La
tecnología sanitaria española ha demostrado, más si cabe durante la
crisis sanitaria provocada por el
coronavirus Covid-19, que es es un sector esencial y estratégico, motor de innovación y ámbito empresarial clave en la resolución de los
principales retos sanitarios. Si bien, uno de sus principales retos es impulsar su internacionalización y hacer que los productos sanitarios
'made in Spain' sean un referente fuera de nuestras fronteras. Un campo en el que todavía hay barreras y con mucho
camino por recorrer.
De hecho, en 2021 el Departamento de Internacional de la
Federación de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) ha cumplido 25 años, un tiempo en el que ha trabajado para aumentar la presencia de las empresas del sector en distintos mercados. Así, la marca española de tecnología sanitaria tiene su propio nombre:
'Healthcare Technology from Spain'.
Para intentar dar respuesta a cómo se puede
impulsar la fabricación en España de productos sanitarios y su
internacionalización, así como atraer empresas extranjeras del sector o determinar qué acciones deben emprender empresas y Administración,
Redacción Médica ha organizado un debate con
tres expertos en la materia.
¿Cómo se encuentra el sector de fabricación de tecnología sanitaria en España en comparación con los países del entorno? ¿Es lo suficientemente competente a nivel internacional?
Jesús Centenera aborda la situación del sector de la tecnología sanitaria y su nivel de competitividad en el mercado exterior.
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Jesús Centenera, socio director de Agerón Internacional: El sector es potente. Genera
empleo de calidad, invierte en I+D+i y exporta a todos los mercados, lo que demuestra que tiene una gran capacidad para competir en mercados exteriores, algunos muy difíciles como
Alemania y Estados Unidos. España lo hace en igualdad de condiciones y muchas veces de forma muy competitiva, si bien esto no quita que haya áreas de mejora.
José María Blasco, director de la división de Sanidad del ICEX: La situación en España es similar a la de otros países del entorno. El
Covid-19 ha provocado una ola de internacionalización en todos los sectores y particularmente en el de la tecnología sanitaria. Ahora bien, cuando hablamos de si es competitivo a nivel internacional, hay que preguntarse qué pasa cuando dos países eliminan los
aranceles y en ese caso cuál exporta más. Es verdad que ahora eso no se ha producido, pero sí ha habido una coyuntura económica en la que España ha aumentado su
déficit exterior en tecnología sanitaria.
En todo caso, la visión es positiva. El sector ha respondido bien a esta nueva ola de internacionalización, entendida no solo como exportación. Hablamos de atracción de inversión, de talento, cooperación tecnológica y
tender puentes entre los ecosistemas emprendedores y tecnológicos. España está preparada.
Luis Adot, presidente del Sector de Fabricantes, Exportadores y Pymes de Fenin: El sector está muy activo pero, si nos atenemos a la realidad, es deficitario en cuanto a productos. Es decir, no hay muchas plantas en España que estén produciendo productos sanitarios. Además, falta producir más
alta tecnología. Así, con respecto a otros países europeos, estamos en desventaja.
En cuanto a si somos competitivos, España lo está haciendo muy bien. Competimos a nivel internacional con todas las empresas, de ahí que sea el momento oportuno para
atraer a más compañías.
¿Cuáles son las barreras que limitan la competitividad en el exterior del sector de tecnologías sanitarias español?
Luis Adot explica cómo beneficia al sistema sanitario español el impulso de la internacionalización del sector de la tecnología sanitaria.
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Luis Adot: Fenin ha realizado un estudio este año en el que los asociados han respondido que la mayor necesidad para ello es
la financiación. En el sector no solo hay multinacionales, hay muchas empresas de tamaño mediano y pequeño que no tienen músculo financiero con difícil acceso a la financiación.
Otro tema clave es
la burocracia, que en España es demasiado exigente y se debe relajar. No estamos pidiendo que pueda entrar cualquiera, sino buscar un equilibrio entre lo que necesita la Administración para certificar productos y el control de seguimiento que hay que hacer. En tercer lugar, están
los precios: somos caros para ser competitivos.
Jesús Centenera: El problema financiero es importante. Dar financiación no es solo subvenciones sin más, es que muchas empresas necesitan ganar tamaño para competir fuera. El tema de la burocracia ha mejorado mucho, pero se debe seguir avanzando. Hay otro punto más que está de fondo: que en los
concursos públicos muchas veces se primaba excesivamente el coste. En este sentido, una de las peticiones más frecuentes del sector tiene que ver von que en las licitaciones públicas se valore también la calidad y el aporte de
valor añadido mucho más allá del elemento
puramente economicista.
José María Blasco: Una de las barreras que limitan la competitividad es
el tamaño de la empresa española, que no facilita su salida al exterior en general, y en particular en el sector de la tecnología sanitaria. Sin duda, el coste regulatorio y de certificación en algunos países también afecta y se convierte en una barrera. Pero ésta puede convertirse en una oportunidad si se elige un buen socio local,
tener un ‘partner’ para desarrollar la internacionalización de una empresa española de tecnología sanitaria en un determinado país es clave.
