Un año y medio después de que el Ministerio de Sanidad anunciara la adquisición de una decena de
equipos de protonterapia donados por la
Fundación Amancio Ortega, estos siguen sin utilizarse. Requisitos administrativos y de seguridad de las máquinas frenan su implantación en los hospitales, que afrontan las obras de instalaciones especializadas para albergar este tipo de sistemas de tecnología nuclear. Las fuentes consultadas por
Redacción Médica inciden en la “delicadeza” de estas herramientas, cuya puesta en marcha, vaticinan, podría demorarse años.
El acuerdo que suscribieron el
Gobierno de España y la Fundación Amancio Ortega en 2021 iba dirigido a
incorporar 10 equipos de protonterapia en hospitales de siete autonomías: Comunidad de Madrid (La Paz y Fuenlabrada), Comunidad Valenciana (La Fe), País Vasco (Donostia), Andalucía (Hospital de Emergencias Covid de Sevilla y Regional de Málaga), Canarias (Gran Canaria Doctor Negrín), Cataluña (dos en Pere Virgili) y Galicia (Complejo Hospitalario Santiago). La organización privada se comprometió a donar
280 millones de euros al Ministerio de Sanidad para trasladar esta tecnología a hospitales de la red pública.
Bunkers de hormigón de amplio grosor
No obstante, fuentes de los diferentes hospitales consultadas por
Redacción Médica apuntan a que todavía no se han podido recibir los equipos de protonterapia. En algunos casos, como en el Complejo Hospitalario de Santiago y el de Fuenlabrada, se está abordando aún la licitación de las obras del edificio aislado que albergará las máquinas, que debe estar
“blindado” para evitar fugas de radiación.
En el pliego de condiciones para las obras de las infraestructuras del Hospital de Fuenlabrada, que cuentan con un presupuesto base de licitación de
816.750 euros, se enfatiza la necesidad de que los equipos de protonterapia estén “rodados de un blindaje de gran espesor para absorber la radiación no utilizable”, compuesta principalmente por protones, neutrones y fotones.
“Los espesores típicos que se necesitan para las paredes exteriores y el techo del recinto son de
entre dos y tres metros de hormigón”, apunta. Los diseños “más compactos” en su conjunto, incluyendo los blindajes, ocupan una base aproximada de 13x30 metros y tienen una altura superior a los diez metros.
“El Hospital de Fuenlabrada dispone de cuatro bunkers de radioterapia diseñados para aceleradores de electrones. Sin embargo, no son adecuados para albergar un equipo productor de protones”, concluye. En este escenario, fuentes de
Comisiones Obreras (CCOO) de la Comunidad de Madrid recalcan que podrían pasar
“años” hasta la plena implementación de los equipos en los hospitales públicos. "Como mínimo,
para 2026 o 2027", destacan.
La situación que atraviesa el Hospital de Fuenlabrada constituye la
tónica general de los hospitales destinados a recibir los equipos de protonterapia de la Fundación Amancio Ortega, de los que todavía no se ha beneficiado
ningún paciente. En otros centros, de hecho, ni siquiera ha comenzado el proceso de licitación de las obras.
Consultadas al respecto por este periódico, fuentes de la Fundación Amancio Ortega apelan al documento del convenio entre la organización y el Ministerio suscrito en octubre de 2021, que fue
publicado en el BOE. No obstante, señalan que son las consejerías las que han de informar sobre los plazos de adjudicación del contrato para la implantación de la protonterapia.
Beneficios de la protonterapia
Los hospitales esperan poder acelerar la llegada de esta tecnología de protones, que permite una liberación
más localizada de la radiación y, por tanto, una mejor distribución de la dosis y una
menor irradiación del tejido sano circundante.
De esta forma se reducen los efectos adversos tardíos en los órganos y tejidos que rodean al turno y se minimiza el riesgo de desarrollar
segundos tumores. Esto adquiere especial relevancia en los largos supervivientes, especialmente en la población pediátrica.
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