El sistema descentralizado de
Radar Covid priorizó la privacidad de los ciudadanos en detrimento de la eficacia mostrada por otras aplicaciones de rastreo del virus como la coreana, según se desprende de un informe de
Fedea que defiende en cualquier caso que, pese a los
resultados “muy modestos” de la ‘app’ española, “no puede considerarse un error” haber optado por este sistema deslocalizado.
Dos razones avalan este posicionamiento, detallan los economistas
José Ignacio Conde-Ruiz y Juan José Ganuza en su
informe sobre la Economía Digital en Tiempos de Pandemia. La principal radica en que se trata “de una cuestión de preferencias”, es decir, “del peso que se le da a la
efectividad sobre la privacidad”. Por otro lado, defienden que un sistema centralizado “supone un reto tecnológico mucho mayor”, y de hecho “algunos países como Reino Unido lo consideraron y abandonaron”.
“Lo que sí fue un error fue tomar esta decisión sin un profundo
debate público. Esperemos que en la próxima pandemia (que inevitablemente llegará) este debate se haya producido”, subrayan.
En esta línea, inciden en que muchas personas prefieren limitar la capacidad de las autoridades o incluso de un
pirata informático a la hora de utilizar los registros de un servidor centralizado para rastrear individuos específicos e identificar sus interacciones sociales. Otras confían en las autoridades sanitarias como
garantes de la privacidad de sus datos y priman sobre todo la efectividad.
En su informe, los especialistas inciden en que la de la privacidad es “la gran ventaja” de los sistemas descentralizados de rastreo de contactos. Estas ‘apps’ se sirven de identificadores (IDs) que se almacenan localmente en el móvil con un sistema de codificación aleatoria que garantiza la anonimidad. Con el permiso del usuario tras un diagnóstico confirmado de Covid-19, el teléfono utiliza un servidor de retransmisión para enviar la
información anonimizada a todos los contactos.
“Además, estas aplicaciones de rastreo pueden
actuar en segundo plano, sin interferir con otras aplicaciones, reduciendo el consumo de batería y las posibles incomodidades a los usuarios”, apuntan.
Desventajas de la app de rastro covid española
Por el contrario, el punto débil de dicho sistema
“es de incentivos”: a instalarse la app, a declarar un contagio (o hacerlo cuando no está verificado) y a adoptar medidas preventivas por parte de los contactos de la persona contagiada. “Es un ejemplo de libro, de externalidad positiva que conlleva que los sistemas descentralizados lleven a asignaciones insuficientes de estos peculiares bienes públicos”, apunta el estudio de Fedea. “Esto explica, que como sucedió con el
Radar Covid, las
aplicaciones de rastreo basadas en este modelo descentralizado han tenido en general resultados muy modestos”, concluye.
En términos de efectividad, un sistema centralizado ofrece más ventajas. La principal es que el rastreo inteligente no acaba con las aplicaciones móviles, sino que la información que se genere con las ‘apps’ debe ser complementada con un
ejército de rastreadores del sistema de salud “que además haga los tests y el seguimiento a las personas infectadas y en cuarentena”.
“El sistema centralizado permitiría, además, usar la información sanitaria para
calibrar mejor el sistema digital”, inciden los autores del informe, que a modo de ejemplo apuntan al tiempo y la distancia que determinan cuándo hay que informar de un contacto deberá depender de la situación de la pandemia.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.