Finalmente, hay que hablar de una
combinación de precio e innovación. Explicar que la combinación de ambos ofrece un producto en términos de tecnología sanitaria que trabajará más la imagen de España en el extranjero. Ahí está la labor que fortalecería la imagen de
‘made in Spain’.
Jesús Centenera: En la parte de
barreras externas, la flexibilidad en la homologación, los registros y las certificaciones han sido una petición histórica del sector. Luego está la cuestión de la concentración de mercados, y es que fundamentalmente se exporta a Europa. Debemos hacer entre todos un esfuerzo para que las empresas sean capaces de
llegar a otros países.
José María Blasco: El caso de Singapur puede servir como referencia para hablar sobre los costes de certificación y de las distintas regularizaciones en los países. Hace dos años entró en vigor entre la
Unión Europea y Singapur un acuerdo de libre comercio que quitaba los aranceles. De esta forma, todo proceso europeo era asimilable en Singapur. Pero no nos podemos quedar solo con el acuerdo, hay que trabajarlo de
forma estratégica.
Por otra parte, el coronavirus ha sido fatal pero nos ha ayudado a
reinventarnos. Trabajar en época covid permite hacerlo virtualmente y eso posibilita 'meterse' en varios países y apostar más por la internacionalización.
Luis Adot: Además, cada vez hay más
países proteccionistas con su producto. Lo detectamos a la hora de registrar productos, algo que está empezando a ser muy difícil y conlleva que crezcan los departamentos de asuntos regulatorios. Estamos contratando a muchísima gente, algo que hace cinco años era impensable, hasta el punto de tener el doble de personas trabajando en este departamento. Las empresas grandes lo pueden soportar, pero las pequeñas no.
Las barreras que frenan el impulso de las empresas españolas de tecnología en el exterior, una clave del debate.
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¿Cómo afecta a la internacionalización la desindustrialización y la deslocalización de gran parte del tejido productivo en España?
Luis Adot: Afecta a que
somos deficitarios. Tenemos una balanza de pagos deficitaria: importamos bastante más de lo que exportamos, a pesar de que hemos multiplicado por cuatro este último apartado en veinte años. Desde este punto, la desindustrialización afecta a la imagen de marca, porque España no es conocida como un país productor de tecnología sanitaria. En esto hay que trabajar, en impulsar la marca
Healthcare Technology from Spain.
José María Blasco: La
deslocalización y la desindustrialización eliminan oportunidades para la internacionalización. En este punto entra el tema de la ruptura de las cadenas de suministro. Es un elemento nuevo que se ha incorporado con la
crisis del covid y si a eso le sumamos la desindustrialización y deslocalización, son muchos problemas a la vez.
Jesús Centenera: La desindustrialización preocupa desde hace muchos años. Pero, si se pone en positivo, es cierto que se fomenta la cooperación entre empresas y se generan alianzas estratégicas e intercambio de información. Es verdad que ha habido deslocalización y que se dice ‘esto lo puedo
fabricar más barato en otro lado’, pero si el capital, el diseño y la ingeniería siguen siendo españoles, bienvenido sea. Además, las dos pinzas que también están machacando al sector son la subida de los
precios energéticos y la irrupción de las
cadenas logísticas.
¿Cómo es de complejo para una empresa de tecnología sanitaria española impulsarse hacia el exterior? ¿Hacen falta más incentivos, como ventajas fiscales o nuevas fórmulas de contratación?
José María Blasco detalla las barreras a las que se enfrentan las empresas españolas a la hora de producir fuera de nuestras fronteras.
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José María Blasco: La estrategia de la tecnología sanitaria española para salir fuera se puede delimitar con tres aspectos. El primero es
el informativo, es decir, ¿qué ocurre en el mercado al que quiero ir?, ¿a qué mercado debo ir?, ¿cómo entro a este mercado? y ¿cómo debo vender? El problema informativo que existe es parte de la complejidad.
El segundo es
la promoción. ¿Cómo hago promoción de mi producto una vez que ya he solucionado temas informativos y ya sé que ese es mi mercado? , ¿voy a ferias o necesito otras actividades de valor añadido? Y esto se une con la tercera pata, que es la
parte institucional, un apoyo que a veces falta.
Jesús Centenera: Estoy de acuerdo, lo que hace
falta sobre todo es información y curiosamente las empresas se quejan poco de esta escasez. Tiene que haber más seminarios y actividades conjuntas. Cuando una empresa sabe cómo funcionan los mercados trabaja de forma muy distinta.
Luis Adot: La complejidad es relativa. Para muchas empresas exportar no es complejo porque llevan muchos años haciéndolo y porque tienen
mayor dimensión. Pero si nos centramos en el sector de la tecnología sanitaria española, donde el tejido productivo está formado por pymes, para éstas es muy complejo salir al mercado exterior. Necesitan ir de la mano de asociaciones empresariales como
Fenin y de la Administración.
Hace falta
trabajar conjuntamente y colaborar con la Administración, algo que Fenin ya está haciendo. En cuanto a las subvenciones, son necesarias, y todas las empresas del sector las agradecen.
El apoyo de la Administración, clave para impulsar la tecnología sanitaria española
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¿Es necesario un marco estable de colaboración público- privada?
