Javier Barbado. Madrid
Tres especies bacterianas agrupadas con el apelativo de ‘complejo rojo’ (Treponema dentícola, Tannerella forsythensis y Porphyromonas gingivalis) se han asociado a la Enfermedad de Alzheimer y han abierto nuevas posibilidades en su diagnóstico y tratamiento, tal como ocurrió hace veinte años con Helicobacter pylori y la úlcera de estómago, solo que, por el momento, la relación directa dista de estar demostrada.
El biólogo Antonio Navarro.
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Con todo, la compañía Inycom Biotech ha presentado un innovador proyecto, en el Foro de Emprendedores celebrado en Barcelona y que organiza cada año la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin), que consiste en obtener muestras de suero y otros componentes biológicos del paciente para detectar antígenos de alguna de las tres especies bacterianas mencionadas, de modo que sea posible anticipar el diagnóstico del alzhéimer por esa vía, o bien, en quienes ya lo padecen, tratar la infección, según ha explicado a Redacción Médica el biólogo de esta empresa Antonio Navarro.
De acuerdo con este científico, los tres microorganismos están presentes en infecciones periodontales que a menudo padecen los enfermos de alzhéimer y que se manifiestan de forma específica en pérdida de los sentidos del gusto y olfato, con toda probabilidad por la agresión bacteriana a los nervios trigémino y ganglios maxilares; además, se han aislado algunas especies bacterianas vivas del género Treponema a partir de biopsias practicadas a cadáveres de enfermos de alzhéimer, de modo que, de un tiempo a esta parte, el ‘complejo rojo’ ha aparecido en múltiples publicaciones científicas asociado a la patología del sistema nervioso.
El ‘microbioma’ como marcador
La idea de Inycom Biotech se fundamenta, en efecto, en la creciente relación del microbioma (o conjunto de microorganismos que cohabitan en el huésped o paciente) con la aparición o agravamiento de enfermedades.
Aparte de Helicobacter pylori, otro ejemplo señalado por Navarro es el de la propia Porphyromonas gingivalis, bacteria que secreta una enzima capaz de producir cambios moleculares en las proteínas del portador y ocasionar daños sistémicos autoinmunes.
En cuanto al alzhéimer, se ha descubierto una gran similitud morfológica cerebral con las personas que padecen demencia sifilítica y neuroborreliosis, ambas enfermedades infecciosas. Además de los síntomas –ha precisado Navarro– se han probado similitudes anatomopatológicas en las placas seniles y en los ovillos neurofibrilares del tejido nervioso de pacientes con alzhéimer y esas otras patologías de origen infeccioso.