Europa Press
01 mar 2021. 12.33H
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MADRID, 1 (EUROPA PRESS)

Investigadores del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) han desarrollado y validado dos novedosas calculadoras para predecir qué pacientes ingresados en el hospital con COVID-19 corren mayor riesgo de necesitar ventilación mecánica o de fallecer en el hospital, lo que permitiría optimizar la atención y la utilización de los recursos en los hospitales que se enfrentan a limitaciones de capacidad en las UCI.

"La información que puede predecir con exactitud la gravedad del curso clínico en el momento del ingreso en el hospital ha sido limitada", dice el autor principal, Rajeev Malhotra, cardiólogo de este hospital de Massachusetts. "Utilizando una combinación de antecedentes médicos, signos vitales y resultados de laboratorio en el momento del ingreso del paciente, desarrollamos modelos que pueden diferenciar entre el riesgo de ventilación mecánica y el riesgo de mortalidad intrahospitalaria", explica.

"Mientras que otros estudios se han centrado en los resultados hospitalarios de 30 días, nosotros hemos seguido a todos los pacientes de COVID-19 hasta el final de su curso hospitalario, ya que un número significativo de ellos son hospitalizados mucho más allá de los 30 días", especifica Malhotra.

Así las cosas, el equipo de investigación recopiló esta información clínica de 1.042 pacientes confirmados con COVID-19 que fueron ingresados en cinco hospitales del sistema sanitario 'Mass General Brigham' durante los tres primeros meses de la pandemia. Las asociaciones significativas entre los datos clínicos, hemodinámicos y de laboratorio y los criterios de valoración de la mortalidad intrahospitalaria y la ventilación mecánica proporcionaron los bloques de construcción para dichas calculadoras, dos modelos de estratificación del riesgo independientes conocidos como las puntuaciones Ventilation in COVID Estimate (VICE) y Death in COVID Estimate (DICE).

Los factores predictivos VICE descubiertos por los investigadores fueron la diabetes, la saturación de oxígeno en sangre y dos marcadores inflamatorios: La proteína C reactiva y la deshidrogenasa láctica. Los factores DICE que predecían la mortalidad eran la edad, el sexo masculino, la enfermedad coronaria, la diabetes, el índice de masa corporal, el recuento de plaquetas y una serie de marcadores inflamatorios e infecciosos.

"Al introducir los valores clínicos en estas calculadoras en línea, los médicos pueden estratificar el riesgo de los pacientes de la COVID-19 en el momento de su ingreso y determinar cuáles pueden necesitar un cuidado y un tratamiento más intensivos", afirma el autor principal, Christopher Nicholson, investigador principal del Centro de Investigación Cardiovascular del Hospital General de Massachusetts.

"Estas puntuaciones de riesgo les permiten predecir con una precisión superior al 80 por ciento, mayor que la de los modelos establecidos, los resultados de los pacientes, así como la demanda de ventiladores mecánicos y camas en la UCI, lo que podría influir en las decisiones sobre el final de la vida de los pacientes con COVID-19", reitera el experto.

LA EDAD NO ERA UN FACTOR SIGNIFICATIVO

Los investigadores se sorprendieron al comprobar que la edad no era un factor significativo para predecir si un paciente iba a necesitar ventilación mecánica. De hecho, aparte de los pacientes más jóvenes, el porcentaje de pacientes con COVID-19 hospitalizados que requerían ventilación mecánica era similar en cada década de la vida, aunque había una clara correlación entre la edad y el riesgo de muerte intrahospitalaria, con una supervivencia de sólo el 15 por ciento en los pacientes mayores de 84 años que requerían ventilación mecánica.

La edad tampoco era un factor predictivo de la duración de la ventilación. En este sentido, el estudio, publicado en 'EClinicalMedicine' de 'The Lancet', apunta a que el 59 por ciento de los pacientes del grupo de edad de 25 a 34 años necesitaron más de 14 días de ventilación, de forma similar a los grupos de mayor edad. "Nos sorprendió ver el impacto de esta enfermedad en los jóvenes ingresados en el hospital", subraya Nicholson. "Nuestros datos mostraron que tienen las mismas probabilidades de ser conectados a un ventilador mecánico que las personas mayores, y de requerir una ventilación de larga duración", apostilla el experto.

Otro hallazgo significativo del estudio fue que el uso regular de estatinas se asoció con una reducción de la mortalidad intrahospitalaria, lo que subraya los fuertes vínculos entre la COVID-19, la enfermedad cardiovascular y la inflamación. En otro hallazgo alentador, los investigadores no observaron ninguna relación entre el origen étnico minoritario de los pacientes con COVID-19 y peores resultados clínicos tras ajustar el riesgo clínico.

"Lo que hemos aprendido en general de esta enfermedad es lo diferente que es de cualquier otra que hayamos visto en la UCI", dice Malhotra, que ha manejado pacientes con COVID en la unidad de cuidados intensivos cardíacos del MGH durante el último año. "Por esa razón, nos centramos en desarrollar un enfoque novedoso para evaluar y predecir los resultados con nuestra calculadora de estratificación del riesgo", concluye.

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