Europa Press
20 oct 2020. 19.19H
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Defiende la necesidad de que la "conciencia ecológica" de los jóvenes cambie un modelo de consumo "que es casi una droga"

VALÈNCIA, 20 (EUROPA PRESS)

El investigador y fundador del Centro de Regulación Genómica (CRG), Miguel Beato del Rosal, ha manifestado este martes, tras ser reconocido con el premio Jaume I de Investigación Médica, que hay "un problema de actitud frente a la investigación", porque esta "no da resultados inmediatos sino a medio plazo y la política tiene muy poca perspectiva".

Beato del Rosal, en declaraciones a Europa Press, ha destacado que el galardón, por un lado, reconoce los proyectos que ha llevado a cabo tras dejar de ser director del CRG y volver a sus laboratorios en 2015. "Mi impresión es que lo más importante de mi vida lo he sacado en estos últimos cinco años", ha afirmado.

Ha detallado que logró el "descubrimiento de una nueva vía de síntesis de ATP en el ciclo del metabolismo de ácidos nucleicos", que "hasta ahora no se había descrito", y que tiene "importancia para el cáncer y para la reparación del daño, con "la posibilidad de desarrollar fármacos específicos que inhiban la síntesis de ATP".

Por otro lado, cree que el premio Jaume I reconoce "lo que significa el CRG para la investigación biomédica en España", una institución "bastante escepcional" porque sigue un modelo que acoge a jefes de laboratorio cuyos contratos se evalúan cada cuatro años y no pueden estar en la institución más de nueve. "Este concepto hace que siempre estemos reclutando gente y venga nueva energía", ha indicado, antes de señalar que "los jóvenes reconocen la confianza que se les da al apoyarlos desde que lleguen" y que les permite "poder saltar desde el CRT a posiciones más estables".

"UNA SITUACIÓN COMPLICADÍSIMA" PARA LOS JÓVENES Preguntado, precisamente, por la coyuntura a la que se enfrentan los investigadores jóvenes en el país, ha advertido que "en España están en una situación complicadísima". Aunque considera que el modelo del CRG es "muy bueno", se "crea una situación difícil" para los científicos porque "fuera no es fácil encontrar posiciones en España".

A su juicio, España "a pesar de los muchos premios que da a la ciencia, dedica muy poco a la investigación" y se sitúa "a la cola de Europa en el porcentaje del PIB que dedica a investigación". En términos de cantidad, Alemania dedica "diez veces más" recursos, ha lamentado.

"No se dan cuenta de que los países ricos no invierten en investigación porque son ricos, sino que son ricos porque invierten en investigación", ha recalcado, antes de enfatizar que la "innovación de convierte luego en fuentes de ingresos". "Eso aquí no lo han entendido, se creen que la investigación es un lujo y, con esa visión, no invierten. Cuando hay una crisis, lo primero que recortan es en investigación", ha criticado.

A su juicio, hay un "problema de actitud frente a la investigación". "El problema es que no da resultados inmediatos sino a medio plazo y la política tiene muy poca perspectiva, son cuatro años hasta las próximas elecciones y tienen que medir hasta las elecciones, cuando la investigación lo que da son resultados sostenibles".

"MÁS RAZÓN QUE SENTIMIENTO"

En esta línea, ha asegurado que fomentar la inversión en investigación, además, "hace que los problemas sociales, sanitarios y políticos" se aborden "con más razón que sentimiento".

"Aquí, se decide mucho por las emociones y no por el pensamiento equilibrado de la ciencia, de pensar, evaluar, criticar la propia actuación, las propias ideas" y "ser capaces de cambiarlas porque estaban equivocadas". "Eso aquí es básicamente imposible", ha lamentado, antes de lamentar que hay "una actitud visceral" y, "por eso, esas confrontaciones tan fuertes entre los políticos". En su opinión, "eso no va a cambiar hasta dentro de muchas generaciones".

UN CAMBIO A TRAVÉS DE LA CONCIENCIA ECOLÓGICA

Preguntado por si, en este sentido, cree que la crisis del coronavirus puede propiciar un cambio en la mentalidad de la sociedad, ha explicado que "es muy difícil escapar de la fiebre del consumismo" y que "la gente está habituada a la mentalidad de gastar y tirar y renovar continuamente".

"Yo creo que va a ser importante, para cambiar, la conciencia ecológica en los términos que supone la destrucción de la naturaleza. Tengo más fe en eso que en una visión por el tratamiento de la pandemia", ha señalado.

No obstante, ha añadido que "lo bueno es que la ayuda de Europa está condicionada a que las inversiones se hagan en una economía más respetuosa con la naturaleza" y "se nos va a obligar aunque no queramos".

El investigador ve una "oportunidad" en el hecho de que los "jóvenes tienen una conciencia muy claro de que ese es el tema más importante, más importante que la pandemia, que se olvida rápido y se vuelve al superconsumo".

"El problema ecológico --ha advertido-- no va a cambiar, van a seguir catástrofes cada vez mayores, sequías, terremotos, inundaciones... Y eso hace peligrar realmente el futuro de los jóvenes y ellos se han dado cuenta. Yo creo que la ecología puede ser lo que implique el cambio, pero quizás es una esperanza un poco ingenua. Este tipo de consumo es adictivo, casi como una droga, por eso es muy difícil escapar de esto", ha concluido.

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