Europa Press
28 oct 2019. 13.49H
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MADRID, 28 (EUROPA PRESS)

Arritmias como la fibrilación auricular, la adopción de hábitos de vida poco saludables y el incremento de la incidencia de hipertensión arterial parecen ser la causa del incremento de casos de ictus en personas jóvenes, según ha explicado la jefa de Servicio de Neurología de HM Hospitales en Madrid, Marta Ochoa Mulas.

La fibrilación auricular es una arritmia muy frecuente entre la población general que incrementa hasta en cinco veces el riesgo de sufrir un ictus y que, a menudo, permanece asintomática. "Por ello es fundamental el diagnóstico precoz de esta enfermedad y la instauración de un tratamiento adecuado con anticoagulantes", indica la especialista.

Asimismo, los expertos quieren llamar la atención sobre los factores de riesgo del ictus, ya que la obesidad, el sedentarismo, la hipertensión arterial, la diabetes y la dislipemia se asocian a un mayor número de casos, mientras que una dieta adecuada, el abandono del tabaco y del alcohol y el ejercicio físico pueden ser importantes aliados para prevenirlos.

Otro factor de riesgo es el hecho de haber tenido ya un ictus. El 10% de los pacientes sufren un nuevo episodio durante el primer año y a partir del segundo el riesgo de recurrencia es de un 5% anual, por lo que es esencial llevar un control muy estricto de todos los factores de riesgo vasculares si se ha sufrido un ictus.

"El pronóstico del paciente con ictus depende de varios aspectos, entre ellos, del tamaño y la localización de la lesión. La edad y el origen embólico del ictus son factores negativos, aunque no se puede decir que en gente joven el pronóstico siempre sea bueno", explica la Dra. Ochoa.

La neuróloga de HM Hospitales explica que en las últimas décadas se han incorporado varios tratamientos efectivos en la fase aguda, como la fibrinólisis intravenosa, "que administrada en las 4,5 primeras horas del ictus mejora en más de una 30% la recuperación". Más recientes son las técnicas endovasculares, como la trombectomi*a mecánica, que permiten tratar a determinados pacientes durante un plazo mayor de tiempo y puede aplicarse en ciertos casos que no han respondido a la terapia intravenosa.

En cualquier caso, ante un ictus lo más importante es actuar rápidamente. Las señales de alerta aparecen de forma inmediata y con la misma inmediatez debemos reaccionar. Síntomas como notar que se 'cae' un lado de la cara, pérdida de fuerza o sensibilidad en un lado del cuerpo, dificultad para hablar o entender o alteraciones de la visión pueden alertar de un accidente cerebrovascular.

En estos casos, el tiempo es muy importante, por lo que se debe avisar inmediatamente al 112, incluso aunque los síntomas cedan al cabo de unos minutos, ya que puede tratarse de un ictus transitorio que posteriormente dé lugar a un nuevo episodio. La rapidez puede además de salvar vidas, prevenir secuelas que resultarían muy discapacitantes para el paciente y afectar a su calidad de vida en el futuro.

En España se produce un ictus cada seis minutos. Este factor, entre otros, hace que sea ya la primera causa de muerte entre las mujeres españolas y la segunda entre los varones. El 20% de la población por encima de 65 años se ha visto afectada por algún accidente cerebrovascular y cada vez son más los casos entre los menores de 50 años.

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