Redacción. Madrid
Un consorcio de investigadores españoles han desarrollado un robot humanoide, interactivo y autónomo, que pretende convertirse en una herramienta terapéutica de rehabilitación para niños con problemas de motricidad.
Este avance, realizado en el marco del proyecto científico Therapist, cuenta con el trabajo de investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), la Universidad de Málaga, de la Universidad de Extremadura y del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla.
Entre todos han propuesto un método terapéutico dinamizado por un robot que parece un juguete para evitar así que la desmotivación impida la recuperación de los menores, ya que es capaz de percibir las reacciones del paciente y determinar si hace correctamente sus ejercicios.
El robot mide de 58 centímetros de alto y pesa poco más de cuatro kilos, según ha explicado el responsable del proyecto dentro del grupo de investigación en Planificación y Aprendizaje (PLG) del departamento de Informática de la UC3M, Fernando Fernández Rebollo, quien destaca que el objetivo era “crear un robot que no parezca un robot, que dé la sensación al niño de que está vivo, y que interactúa socialmente con él”.
El objetivo adicional del proyecto es colaborar con los servicios médicos de rehabilitación de los hospitales en la definición de terapias en las que esta herramienta tenga cabida. "En ningún momento del proceso existe contacto físico entre el robot y el niño ni riesgo para el menor", asegura.
Hasta el momento más de un centenar de niños ya han evaluado las capacidades sociales del robot, y algunos de los pequeños con problemas motrices han probado esta terapia, demostrando que es una excelente herramienta para mejorar la adhesión al tratamiento de rehabilitación y su evaluación, además de una dinámica divertida y atractiva.
El trabajo está centrado en la planificación de tareas y el aprendizaje automático, algo que permite "dar al robot la capacidad de decidir qué acciones quiere ejecutar en cada momento", explica Fernández Rebollo, así como “adaptarse a las características del paciente y la sesión de rehabilitación que se está ejecutando”.
El robot indica los ejercicios de rehabilitación (secuencia de posturas que el niño debe imitar) y los reproduce gracias a su cuerpo articulado. En el caso de que el niño no realice las posturas de forma correcta, el robot se lo indica de forma visual, mediante el color de sus ojos, y gracias a su voz y a su expresión corporal, le muestra cómo hacerlo.
“El principal beneficio es que los niños ven al robot como un amigo, les gusta jugar con él y se desinhiben”, ha señalado otro de los investigadores, José Carlos Pulido.
Podría ser útil en parálisis cerebral
Se espera que estos fisioterapeutas robóticos afinen su comportamiento gracias a los algoritmos que está investigando la Universidad de Málaga que, como señala otro de los investigadores del PLG de la UC3M que trabaja en este proyecto, José Carlos González, permiten reconocer gracias a una cámara los gestos del niño y determinar cuándo está sonriendo, cuándo se enfada o cuándo le está costando hacer el ejercicio.
Aunque aún solo es un proyecto piloto, lo cierto es que los investigadores esperan que se convierta en una realidad en la medicina española e incluso creen que podría incorporarse en unos años dentro de los procesos de rehabilitación de niños con patologías como la parálisis cerebral.
Por el momento, los investigadores señalan que hace falta definir las métricas para evaluar correctamente el grado de éxito de la nueva terapia de rehabilitación y el grado de interacción con el paciente al que puede llegar este robot fisioterapeuta, así como cuál puede ser su aportación en la evaluación y monitorización de las terapias.