José María Blasco: El
plan sectorial que tiene ICEX con Fenin debe ser un ejemplo de colaboración público-privada vinculada a internacionalización. Un pequeño apunte sobre financiación: ICEX ha sido poco agraciado con los Fondos Europeos, pero una parte importante le corresponde a la división de Sanidad para tender puentes y crear programas de inversión en los ecosistemas internacionales de referencia para
‘startups’ españolas. Es decir, queremos tender un puente tecnológico entre el ecosistema español y ecosistemas extranjeros.
En el pasado, en lo que a financiación se refiere, el sector sanitario no estaba dentro de las prioridades. Ahora la tecnología sanitaria
empieza a ser más importante y se están valorando proyectos para financiarlos
Luis Adot: Existe desde hace muchos años la colaboración para la internacionalización de nuestro sector, en este caso con ICEX. Ha dado sus frutos, en el sentido que ha crecido la exportación del sector y el número de empresas que exportan. Pero la
colaboración público-privada es fundamental para crecer y atraer talento. Es un sector en el que se van a crear nuevos productos y se van a innovar los actuales, va a haber oportunidades y se va a necesitar de mucha ayuda.
Jesús Centenera: El sector siempre ha estado muy concentrado en
Madrid y en
Cataluña. Lo que ha pasado en los últimos años es que se ha desarrollado más en
Comunidad Valenciana, Andalucía, Aragón y País Vasco. Además, han aumentado los clústers de colaboración, un trabajo que ha permitido que en determinadas zonas se desarrollen pequeñas empresas y aumente la base.
En el ámbito internacional se pueden hacer muchas cosas. Hay mucho recorrido por hacer y no hay que olvidar que los mercados son dinámicos, que países que antes no hacían nada ahora están compitiendo. Como el mercado se mueve, hay que hacer las cosas bien: primero con coordinación entre las empresas del sector; luego a través de Fenin e ICEX; con clústers; y hasta
la cooperación institucional con las oficinas comerciales.
Jesús Centenera, José María Blasco y Luis Adot durante un momento de la mesa redonda.
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Impulsar la internacionalización, ¿cómo beneficia al país? ¿Y a las empresas de tecnología sanitaria en cuanto a empleo, riqueza, I+D+i, etc?
José María Blasco: La internacionalización tiene una extensión positiva que, aunque tangencialmente no se pueda ver, ha calado. Salir fuera, más allá del incremento de las ventas, beneficia tanto a las empresas como al país a muchos niveles: en la transferencia de
tecnología, aprendizaje, bajadas de precios, generación de menos dependencia e incremento de los beneficios. Las empresas se han dado cuenta de ello y cada vez más cuentan con
estrategias de internacionalización. Aunque es verdad que no todas, cada vez son más.
Un ejemplo es Singapur, donde el porcentaje del
PIB que se destina al sector salud es clave. Y se están creando centros sanitarios con empresas españolas que venden equipamientos oncológicos a los mejores hospitales. Y ya hay grandes hospitales privados singapurenses que se plantean
sustituir tecnología americana por española.
Jesús Centenera: No solo es que se genera dinero, sino también se crea empleo de calidad. Si eres capaz de crear empleo de calidad es muy difícil que te sustituyan. Porque siempre va a haber países que fabriquen más barato, pero cuanto
más valor añadido tengas, más difícil se lo pones a la competencia. Además, hay otro factor adicional, que es la logística. Fomentar que haya más valor añadido en los productos, pero sobre todo ese empleo de calidad es la clave.
Luis Adot: La internacionalización es fundamental. En el sector de tecnología sanitaria, sin internacionalización las empresas no pueden crecer. La internacionalización
da riqueza y es muy necesaria para todos.
José María Blasco: Hay que aprovechar que ahora, por la crisis, la tecnología sanitaria está en el punto de mira. Hay que terminar de
dar ese salto, tanto mirando hacia dentro como hacia fuera. Y sobre todo hay que impulsar la sanidad digital, que abre
enormes oportunidades para ese tipo de empresas y es una nueva oportunidad de negocio. Se trata de unir fuerzas y explotar esas oportunidades para que se beneficien
todas las empresas.
El sector tiene ahora oportunidades de futuro "que hay que saber aprovechar"
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Conclusiones del debate
Luis Adot: El sector tiene muchas
oportunidades de futuro que hay que aprovechar. Este aprovechamiento tiene que hacerse por parte de las empresas y de la Administración. Hay que apostar por la calidad y por la alta tecnología. Es la única forma de ganar en competitividad frente a tener que competir contra el bajo precio, un campo para el que no estamos preparados.
José María Blasco: Unámonos todos, asociaciones, Administración, comercial española y expertos en beneficio de las empresas, ya sean
españolas o extranjeras que aportan valor añadido a nuestro país.
Jesús Centenera: El balance general del sector de
tecnología sanitaria española es positivo, pero sigue siendo muy complejo exportar, por lo que tenemos que
seguir trabajando. Hay que
estar orgullosos de todo lo que hemos avanzado pero no decir que está todo hecho, pues queda mucho partido por delante.
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