La e-Salud suma hipocondriacos a la lista de espera

El envejecimiento de la población implica la necesidad de educar a los pacientes en el uso de las nuevas tecnologías.

Domingo, 21 de junio de 2015, a las 19:16
Lorena Martínez/ Imagen: Miguel Fernández de Vega y Joana Huertas. Madrid
En los últimos años las nuevas tecnologías  han supuesto un cambio radical en las relaciones entre todos los actores que forman parte del entorno sanitario. Aplicaciones móviles, búsquedas en Google o dispositivos portables para el auto cuidado abren varios ejes de discusión en los que médicos y pacientes son protagonistas. Pero, ¿ha logrado la tecnología modificar realmente la interacción de ambos agentes dentro y fuera de consulta?

De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Juan Manuel Garrote, secretario general de la OMC; Ignacio Hernández, neurólogo y adjunto a la Dirección Ejecutiva del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria; Francisco José Saéz, vicepresidente segundo de la SEMG; Julián Ezquerra, secretario general de Amyts; Antonia Gimón, vicepresidenta segunda de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes y Laura Hijosa, psicóloga de la Fundación Autismo Madrid.


Juan Manuel Garrote, secretario general de la Organización Medico Colegial (OMC): Yo soy médico de Atención Primaria y me comunico con mis pacientes por correo electrónico y les hago fotos con mi móvil cuando tienen algún problema. Esto es ejemplo de que los nuevos medios han cambiado sustancialmente la relación entre ambos estamentos.

Julián Ezquerra, secretario general de Amyts, denuncia que las tecnologías a menudo se convierten en una "barrera" entre el médico y el paciente.

Julián Ezquerra, secretario general de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts): La relación entre médicos y pacientes no ha cambiado, lo único que ha cambiado es que los profesionales disponemos ahora de una instrumento interpuesto como una barrera. Las tecnologías pueden ser muy eficaces y debemos saber utilizarlas, pero hemos de ser listos y no olvidar el concepto básico de la relación: el cara a cara, el dialogo y el contacto visual que muchas veces hemos perdido como consecuencia de interponer pantallas y teclados.

Francisco José Sáez Martínez, vicepresidente segundo de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG): La tecnología no solo ha cambiado la relación entre médico y paciente sino que va a lograr modificarla aún más. El desarrollo de aplicaciones, el manejo de teléfonos inteligentes y, en una sociedad madura, el concepto de empoderamiento del paciente vinculada a la estrategia nacional de crónicos nos dirige a entornos en los que la atención no va a ser siquiera presencial. No obstante, sí es necesario conservar las relaciones humanas y procurar imitar el modelo inglés, en el que el paciente es partícipe de su cuidado.

Lorena Martínez, periodista de Sanitaria 2000 y moderadora del debate: ¿Es la deshumanización el precio a pagar por la inclusión de las nuevas tecnologías?

Antonia Gimón, vicepresidenta segunda de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes: La tecnología ha llegado para quedarse, pero muchos de los pacientes hemos nacido en el siglo XX y somos emigrantes en informática, no manejamos bien las nuevas tecnologías y no disponemos de los mismos medios. Para lograr una inclusión real es necesario invertir de forma equitativa en todas las comunidades. Como paciente yo necesito que mi médico me conteste, me mire y me aclare posibles dudas. No podemos mitificar las nuevas tecnologías, hemos de ser realistas con lo que hay y con lo que tenemos, formarnos y escuchar a los pacientes.  Se habla de que estos sean el centro del sistema pero nadie les ha consultado.

Antonia Gimón, vicepresidenta segunda de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, se muestra crítica ante la generalización de los beneficios asociados a las nuevas tecnologías.

Lorena Martínez: El avance de la e-Health va a coincidir con una población cada vez más envejecida, ¿hasta qué punto puede este contexto suponer un freno en el progreso y la adaptación?

Ignacio Hernández Medrano, neurólogo y adjunto a la Dirección Ejecutiva del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria: La tecnología no está equitativamente distribuida. Existe una brecha digital por la que los no nativos digitales deben hacer un proceso de aprendizaje. Desde el lado de la tecnología a menudo se olvida que la inmensa mayoría de los pacientes no tiene un nivel de alfabetización suficiente como para entender el funcionamiento de una tablet o abrir un correo electrónico.

