Músculos rígidos, trastornos del sueño o extremidades inquietas son aparentemente síntomas temporales y comunes que, sin embargo, podrían venir acompañados de un diagnóstico grave: la
enfermedad de parkinson (EP).
La EP pertenece a los llamados
Trastornos del Movimiento y se trata de una alteración neurodegenerativa que afecta directamente al sistema nervioso de manera progresiva y crónica. Actualmente, hay entre siete y diez millones de personas diagnosticadas con EP en todo el mundo.
Con motivo del 11 de abril, Día Mundial del Párkinson,
Boston Scientific se suma a la campaña de la
Federación Española de Párkinson (FEP) 'La Otra Cara del Párkinson', con el objetivo de
desmitificar la imagen errónea que existe sobre la misma, combatiendo el estigma social, los prejuicios y estereotipos que la rodean.
'La Otra Cara del Párkinson' pretende
cambiar la imagen que se proyecta de la enfermedad, mostrando las caras reales de las personas que conviven con el párkinson en diferentes momentos vitales o con diferentes síntomas.
Mitos comunes sobre la enfermedad de párkinson
Si bien es cierto que la EP es el trastorno neurológico de más rápido crecimiento, todavía hay una serie de conceptos erróneos que obstruyen la visión de la realidad:
1. La EP solo afecta a las personas mayores.
Es cierto que debido al envejecimiento de la población
se espera que la prevalencia de la EP aumente. Sin embargo, aunque la mayoría de las personas diagnosticadas de EP son mayores de 60 años, entre el 10 y el 20 por ciento de los pacientes tienen menos de 50 años y la mitad de ellos menos de 40.
2. Una persona sin síntomas visibles no puede tener EP.
No todos los síntomas de la EP son tan claramente visibles como el
temblor que suele asociarse al trastorno. A menudo, en los años previos pueden prevalecer síntomas como el estreñimiento, los trastornos del sueño o la disminución del sentido del olfato.
3. El curso de la EP está predeterminado.
El impacto y el curso de la enfermedad de EP varían mucho de una persona a otra y hacen que sea difícil dar una
predicción individual con certeza. Al ser un trastorno progresivo, los síntomas pueden fluctuar y variar en intensidad.
4. La EP es una enfermedad mortal.
A diferencia de un ictus o un ataque al corazón, la EP no tiene un
resultado fatal directo y sus síntomas suelen desarrollarse durante un largo periodo de tiempo. Con un tratamiento personalizado, los pacientes con párkinson de inicio temprano pueden llevar décadas de vida relativamente normal.
5. La EP solo puede tratarse con medicamentos.
Aunque la enfermedad en sí
no puede curarse, existen diferentes opciones terapéuticas para devolver a los pacientes su calidad de vida, entre ellas la medicación, el deporte o un procedimiento mínimamente invasivo en el cerebro (Estimulación Cerebral Profunda - ECP).
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