La resonancia magnética y la tomografía computarizada ganan protagonismo gracias a su capacidad de proporcionar a los clínicos información
acerca de la anatomía coronaria y perfusión del miocardio, permitiendo así establecer el significado funcional de una estenosis coronaria y orientar sobre la necesidad de un
tratamiento conservador o intervencionista. Así lo explica José Luis Zamorano, director del Servicio de Cardiologia del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, quien moderó, junto a Gorka Bastarrika, codirector del Servicio de Radiología de la Clínica Universidad de Navarra, la jornada de expertos 'Avances en cardiopatía isquémica por TC y RM', organizada por
General Electric Healthcare Pharmaceutical Diagnostics. La jornada reunió este jueves en Madrid a más de 100 médicos especialistas en Radiología y Cardiologia que analizaron el presente y futuro del diagnóstico en el paciente con
cardiopatía isquémica.
La cardiopatía isquémica es la
causa más importante de morbimortalidad en los países occidentales y en España. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (2020) colocan a esta patología en el primer puesto en mortalidad en nuestro país, por encima de los tumores y las enfermedades respiratorias. Presenta, además, una prevalencia ligeramente más alta en mujeres.
La
Fundación Española del Corazón define la cardiopatía isquémica como una enfermedad ocasionada por la ateroesclerosis de las arterias coronarias, encargadas de proporcionar sangre al miocardio. La ateroesclerosis coronaria es un proceso lento de
formación de colágeno y acumulación de lípidos y células inflamatorias que provocan el estrechamiento de las arterias. Este proceso no manifiesta síntomas hasta que la estenosis de la arteria coronaria causa un
desequilibrio entre el aporte de oxígeno al miocardio y sus necesidades.
Las manifestaciones clínicas de la cardiopatía isquémica se clasifican en síndromes coronarios crónicos como la angina estable o en síndromes coronarios agudos como la
angina de pecho inestable o el infarto agudo de miocardio, que suponen un mayor riesgo de muerte. La correcta evaluación de las manifestaciones crónicas, con la ayuda de las técnicas de imagen, permite escoger el
mejor tratamiento médico o intervencionista para prevenir las complicaciones agudas cardiovasculares.
Uso de fármacos vasodilatadores
Para su manejo, Bastarrika apunta que "las dos técnicas que hoy en día están más en auge, por su capacidad diagnóstica y por la posibilidad de manejar clínicamente al paciente, son la r
esonancia magnética y la tomografía computarizada". La jornada, organizada por GE Healthcare, comenzó abordando los avances en estas dos modalidades de imagen, para posteriormente centrarse en el uso de los
fármacos vasodilatadores que se emplean para llevar a cabo las pruebas de estrés miocárdico, en concreto en el uso del regadenosón, único medicamento aprobado por la Agencia Europea del Medicamento y disponible en España y Portugal, para su utilización en estas modalidades de imagen. "Este fármaco permite a los radiólogos y cardiólogos
simplificar los protocolos de estrés en las pruebas de imagen dirigidas a evaluar la perfusión miocárdica", según explica Bastarrika.
En su intervención, José Luis Zamorano abordó las últimas recomendaciones establecidas en las guías científicas europeas que conceden a estas técnicas de imagen un papel esencial para el adecuado manejo de los
pacientes con enfermedad coronaria. El experto destaca que "los métodos diagnósticos no invasivos en Cardiologia nos permiten
diagnosticar de forma muy precisa y precoz a nuestros pacientes, de modo que podemos adelantarnos a las complicaciones y tomar medidas".
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