes.

Los resultados, publicados en la revista 'Genetics in Medicine', la revista oficial del American College of Medical Genetics and Genomica (ACMG, por sus siglas en inglés), mostraron que entre el 0,1 y el 0,4 por ciento de los cánceres familiares son debidos a mutaciones en estas regiones, y a pesar de que los tumores colorrectales son los más abundantes también se encuentran en tumores endometriales o de ovario. Aunque se trata de un síndrome raro, es un gen de alto riesgo, es decir, presentar estas mutaciones significa tener muchas posibilidades de desarrollar cáncer.

Algunas de las ADN polimerasas, los enzimas encargados de replicar el ADN, tienen una región que se encarga de corregir los errores que comete el propio enzima al realizar su función de copiar el genoma. Cuando esta región correctora se ve afectada, en concreto en las polimerasas llamadas POLE y POLD1, aumenta mucho el riesgo de padecer cáncer, especialmente cáncer colorrectal. Esto es debido a que la falta de corrección conlleva la acumulación de mutaciones en ciertos tejidos que pueden provocar el desarrollo de un tumor.

Desde que en 2013 se describió que las mutaciones en el dominio corrector de POLE y POLD1 podían promover la aparición de tumores colorrectales, se han descrito varias familias de cáncer de colon y poliposis que presentaban este tipo de mutación. No obstante, el predominio de estas mutaciones y la afectación de otros tejidos todavía es desconocido.

Además de evaluar su prevalencia, el estudio en profundidad de las variantes identificadas ha permitido definir criterios específicos para la clasificación de variantes en los genes POLE y POLD1, lo que permite definir con mayor precisión qué variantes son patogénicas, cuáles no, y aquellas en las que aún no se puede definir su efecto.

"Estas recomendaciones para la clasificación de variantes pueden tener un impacto relevante a nivel clínico, ya que, definir de manera inequívoca el efecto patogénico de una variante es crucial para el seguimiento clínico de los portadores, ya que su riesgo a desarrollar cáncer será alto", destaca Laura Valle.

Por otra parte, los pacientes que presentan estas variantes y desarrollan cáncer suelen ser buenos candidatos para la inmunoterapia, por lo tanto, definir si la variante identificada es patogénica o no, será útil para escoger un tipo de tratamiento determinado.

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