"Una Odontología digital exige al profesional salir de la zona de confort"

Redacción Médica aborda los retos presentes y futuros de la digitalización en Odontología

Los ponentes del debate 'Transformación de la práctica asistencial con la digitalización de los procedimientos'

21 jun 2019. 09.10H
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POR JAIME RECARTE
Como en otros ámbitos de la sanidad, la Odontología está viendo cambiar su forma de proceder gracias a la digitalización. La actualización de los profesionales, la obsolescencia de los equipos y los retos que todavía plantea esta transformación digital, son algunas de las cuestiones que preocupan a todos los miembros del sector. Para abordar todos estos asuntos, Redacción Médica ha reunido a cuartro expertos de diferentes áreas de la Odontología que han debatido sobre qué supone la 'Transformación de la práctica asistencial con la digitalización de los procedimientos'. En general, todos los ponentes se han mostrado de acuerdo en señalar que la digitalización conlleva ahorros de tiempo y económicos, aunque también acarrea una alta inversión y un gran coste personal de deshabituación y nuevo aprendizaje. 

¿Cómo ha evolucionado el diagnóstico odontológico en la era digital?¿Cuál es la situación actual?

Luis Molina, vocal de la Junta Directiva del Sector Dental de Fenin: En principio, la evolución es clara. Hemos pasado de no poder disponer de un paciente físico y trabajar con modelos de escayola o radiografías que permitían al profesional diagnosticar y posteriormente transmitir esa información a los laboratorios, a hacerlo con un paciente en 3D. Existen ya tecnologías que nos permiten hacer un escáner facial, hacer una radiología digital, un escaneado de la boca del paciente e incluso 'ver lo que no podemos ver, y comunicar a nuestro laboratorio, o a nuestro proveedor de servicios esta información. Ese es uno de los mayores avances porque una imagen vale más que mil palabras, y es más fácil comunicar con la cantidad de datos que podemos obtener a día de hoy.

Araceli Morales comenta cómo deberían ser las clínicas odontológicas del futuro.

Araceli Morales, secretaria de la Sociedad Española de Odontología Digital: El escenario ha cambiado absolutamente. Tenemos una gran ventaja, tanto en la comunicación con el laboratorio como en lo que a acelerar el diagnóstico por imagen se refiere. Ahora podemos explicar mucho mejor que con los modelos de escayola y la comunicación con los pacientes es mucho más fluida: ellos ven las cosas con más claridad y a nosotros nos permite también interaccionar y quizás conocer sus inquietudes de una manera más rápida. A veces podemos encontrarnos reticencias en algunos tratamientos, pero en general estas tecnologías digitales nos facilitan el trabajo.

Roberto Rosso, consultor de Marketing. Fundador y presidente de Key-Stone: Con respecto a los diagnósticos digitales, la revolución ha sido impresionante. Hace unos 15 años la Radiología cambió totalmente porque se solventaron dos problemas que tenían los dentistas: las dimensiones y el coste de las máquinas. Con la digitalización se empezó a hacer Radiología dentro de la clínica, y hoy por hoy más del 50 por ciento de las clínicas dentales españolas tienen un panorámico digital. Esto cambió también la relación con el paciente, su comodidad y la posibilidad de acceder al servicio inmediatamente, aparte de los aspectos médicos. Otra revolución ha llegado hace pocos años con la producción de dispositivos, lo que está modificando todo el flujo de la producción de la prótesis. Y es un cambio en el que todavía nos encontramos: un cambio que refiere dos mundos distintos, el del laboratorio protésico y el de las clínicas dentales.

Marta Bruna, secretaria del Departamento de Odontología y profesora del Máster en Ortodoncia Multidisciplinar Avanzada de la Facultad de Medicina de la Universidad San Pablo CEU: La situación ha cambiado notablemente. En el ámbito clínico, está claro, en aspectos como la relación con los pacientes y las mejoras biológicas (porque hay muchas situaciones en las que bajamos las dosis de las radiaciones, evitamos repeticiones…). Y en la docencia, desde las antiguas transparencias y dibujos que teníamos antes hasta ahora… Podemos a nuestros alumnos mostrar cráneos, cuerpos en 3D, e incluso que se puedan meter dentro de esos cuerpos y manipularlos.

¿Se puede cuantificar el ahorro de tiempo y recursos que supone la digitalización de procedimientos odontológicos?

Todos los profesionales señalan que la digitalización produce un ahorro económico y un "ahorro en tiempos"

Araceli Morales: Se reducen los tiempos de espera y la preparación. Cuando el paciente se marcha de la consulta, ya se tienen todos los datos,  'solo' hay que hacer el diagnóstico y valorar qué debe hacerse. Es cierto que, a veces, los programas exigen un tiempo de trabajo con el ordenador, pero cuanto más se invierte en tiempo de diagnóstico, mucho menos se emplea luego en el tratamiento en el buen sentido, en cuanto a que se producen menos molestias.

