El
Hospital Clínico San Carlos de Madrid desarrolla en el Servicio de Cardiología Intervencionista un
programa piloto único en España, que establece la comunicación entre el sistema de archivado de comunicación e imagen que almacena información relevante del paciente de diversos equipos de imagen médica (sistema PAC’s) y los dosímetros electrónicos de los profesionales, registrando en tiempo real la dosis de radiación recibida por cada profesional, en cada intervención y a lo largo de su carrera profesional.
Esta iniciativa se está llevando a cabo junto a
Philips, según un comunicado de la empresa, y tiene por objetivo mejorar la protección radiológica de los profesionales, y adaptarse a las directrices de la normativa 2013/59/Euratom que como principal novedad redefine los
límites de dosis de radiación acumulada que los profesionales sanitarios han de recibir al año.
La citada directiva, por la que se establecen normas de seguridad básicas para la protección contra los peligros derivados de la exposición a radiaciones ionizantes,
ya ha entrado en vigor en todo el territorio europeo, y su aplicación en el ámbito sanitario tiene carácter inmediato.
La protección radiológica es una cuestión que lleva siendo meticulosamente regulada en la última década con el objetivo de proteger a pacientes y profesionales. Sin embargo, por primera vez la comunidad europea hace
hincapié en el registro de la dosis de radiación recibida por los profesionales sanitarios en la práctica diaria de su trabajo, y reduce los niveles establecidos a
valores mínimos nunca antes planteados: de los 150 milésimos de sievert (mSv) establecidos de dosis acumulada en el cristalino, pasamos a 20 mSv’s anuales.
El riesgo invisible
En España se realizan cada año más de
47 millones de pruebas de imagen médica. En el ámbito sanitario la radiación ionizante se emite en los equipos de diagnóstico por imagen, como el
TAC o los rayos X, pero también en equipos de hemodinámica y en procedimientos intervencionistas guiados por imagen que precisan de imagen rayos X en tiempo real para guiar la intervención. La radiación puede ser perjudicial para la salud cuando la dosis acumulada total de una persona es elevada, un riesgo imperceptible para los pacientes que se tienen que someter a este tipo de exploraciones, pero principalmente para los profesionales que están diariamente en contacto con estos equipos para la práctica clínica.
“La radiación supone riesgos para la salud de los pacientes y para los profesionales. Los pacientes cuando nos pasamos de la dosis de radiación tienen problemas en la piel. Y los profesionales tenemos dos riesgos que vienen muy determinados por la cantidad acumulada de dosis que vamos recibiendo. Nos afecta fundamentalmente al cristalino, por lo tanto hay un riesgo elevado de cataratas, y tenemos un riesgo estocástico de sufrir, más que la población general, de enfermedades como el cáncer”, resalta
Antonio Fernández Ortiz, jefe de Sección de Intervencionismo del Hospital Clínico San Carlos.
Que la radiación acumulada tiene consecuencias para la salud ya no cabe duda, los riesgos son reales y están perfectamente identificados, por ello, en los últimos años la Comunidad Europea ha ido implementando normas de seguridad que protegían a los pacientes y regulaban la dosis acumulada de los profesionales. Sin embargo, no ha sido hasta ahora que se ha visto un cambio tan significativo en la protección radiológica de los profesionales, afirma Ortiz: “la nueva normativa ha bajado de 150 mSv al año de dosis máxima de radiación hasta 20 mSv, es una diferencia muy importante, con lo cual
nos sentimos mucho más seguros y más protegidos”.
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