Javier Barbado. Madrid
España invierte 20 euros por habitante y año en tecnología de diagnóstico in vitro (DIV), por detrás de países como Alemania (26,8), Francia (27,2) e Italia (27,8), según datos dados a conocer por el presidente del sector del diagnóstico in vitro de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin), Ferran Prat, durante el IX Congreso del Laboratorio Clínico organizado en Madrid por esta institución, la Fundación José Luis Castaño y la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC).

Antonio Buño, Inma Caballé, Ferrán Prat (presidente del sector de Diagnóstico In Vitro (DIV) de Fenin; Jesús Rueda y Manel Peiró.

De hecho, la inversión de los gobiernos españoles en esta clase de tecnología se encuentra, ahora mismo, a niveles de 2010, y ha experimentado sucesivos descensos en los últimos años de forma constante. Datos del año 2014 cifran la inversión en 971 millones de euros, lo cual supone un -4,5 por ciento respecto a 2013. Para el 2015, se estima una inversión en torno al -2,5 por ciento en diagnóstico in vitro frente al 2014.

Carlos Sisternas, responsable de Fenin-Catalunya, y Dolors Balsells, secretaria de la Fundación José Luis Castaño, entre el público. Inma Caballé y Antonio Buño en sus intervenciones.

De acuerdo con la presidenta de la SEQC, Inma Caballé, el diagnóstico in vitro es una inversión que revierte no solo en calidad de vida para la sociedad y los pacientes. Estudios recientes de una consultora  indican que por cada euro invertido en tecnología sanitaria y diagnóstico en Cardiología se acaba ahorrando 1,41 euros; en Oncología, por cada euro invertido se ahorra 1,36 euros; y en el caso de enfermedades neurodegenerativas se ahorra 1,11 euros.

Por todo ello, ha remarcado Ferrán Prat, conviene “dejar de pensar en términos de gasto sanitario, y empezar a hablar de inversión en salud cuando nos referimos a este sector”.

Por otra parte, llama la atención, según los especialistas reunidos en el Congreso , que la técnica DIV merezca inversiones tan bajas y, al mismo tiempo, influya en al menos el 70 por ciento de las decisiones clínicas en una dirección u otra en función de su calidad y precisión, tal como ha señalado el especialista del Servicio de Análisis Clínicos del Hospital La Paz de Madrid Antonio Buño.

El papel de la nanotecnología en el futuro del sector

En este foro ha quedado también patente que el futuro del sector pasa por la nanotecnología y la microfluídica, vertientes muy recientes de la ciencia en las que, según se ha probado, los átomos y fluidos no se comportan siempre de acuerdo con las leyes clásicas de la física, lo que abre un campo ingente de posibilidades, entre ellas la de disponer de un ‘laboratorio en la palma de la mano’ por medio de análisis inéditos de variables de las muestras biológicas, según ha dado a conocer Caballé.

En el mismo contexto, Jesús Rueda, International Affairs Director de EDMA, la patronal europea de fabricantes de esta clase de tecnología, ha advertido de que, hasta la fecha, se desconoce cómo medir con objetividad la eficiencia, coste y resultados de su aplicación en forma de Medicina personalizada: “No existe una forma sistemática de afrontar el problema técnico de diagnosticar, con ensayos y pruebas, una enfermedad, conocer si la infraestructura de los laboratorios la va a poder aplicar o si los médicos están capacitados para utilizarla o incluso cuál es su utilidad terapéutica frente a otras opciones”, ha ratificado.

Por su parte, Manel Peiró, profesor titular de la escuela de negocios Esade, ha citado un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que vaticina un derrumbe de los sistemas sanitarios de los países ante las previsiones de crecimiento del gasto público. Para enmendarlo en el sector del diagnóstico in vitro, ha sugerido que se redistribuya el presupuesto asignado al Ministerio de Sanidad, instaurar el copago más allá del que ya existe, reducir gastos y mejorar la eficiencia “despolitizando” el Sistema Nacional de Salud (SNS) y procurando que la Administración regule y legisle en lugar de prestar servicios de forma