Uno de cada tres adultos ha utilizado al menos una aplicación de salud en un año. Así lo ha revelado una encuesta entre mil usuarios de móviles de toda España que se ha dado a conocer con motivo del I Hackathon Nacional de Salud, organizado por la agencia COM Salud y la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES).
La encuesta revela que las mujeres utilizan más las 'apps' de salud que los hombres (36 por ciento contra 31 por ciento) y aunque los más jóvenes son los que más aplicaciones relacionadas con la salud confiesan emplear, hay un repunte de uso a partir de los 60 años, con un 35 por ciento.
“Todos necesitamos en algún momento alguna aplicación para ayudarnos a mantener hábitos de vida saludables, prevenir patologías, llevar un control de una enfermedad o incluso formarnos en salud”, explica Carlos Mateos, director de COM Salud y coordinador del Hackathon de Salud.
El encuentro también ha permitido presentar una gran cantidad de proyectos digitales que están relacionados con la salud y tienen un perfil de juego. En este sentido, se busca formar en hábitos saludables y rehabilitar a pacientes a través del entretenimiento. La asociación Psoriasis en Red trabajará, por ejemplo, en el desarrollo de una app tipo wikipedia en psoriasis con información útil y con elementos lúdicos para motivar a los pacientes, pero no son los únicos.
Un equipo multidisciplinar desarrollará una aplicación de mindfulness para Personas con Alta Sensibilidad (PAS); otro tiene como objetivo el desarrollo de bebés a través del móvil; y el resto de proyectos se dividen entre promoción de hábitos saludables, ayuda a la labor de profesionales sanitarios y control de pacientes crónicos en patologías como diabetes, asma y epilepsia.
Para el doctor Sergio Vañó, presidente de la AIES, “las apps de salud permiten mejorar procesos asistenciales, disminuyendo errores y optimizando los recursos. A nivel de pacientes, consiguen mejorar la educación sanitaria, los estilos de vida y mejorar el estado de salud”. Sin embargo, cuando las aplicaciones se utilizan para ayudar al profesional sanitario al diagnóstico o tratamiento deben considerarse dispositivos médicos (medical devices), como explica la doctora Myriam Calle, coordinadora científica del Observatorio Epoc de la Separ.
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