Laura Hijosa, psicóloga de la Fundación Autismo Madrid: La tecnología se tiene que adaptar a la persona, ser una herramienta facilitadora. Si el usuario no sabe cómo utilizarla y no encuentra a nadie que le guíe esa tecnología no sirve para nada.

Julián Ezquerra: No es suficiente con que el médico tenga acceso a un gran arsenal tecnológico. El paciente tiene que ser cómplice, entender el funcionamiento de las tecnologías y asumir su uso, pero solo una minoría a día de hoy saben manejarse en este campo. Lo mismo ocurre con el sector de los médicos, de los 40.000 profesionales que somos en Madrid, me gustaría saber cuántos tenemos una cuenta en Twitter o un blog.

Juan Manuel Garrote: Puede que muchos hayamos nacido más allá del siglo XX, pero estar al día de las tecnologías es nuestra obligación como médicos en el presente. Es inapelable, todos debemos aprender. El principal problema viene en pormenorizar. Desde mi punto de vista creo que aún hoy sigue vigente la frase de Gregorio Marañón según la cual desde que un paciente entra por la puerta hasta que se sienta el médico ya debería haber hecho la mitad del diagnóstico.

Francisco José Sáez: Cuando hablamos de tecnología abordamos asuntos muy dispares, es evidente que hay que individualizar. Es cierto que estamos ante una brecha digital pero en la consulta también es posible encontrar pacientes muy bien documentados. Incluso aquellos que somos algo ‘frikis’ con las nuevas tecnologías apostamos por recomendar páginas web y no nos limitamos a recetar un fármaco. Es evidente que la relación no puede cambiar de 0 a 100 y hay que personalizar, pero también hay que recordar que algunos compañeros se refugiaban hace años tras la pila de historias clínicas para no ver al paciente. Se trata de un cambio positivo. Si tuviese que ejercer mi trabajo sin la ayuda de las tecnologías no podría terminarlo, no tendría tiempo.

Laura Hijosa, psicóloga de la Fundación Autismo Madrid, admite que las tecnologías resultan positivas siempre y cuando "no se pierda el trato humano".

Antonia Gimón: Desde luego que es positivo pero no basta con el voluntarismo de los médicos. También nosotros tenemos que cambiar como pacientes, debemos preguntarnos por qué vamos al médico y ser conscientes de los riesgos que entraña informarse a través de Google. Somos únicos y exclusivos y cada uno tenemos una circunstancia personal que no hallaremos por medio de internet. Hay que tener cuidado y no perder la versión humanista de la medicina, si perdemos eso habremos perdido todo.

Juan Manuel Garrote: La visión del paciente solo frente a la pantalla es un error, debe ser un ejercicio conjunto con el médico, que se sitúa como guía. Con respecto a la necesidad de invertir, se trata más de gestionar mejor los recursos que de aumentar el presupuesto. Si los médicos de Atención Primaria recibieran una remuneración por interconsulta cibernética esta se fomentaría y por ende se reducirían las listas de espera.

Lorena Martínez: Consultar en buscadores sobre enfermedades es una práctica tan común que muchos hablan ya del conocido ‘Doctor Google’. Cerca del 80 por ciento de la población busca asiduamente información relacionada con la salud en la red, incluso una vez que han pasado por consulta a fin de obtener una segunda opinión. ¿Realmente los pacientes están acudiendo al médico más informados?

Ignacio Hernández: El sector médico se ha caracterizado por ser conservador en la adopción de las nuevas tecnologías, puede que por miedo a que las innovaciones pongan en peligro la seguridad.  Sin embargo, al final la explosión tecnológica está ocurriendo de forma exponencial, se acelera la curva de introducción de tecnologías y la consecuencia directa de esto es que los pacientes digitalizados tienen acceso a la información. La química se está democratizando y la ola no puede pasarnos desapercibida, hemos de ser proactivos a esta democratización del conocimiento.

Francisco José Sáez, vicepresidente segundo de la SEMG, aborda la importancia de las redes sociales en la labor sanitaria.

