Europa Press
22 oct 2019. 16.23H
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MADRID, 22 (EUROPA PRESS)

Los pacientes que sobreviven a una hemorragia cerebral pueden sufrir daño cerebral severo retardado causado por la hemoglobina libre, que proviene de los glóbulos rojos y daña las neuronas. Ahora, investigadores de la Universidad de Zúrich y del Hospital Universitario de Zúrich (Suiza) han descubierto que una proteína de la sangre denominada haptoglobina se une a la hemoglobina que ha sido liberada en el líquido cefalorraquídeo para prevenir ese daño.

El sangrado en el espacio entre las meninges internas y medias es potencialmente mortal. Este tipo de hemorragia cerebral es causada normalmente por pequeñas protuberancias en las arterias principales de la base del cerebro (aneurismas) que pueden estallar sin previo aviso. Un tercio de los pacientes que sufren una hemorragia de este tipo, que en una gran proporción son todavía jóvenes, mueren como resultado del aumento masivo de la presión dentro del cráneo.

"Incluso si logramos detener la hemorragia y estabilizar a los pacientes, en las primeras dos semanas después de la hemorragia puede producirse un retraso en el daño cerebral. Esto a menudo conduce a deficiencias graves o incluso puede ser fatal", explica el director del Departamento de Neurocirugía del Hospital Universitario de Zúrich, Luca Regli.

"Observamos que en los días posteriores al sangrado, la sangre acumulada se resuelve lentamente y la hemoglobina de los glóbulos rojos degradados llega al líquido cefalorraquídeo. Esta proteína, que normalmente es responsable del transporte de oxígeno, desempeña un papel importante en la aparición de daños neurológicos retardados. Usando muestras de pacientes y pruebas en ovejas, ahora hemos podido demostrar que la hemoglobina conduce a vasospasmos y penetra profundamente en el tejido cerebral, donde puede dañar directamente a las neuronas", explica otra autora, Emanuela Keller.

La sustancia que hace que la hemoglobina sea tan peligrosa es el hierro, que se encuentra en el centro de la proteína y tiene una alta propensión a sufrir reacciones químicas. Enfermedades como la malaria, en la que también se libera hemoglobina, han llevado al cuerpo humano, en el curso de la evolución, a formar su propia proteína protectora llamada haptoglobina.

En la sangre, la haptoglobina se une a la hemoglobina libre, previniendo así sus efectos tóxicos en los vasos sanguíneos y los riñones. Sin embargo, la concentración de haptoglobina en el cerebro es muy baja y no ofrece suficiente protección contra una hemorragia cerebral.

Al administrar haptoglobina purificada directamente en el líquido cefalorraquídeo de las ovejas a través de un catéter, los investigadores pudieron hacer uso de este mecanismo protector natural. "Podríamos demostrar que la haptoglobina purificada previene los vasospasmos y bloquea la penetración de la hemoglobina libre en el tejido cerebral", asegura Dominik Schaer.

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