La
estimulación cerebral profunda para el control de la
enfermedad de Parkinson desarrollada por
Medtronic ha demostrado (en pacientes "adecuadamente seleccionados") una
eficacia de recuperación funcional de más del 85 por ciento. Es decir,
8 de cada 10 pacientes que reciben este tratamiento mejoran considerablemente la
capacidad de realizar actividades cotidianas vitales como vestirse, asearse o comer.
Con motivo de la celebración del
Día Mundial del Parkinson, Medtronic se une a la
Federación Española de Párkinson (FEP) y las asociaciones federadas, en una
campaña de sensibilización bajo el lema '
En 2040 el Parkinson será la enfermedad grave más común. Conocerlo es el primer paso para combatirlo'. Esta iniciativa persigue el objetivo de dar a conocer la enfermedad, así como de hacer consciente a la sociedad sobre la prevalencia y su repercusión en nuestro futuro.
Funcionamiento de la estimulación cerebral profunda
Se estima que la enfermedad de Parkinson será pandemia mundial en 2040
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La estimulación cerebral profunda es un
procedimiento que consiste en implantar un neuroestimulador mediante cirugía mínimamente invasiva. Este pequeño dispositivo, similar a un marcapasos,
estimula eléctricamente y de forma precisa zonas definidas de cada lado del cerebro. Así
bloquea las señales eléctricas del cerebro que causan las disfunciones motoras. La terapia está indicada para pacientes en los que la medicación causa
efectos secundarios discapacitantes o cuando el tratamiento farmacológico disminuye su eficacia.
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que
afecta al sistema nervioso central de manera crónica, progresiva e invalidante. El párkinson no tiene cura, es la segunda enfermedad en prevalencia después del alzhéimer y se estima que
afecta a más de 160.000 personas en España, y siete millones en todo el mundo. Los últimos estudios apuntan que los
trastornos neurológicos son hoy la p
rincipal causa de discapacidad, y el párkinson es la enfermedad neurológica con mayor índice de crecimiento, estimando que en
2040 se convierta en una
pandemia, afectando a alrededor de
12 millones de personas en el mundo.
La incidencia de la enfermedad aumenta con la edad, y la
población mundial está envejeciendo. Esto no sólo supone un incremento de personas afectadas, sino también mayores costes sociosanitarios. Además, cada día más personas jóvenes se enfrentan a ella:
1 de cada 5 diagnosticados tiene menos de 50 años. De ahí la importancia de la tecnología y su impacto positivo en la mejora de calidad de vida de quien la padece.
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