Francisco José Sáez: Los profesionales también estamos girando con respecto a la incidencia del doctor Google. La SEMG y otras sociedades científicas están colaborando con la Consejería de Sanidad  de la Comunidad de Madrid con el objetivo de generar información fiable para los pacientes a través de recomendaciones oficiales en la red, ya que en Google la información es muy diversa.

Laura Hijosa: Es cierto que la primera instancia a la que acude la familia para buscar información es internet. Desde el servicio de asesoramiento de nuestra fundación nos llaman porque primero han visto algo en internet: una noticia, una investigación o un anuncio. Es entonces cuando se ponen en contacto con los profesionales y las asociaciones.

Julián Ezquerra: Cuando uno ha tenido oportunidad de informarse siempre lo ha hecho, independientemente de las nuevas tecnologías. Mal informados son malos pacientes, nos van a hacer perder tiempo en consulta rebatiendo datos erróneos, por lo que es necesaria una selección exhaustiva de páginas fiables. Además, sería recomendable establecer dos niveles de información: uno de acceso restringido a profesionales y otra para usuarios en general para que sea posible interpretar lo que se lee.

Juan Manuel Garrote: Es excelente que todo el mundo intente informarse pero hay que recordar que el paciente es también una unidad de consumo de fármacos y/ o técnicas hospitalarias. Es arriesgado y hay gente que se aprovecha y hace negocio con ello.

Lorena Martínez: Más allá de su faceta de buscador, Google, junto a Apple, está fomentando el desarrollo de wearables; esto es, dispositivos portables de auto cuidado como relojes o pulseras inteligentes. ¿Puede esto alejar al paciente de la consulta o a la inversa?

Julián Ezquerra: Estamos medicalizando en exceso la vida de los ciudadanos. ¿Hace falta recurrir a medicalizar y a depender de los servicios asistenciales en todos los ámbitos de nuestra vida? Estamos abusando de la dependencia de los profesionales de la salud sin ser necesario y esto viene motivado por las tecnologías. Particularmente me da miedo.

Ignacio Hernández: Es más interesante verlo como una oportunidad que como una amenaza. Cuando salió la imprenta la gente tenía miedo porque iba a acabar con el hecho de contar historias. Las tecnologías que vienen van a revolucionar el diagnóstico. Toda la vida dentro y fuera del hospital va ser cambiada en no mucho tiempo, entre 10 y 15 años.

Juan Manuel Garrote, secretario general de la Organización Médica Colegial (OMC), muestra su preocupación ante "la medicalización de la vida" que acompaña a las aplicaciones móviles.

Francisco José Sáez: Las apps son útiles solo en ciertas enfermedades y nunca pueden ser sustitutivas de la consulta médica. Son buenas soluciones pero no para todo. Pueden generar una falsa seguridad al paciente o incluso al revés, una urgencia, porque los parámetros de la aplicación le indican algún problema que no es.

Juan Manuel Garrote: Las nuevas apps pueden medicalizar tanto la vida que lleguen a generar enfermedades que no existen y que nunca hubieran existido. Si un día respiramos un poco más fuerte y tenemos una arritmia estamos creando un enfermo. Tenemos que quitarnos a pacientes de la consultas, no tenemos por qué ser los padres ni los hermanos mayores de los pacientes;  somos todos más cultos y conscientes hay que procurar que acudan a las revisiones imprescindibles.

Lorena Martínez: Tales aplicaciones vienen a menudo ligadas a las redes sociales, un espacio en el que compartir experiencias y conocimiento y que juega una influencia vital a la hora de hablar del paciente empoderado y donde incluso algunos profesionales están empezando a facilitar diagnósticos online a los usuarios. ¿Pasa la sanidad del futuro por la telemedicina?

Ignacio Hernández: Pablo Picasso decía que los ordenadores son inútiles porque solo dan respuestas. En internet y en las redes sociales se encuentran las respuestas pero no las preguntas correctas. Hay que explicar a los pacientes que hoy por hoy las preguntas correctas solo las podemos hacer los médicos.

