Un equipo liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado un
dispositivo inteligente basado en una batería de papel que facilita el
diagnóstico de la fibrosis quística. Se trata de un mecanismo similar a un parche o tirita.
El dispositivo
consiste en un parche para la piel, una batería y un sensor, que generan más o menos potencia según la conductividad del líquido con el que se moja. Cuando entra en contacto con un líquido, el sistema activa la reacción electroquímica de los electrodos. Si el líquido analizado es más conductor, es decir, más salado, el dispositivo genera más potencia; si es menos conductor (menos salado), genera menos.
La enfermedad, que en España padecen alrededor de 2.500 personas,
suele diagnosticarse durante un análisis del sudor que, en los pacientes afectados por la enfermedad, es
más salado de lo normal.
La fibrosis quística suele diagnosticarse durante un análisis del sudor, en los pacientes afectados por la enfermedad, es más salado de lo normal
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Los investigadores comprobaron primero el principio de operación con la medición del comportamiento de la batería de papel al ser activada con soluciones salinas de distintas conductividades. "Con esto demostramos que la batería era sensible en el rango de conductividades deseado y éramos
capaces de distinguir la diferencia entre más salado y menos", ha explicado el investigador del CSIC Juan Pablo Esquivel.
Finalmente, dieron con el diseño definitivo del dispositivo, que consiste en un
transistor, dos
diodos, dos
resistencias y, para mostrar el resultado, dos
pantallas electrocrómicas. Si el resultado es negativo, se enciende una de ellas y,
si es positivo para fibrosis quística, se encienden las dos.
Esquivel resumen que el parche "
no depende de ninguna fuente de alimentación externa". Además, destaca que "sería
muy fácil de usar y tendría un
coste muy bajo, lo que permitiría realizar la medida sin instrumentos médicos externos, normalmente caros, haciéndolo
accesible a un mayor número de hospitales y centros de salud".
El dispositivo, que ganó el premio al mejor prototipo 2018 de la Organic and Printed Electronics Association, ha sido patentado. Los investigadores del CSIC esperan c
ontinuar con el desarrollo de la tecnología y su validación clínica.
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