Europa Press
18 oct 2024. 15.15H
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MADRID, 18 (EUROPA PRESS)

Científicos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa han identificado, en un modelo celular de carcinoma cervical, uno de los mecanismos que permite a las células cancerosas sobrevivir al tratamiento con doxorrubicina, el principal fármaco quimioterápico para tumores sólidos.

La quimioterapia busca destruir el ADN de las células cancerosas, superando sus defensas y provocando su muerte, sin dañar significativamente a las células sanas. Estas últimas se protegen a través de sofisticados puntos de control que regulan el crecimiento y la división celular en las diferentes fases del ciclo celular.

En el estudio publicado en 'Cell Death Discovery', los investigadores observaron mediante estudios 'in vitro' que las células malignas utilizan la proteína GRK2 para detener el ciclo celular en la fase G2 y resistir el tratamiento con doxorrubicina. Para esto, las células malignas cuentan con la colaboración de la proteína p53, un supresor tumoral esencial, además de clave para el correcto funcionamiento de los puntos de control del ciclo celular.

Más en profundidad, el mecanismo descrito consiste en que las células tumorales tratadas con doxorrubicina utilizan la unión directa de la proteína GRK2 a la subunidad reguladora de PI3K, lo que activa la proteína AKT, crucial para la supervivencia celular.

Este mecanismo fortalece el punto de control en la fase G2 y detiene el ciclo celular sin la intervención de p53. Sin embargo, la supervivencia y el crecimiento a largo plazo de estas células dependen tanto de la acumulación de GRK2 como de la presencia de p53 no mutada. Estos hallazgos implican, por tanto, que la vía GRK2/PI3K/AKT podría promover funciones protumorales del supresor tumoral p53.

Estas conclusiones permitirían el desarrollo de tratamientos que buscan aumentar la eficacia de la quimioterapia mediante el aumento de p53 y de sus efectos en la muerte celular. Sin embargo, p53 no mutado podría actuar como una espada de doble filo dependiendo de la presencia de GRK2 y de la activación de AKT.

"La presencia de p53 no mutada en el tumor no es suficiente para predecir una mejor respuesta citotóxica a la quimioterapia con antraciclinas como la doxorrubicina. En aquellos tumores en los que además hay mayor presencia de GRK2 y de activación de PI3K/AKT se podría anticipar una peor respuesta", ha explicado la científica líder del estudio, Petronila Penela, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa.

Panela ha señalado como "estrategia prometedora para aumentar la eficacia del tratamiento" la inhibición de GRK2 y AKT junto con la quimioterapia, algo que podría funcionar particularmente en tumores donde p53 no ha mutado.

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