Europa Press
16 jul 2024. 17.01H
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MADRID, 16 (EUROPA PRESS)

Contracciones, edemas o infecciones urinarias son algunas de las principales molestias que aparecen por el calor durante el embarazo, por lo que se aconseja que las mujeres embarazadas tomen precauciones específicas, según ha señalado el jefe de Obstetricia del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Sanitas CIMA, Ignasi Segura.

Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer trabaja para mantener el equilibrio térmico y proteger al feto en desarrollo. Sin embargo, el calor excesivo puede dificultar este proceso, provocando deshidratación, estrés térmico y, en casos extremos, complicaciones graves como parto prematuro o preeclampsia. "El calor extremo puede afectar la termorregulación del cuerpo, haciendo que las mujeres embarazadas sean más susceptibles a la deshidratación y otros problemas de salud", ha explicado Segura.

Según ha comentado el especialista, el calor aumenta el riesgo de deshidratación, que puede generar contracciones prematuras y reducir el líquido amniótico. Para prevenirlo, es necesario ingerir abundante agua y evitar actividad física durante las olas de calor. Asimismo, la exposición a temperaturas altas empeora la retención de líquidos, generando edemas en piernas y pies y aumentando el malestar general, por lo que se debe descansar con las piernas elevadas y utilizar ropa ligera y transpirable para aliviar estos posibles síntomas.

Por otra parte, Segura ha señalado que es común desarrollar infecciones urinarias durante los meses de verano, que son más incipientes durante el embarazo, por lo que es preciso mantener una correcta hidratación y realizar revisiones regulares. La deshidratación, la elevación del cortisol, la reducción de la actividad física por las altas temperaturas y los cambios en la dieta también pueden dificultar el control de los niveles de azúcar en la sangre y producir diabetes gestacional.

Para evitar los efectos adversos del calor, Segura y la nutricionista de Blua Sanitas Ingrid Daniele han sugerido seguir una serie de recomendaciones. Entre ellas, han señalado ingerir al menos 2-3 litros de agua al día y evitar bebidas azucaradas o con cafeína para mantenerse hidratado, así como usar ropa ligera, de colores claros y materiales que permitan la transpiración.

Además, han instado a intensificar las revisiones médicas para monitorear la salud de la madre y del bebé y han recomendado consumir alimentos frescos y ricos en vitaminas, minerales y fibra para asegurar una nutrición adecuada y fortalecer el sistema inmunológico.

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