Juan Manuel Garrote: Desde la OMC nos tomamos tan en serio las redes sociales que hemos construido un pequeño manuela sobre la ética de su uso. Tienen dos vertientes: la comunicación del paciente  y tu vida propia. Todos los médicos que entran deben saber que han de tener una vida ejemplar.  Los comportamientos éticos tienen que ser de lo más exquisitos y respetar en todo caso la confidencialidad. Introducir en las facultades asignaturas como comunicación o deontología es primordial. Se trata de un reto pero esta ‘gripe’ la vamos a pasar.

Julián Ezquerra: En las redes sociales parece que uno escribe para cuatro, pero nos lee todo el mundo. La información de nuestra vida está en la nube y si alguien se plantea que esta puede ser rentable serán capaces de publicarlo. Creo que no somos capaces de poner los suficientes filtros.

Ignacio Hernández Medrano, neurólogo y adjunto a la Dirección Ejecutiva del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria, habla de “una brecha digital” en el uso de las tecnologías.

Laura Hijosa: En muchos casos a la fundación nos llegan mensajes al muro público de Facebook con el informe escaneado del menor. Nosotros debemos estar rápidos, tener cuidados  y eliminarlo. También puede ser positivo para coordinarse entre médicos; el que una familia tenga que ir contando su historia consulta por consulta supone una pérdida de tiempo y el hecho de compartir el historial entre los profesionales puede hacernos aprovechar un plazo ya de por sí escaso.

Francisco José Sáez: Una cosa es la información que voluntariamente se pone en las redes sociales y otra el acceso a datos institucionales. En el primer caso estamos ante una decisión personal y voluntaria. No podemos pedir que el paciente esté empoderado y al mismo tiempo tener miedo de las nuevas tecnologías.

Conclusiones:


Juan Manuel Garrote: Mirando al futuro, como secretario general de la OMC, me preocupan varias cosas: En primer lugar que el comportamiento de los médicos sea lo suficientemente ético en las redes sociales, seguidamente que los médicos no estemos lo suficientemente preparados para orientar a los pacientes en las nuevas tecnologías y, por último, que las técnicas informáticas de detección de alteraciones puedan encontrar enfermos donde no existen enfermedades.

Francisco José Sáez Martínez: No podemos poner puertas al campo, la relación médico- paciente ha cambiado y los profesionales estamos girando con ella, potenciando el empoderamiento del paciente, participando en la elaboración de páginas seguras y al mismo tiempo trabajando para que los profesionales asuman este cambio de circunstancia y no se pierda calidad en la atención.

Ignacio Hernández: La labor de la atención especializada pasa por entender que la medicina que realmente es útil y que realmente mejora la salud de la población es la continua, cercana, descentralizada y fuera del hospital y no la ultra tecnológica, episódica, cara y con poco impacto poblacional.

Julián Ezquerra: Lo que más me preocupa es que algún político entienda que la tecnología puede suplantar al capital humano. Es posible que la tecnología haga cosas, pero suprimir la figura de un profesional médico al frente de una consulta médica es algo que la tecnología no va a lograr. Debe limitarse a tener un papel coadyuvante, como una herramienta para hacer diagnósticos cada vez más rápidos, certeros y seguros y alcanzar tratamientos más eficaces, pero desde luego nunca suplantando la labor de un profesional que sigue siendo el eje principal del sistema.

Laura Hijosa: Hay una conclusión muy clara: Tecnología sí, pero siempre respetando la individualidad de cada caso y encontrando el equilibrio entre su uso y la relación humana, fundamental en consulta. Además, es primordial fomentar la formación para poder conocer y aprovechar los avances de la mejor manera posible.

Antonia Gimón: La Plataforma de Organizaciones de Pacientes ha nacido con el fin de estar donde se toman las decisiones sanitarias, queremos que el paciente sea el centro del sistema de verdad. Para ello debemos ir junto a los profesionales, nos unen más cosas de las que no separan y estamos en el mismo barco. Estoy de acuerdo con que no se puede deshumanizar la sanidad y con el empoderamiento del paciente, y por supuesto apoyamos la tecnología, pero para ello hace falta inversión, tiempo y más profesionales; no en el sentido de la profesionalidad de los que están, sino en contratar a nuevos, y eso es algo que no nos corresponde a nosotros.

Primera parte del debate completo.

Segunda parte del debate completo.