El
cáncer de pulmón es la
enfermedad oncológica que
más vidas se cobra en España: más de
22.000 personas fallecen cada año a causa de las complicaciones provocadas por tumores malignos en la tráquea, bronquios y pulmón. Según los datos facilitados por la Sociedad Española de Oncología Médica (
SEOM), este tipo de cáncer es el tercero más diagnosticado entre la población general, con
28.645 casos detectados el pasado ejercicio. A pesar de estas cifras, sigue siendo un gran desconocido para gran parte de la población. Incluso para aquellos que lo padecen. Por suerte, cada vez las opciones quirúrgicas mínimamente invasivas que pueden hacer frente a esta enfermedad son más innovadoras.
Es el caso de la cirugía torácica videoasistida (
VATS), que se utiliza tanto para
procedimientos diagnósticos como
terapéuticos. Se prefiere a la cirugía abierta, especialmente para algunos sectores de población, incluidos aquellos con situación pulmonar comprometida, edad avanzada o con problemas de cicatrización por la
reducción del dolor postoperatorio y del trauma en la pared torácica ya que la cirugía VATS o cirugía toracoscópica, requiere incisiones pequeñas en lugar de la gran incisión típica de una toracotomía tradicional.
Además del desarrollo de
nuevos dispositivos, el progresivo avance en los diferentes campos de la innovación sanitaria se torna imprescindible para ofrecer una mayor esperanza a los pacientes de cáncer de pulmón.
En palabras de
Bernard Gaspar, presidente de la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón (
Aeacap), “la
tecnología es clave en la realización tanto de
pruebas de diagnóstico cada vez
más certeras y eficaces como en el posterior
tratamiento de la enfermedad. La
innovación en esta área juega un
papel determinante para
desarrollar en el futuro herramientas que
mejoren sensiblemente la c
alidad de vida de los afectados de cáncer de pulmón”.
Mortalidad: brecha entre hombres y mujeres
Respecto al
perfil demográfico de las personas que padecen esta complicación oncológica, las
diferencias entre géneros continúan siendo muy significativas cuando nos referimos a
morbilidad y mortalidad. Entre la población masculina, es el segundo tipo de cáncer más detectado, mientras que entre las mujeres ocupa la cuarta posición. Estas cifras se acentúan si se pondera cada sexo desde su número total de decesos: según las últimas estadísticas facilitadas por la SEOM, del total de
fallecidos por cáncer de pulmón, el
79 por ciento son hombres.
Una de las principales causas que explican esta
brecha entre hombres y mujeres en el padecimiento de cáncer de pulmón es la disparidad de género en el
consumo de tabaco. La Encuesta Nacional de Salud 2017 del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social señala que los
hombres continúan siendo el género
más propenso al hábito del tabaquismo. El 25,5 por ciento de los encuestados masculinos se declara fumador diario -tres puntos por encima de la media nacional-, mientras que solo un 18,7 por ciento de las mujeres afirman fumar cada día.
El
contacto esporádico con el tabaco también es
mucho menor entre la población femenina: el 61,1 por ciento afirma no haber fumado nunca; 21 puntos más que los hombres, entre quienes solo el 39,5 por ciento asegura no haberlo hecho.
Aunque la cifra de fumadores se encuentra en sus horas más bajas de los
últimos 30 años (solo un 22 por ciento de la población), Bernard Gaspar, insiste en la
necesidad de abandonar cualquier tipo de hábitos nocivos: “es importante incidir en la importancia de la prevención y, en este sentido, desde Aeacap, fomentamos el seguimiento de una dieta saludable, la práctica habitual de ejercicio moderado y, muy especialmente, el abandono del hábito tabáquico”.
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