Europa Press
07 dic 2023. 17.21H
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MADRID, 7 (EUROPA PRESS)

Casi el 50 por ciento de los adolescentes y jóvenes españoles entre 16 y 29 años declaran no haber recibido educación sexual de calidad ni por parte de sus familias, un 50,1 por ciento, ni en su centro escolar, un 45,9 por ciento, según revela un estudio de la Fundación FAD Juventud.

El estudio 'Juventud y pornografía en la era digital. Consumo, percepción y efectos' tiene como objetivo generar conocimiento sobre el consumo y las actitudes ante la pornografía de adolescentes y jóvenes, así como sus implicaciones como agente de socialización y de educación afectivo-sexual. De metodología mixta, ha contado con 4 entrevistas en profundidad a personas expertas en sexualidad y una encuesta 'on line' a 1.259 jóvenes de entre 16 y 29 años.

De esta manera, el estudio relaciona la falta de información y orientación en los jóvenes con el consumo de porno. De hecho, dos de cada diez creen que es un recurso útil para su educación sexual; el 56,1 por ciento afirma que le ayuda a conocer y comprender mejor el sexo, mientras que un 49,65 por ciento lo utiliza como fuente de inspiración

Las consecuencias negativas del consumo de pornografía residen en que el 37 por ciento afirma que el porno provoca que se creen una imagen falsa sobre cómo es el sexo realmente; el 31 por ciento cree que contribuye a generar fantasías sexuales en las que se ejerce o se recibe violencia; y casi el 36 por ciento afirma que incita a mantener relaciones sin preservativo.

Estos datos indican que el consumo de pornografía afecta al desarrollo sexual adolescente e impacta en su forma de entender la sexualidad. Por otra parte, la tecnología ha hecho que la pornografía sea más accesible, anónima e interactiva y se ha convertido en una pieza más del aprendizaje de la sexualidad adolescente, que afecta a su forma de relacionarse y puede derivar en conductas de riesgo o nocivas.

"El peligro es que su sexualidad, que se forma a edades tempranas, asuma como normales comportamientos agresivos, violentos, de riesgo o degradantes para las mujeres. Si no empezamos a incorporar de forma más decidida la educación afectivo- sexual en la familia y en el currículo escolar les estamos dejando a merced del porno", afirma la directora general de Fad Juventud, Beatriz Fernández Padura.

"Es fundamental que les acompañemos en el desarrollo de su sexualidad de forma clara, que puedan contar con referentes como fuente de información veraz y confiable, que no sea un tema tabú o incómodo que evitemos".

CONSUMO DE PORNO

El 45 por ciento de adolescentes y jóvenes declara que tuvo contacto por primera vez con la pornografía alrededor de los 13 años. Accedieron a este tipo de contenidos porque sus amigos o amigas se lo facilitaron (4 de cada 10 lo afirma) o porque se lo encontraron sin buscarlo (otros 4 de cada 10). Lo cual concuerda con que casi 8 de cada 10 jóvenes dice que fue fácil acceder a contenidos pornográficos por primera vez.

Después del primer contacto, el grupo de pares legitima el acceso, casi "como un rito de paso", como indican las personas expertas consultadas, y, en adelante, el consumo se produce principalmente en soledad (el 84,2 por ciento así lo declara), según chicos y chicas. Así, se llega a que el 62,5 por ciento de jóvenes de 16 a 29 años residentes en España afirma que consume pornografía en mayor o menor medida.

Sobre el tipo de contenidos consumidos, el 45,6 por ciento de adolescentes y jóvenes consume productos que muestran desnudos integrales y actos sexuales explícitos con mucha o cierta frecuencia. Le siguen los contenidos con desnudos integrales, pero sin actos sexuales explícitos, que afirma consumir frecuentemente el 30,7 por ciento; y los contenidos eróticos, que son consumidos a menudo por el 30 por ciento, sin desnudos ni sexo explícito.

Respecto a los contenidos a los que además se les suma violencia física o verbal, son vistos con asiduidad por el 24,7 por ciento de las y los jóvenes consumidores de porno y un 16,6 por ciento reconoce que consume porno con alta violencia y humillaciones con mucha o cierta frecuencia. En este último caso, el de los contenidos altamente violentos y denigrantes, es el único donde hay más jóvenes que dicen no consumirlo que lo contrario.

Respecto a sus motivaciones, el 46,4 por ciento afirman que la masturbación es el principal motivo para ver porno. Excitarse (36,7 por ciento) o divertirse (19,5 por ciento) también son factores influyentes, al igual que el consumo para reducir estrés, ansiedad o frustración (21,1 por ciento). Otros aspectos menos influyentes son la curiosidad (17,2 por ciento), descubrir gustos (16 por ciento) o aprender sobre sexo (11,8 por ciento).

IMPLICACIONES DEL PORNO EN SUS VIDAS

La mitad de jóvenes cree que ve demasiada pornografía (16,5 por ciento cree que le pasa con mucha frecuencia o a menudo) y reconoce que ha intentado reducir el consumo sin éxito (22,9 por ciento le pasa con mucha frecuencia o a menudo).

Hasta un 40 por ciento afirma que ver porno afecta negativamente a ámbitos importantes de sus vidas y alrededor de un 35 por ciento ha dejado de hacer cosas que le interesan por hacerlo (14,1 por ciento con frecuencia). Hasta un 30 por ciento reconoce que en algún momento ha tenido problemas con su entorno por ver porno (10,7 por ciento le pasa con frecuencia) o se siente mal cuando no puede verlo (12,8 por ciento con frecuencia).

Además de que aproximadamente 1 de cada 3 jóvenes cree que la pornografía puede fomentar un menor uso del preservativo y generar fantasías sexuales en las que se ejerce o recibe violencia, para más del 3 por ciento hay relación entre el consumo de pornografía y presionar a otras personas para tener sexo o realizar determinas prácticas sexuales. Además, el 28,2 por ciento de chicos y chicas cree que hay un efecto explícito del porno en la reproducción de la violencia.

PORNO Y VIOLENCIA

La juventud percibe una gran presencia de violencia en la pornografía. Aproximadamente 1 de cada 3 afirma que es habitual encontrarse con: violencia física (38,4 por ciento), machismo y misoginia (34,8 por ciento) o violaciones o abuso sexual (33,3 por ciento). 1 de cada 4 cree que los contenidos discriminatorios, violentos y denigrantes no son habituales.

Chicos y chicas tienen una visión muy diferente sobre la violencia contra las mujeres y la pornografía; ellas son más críticas y creen que hay mucha mayor vinculación entre porno y violencia. Según aumenta la edad aumenta también la concienciación en torno a la violencia sexual y la situación de discriminación sufrida por las mujeres en el porno.

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