Luis Molina: Hasta ahora la Odontología es una rama que no estaba dominada por empresarios sino por personas que hacían una práctica sanitaria volcados en el paciente. Por lo tanto, no hay un estudio de costes sobre lo que vale una hora de sillón. Con el crecimiento de las grandes cadenas, que a día de hoy están manejadas por compañías de seguros y por empresas de crédito y caución, eso está cambiando. Han profesionalizado la cuestión de los costes y es indudable que la parte digital conlleva unos ahorros muy importantes. Muchos tratamientos reducen el número de visitas, por tanto, el tiempo del sillón, lo cual es una comodidad para el paciente, y económicamente es un ahorro para la clínica. Hay muchos procesos que se hacen de forma inmediata y una predictibilidad que evita tener que hacer determinadas pruebas. Por tanto, no es fácil cuantificar, y a día de hoy ni siquiera la industria sabe exactamente lo que suponen estos cambios. Pero sí que hay una aceptación por parte de todos: hay un ahorro en tiempos y a nivel económico. Luego hay que valorar la inversión y el retorno que tienen las clínicas. Pero indudablemente no solo hay mejora, sino que también se reducen los los procesos, y eso conlleva un ahorro directo.

Marta Bruna detalla ventajas de la digitalización.

Marta Bruna: No sabría cuantificarlo pero sí que supone un ahorro.  No hay más que pensar en esas clínicas con grandes despachos y almacenando modelos e historiales. Un ahorro supone en cualquier caso.

Roberto Rosso: Muchos pacientes que entrevistamos señalan que hay ahorro de tiempo e incluso hay algunos elementos protésicos que se pueden hacer en un día directamente. También de tipo biológico, porque gracias a las nuevas tecnologías digitales se pueden hacer algunos procedimientos que no solo son la radiología o el CAD/CAM. Por ejemplo, las cirugías guiadas, software que te permite planificar el trabajo bajo el perfil clínico... Todo esto, también según los expertos, conlleva un ahorro, en este caso para el paciente.

¿Necesitan actualizarse los profesionales y no solo los equipos? Y, por el lado contrario, ¿qué grado de obsolescencia hay en el sector?

Luis Molina: Cuando se produce una implantación en un periodo de tiempo tan corto como el que se está dando en el caso de la digitalización de la Odontología, la parte formativa y el grado de estudio que tiene que tener el profesional es muy importante. Ha pillado a contrapié a las universidades, a las escuelas de prótesis dental, y a todos los profesionales involucrados, incluida la industria. Como industria somos conscientes de que la tecnología avanza mucho más rápido que la capacidad de formar a los profesionales, y eso empieza a ser un cuello de botella. Pero las universidades están moviendo ficha, creando posgrados e introduciendo la parte digital en los programas educativos. Las escuelas de prótesis, también. Pero eso conlleva tiempo y una doble labor docente, porque hay que formar al formador.

En cuanto a los equipos, en la parte de laboratorio tenemos más experiencia. En obsolescencia podríamos hablar de unos ocho años, pero en la parte clínica depende del área. En el caso de la Radiología digital puede estar en torno a los siete u ocho años, pero si hablamos de escáneres intraorales, todavía hay cabida a un gran desarrollo en los productos. Por lo tanto, podríamos hablar de tres o cuatro años. Los modelos financieros también tienen que evolucionar y adaptarse a la situación. En definitiva, estamos ante una de las piezas angulares de la digitalización de esta industria, puesto que necesitamos conocer cuándo vamos a amortizar un equipo y cuándo vamos a tener que renovarlo.

Roberto Rosso, Marta Bruna, Jaime Recarte, Araceli Morales y Luis Molina, en el debate de Sanitaria 2000.


Marta Bruna: Los avances tecnológicos, desde los años 90 más o menos, se han disparado y o te subes o te quedas, en todos los ámbitos. Ya ha pasado antes. La difusión de la información era a través de copistas, fotocopiadoras, fotografía, y ¡boom!, Internet. Y en Odontología no podía ser de otra manera. En la Universidad, es nuestra obligación desde el pregrado es formar a nuestros alumnos en este terreno porque no pueden salir al mercado laboral 'fuera del carro'. Esa es nuestra meta fundamental, hay que subirse al flujo digital.

Roberto Rosso: Hemos analizado y estamos publicando ahora que casi el 40 por ciento de los dentistas que se han acercado a la impresión óptica se encuentran un poco incómodos y piden la formación. Los pioneros en usar las nuevas técnicas ya se encuentran bastante adaptados, pero ahora que la tecnología está más difundida nos encontramos con muchísimos dentistas que piden más formación porque aún no se sienten cómodos.

Araceli Morales: Cuando te dedicas a una profesión como la nuestra estás obligado a tener una formación continua. Estamos viviendo la segunda gran revolución que yo he visto profesionalmente. La primera se produjo a finales de los 80 con la irrupción de la implantología. Fue la revolución del siglo XX y supuso un cambio absoluto de paradigma dentro de la profesión. Entonces había que hacer muchísimos cursos, prácticas y máster...lógico. Ahora hay que aprender mucho más. Los profesionales que ahora somos, quizás, un poco más mayores, nos encontramos con más dificultades porque nos enfrentamos a una tecnología muy nueva. A los nativos digitales seguramente no les cueste tanto pero, realmente, la mayoría de las consultas las llevan profesionales de mi edad. En la junta de la Sociedad Española de Odontología Digital (SOCE), por ejemplo, hay un grupo de profesionales extraordinarios, que son verdaderamente punteros. Pero sé la cantidad de tiempo que invierten en formarse ellos y en formar a los demás. Tenemos por delante un futuro espléndido, y lo que tendríamos que hacer es animarnos para aprender poco a poco lo que podamos. Aunque es cierto que alguna frustración que otra sí se produce en ocasiones.

Roberto Rosso: Hace falta mucho esfuerzo.

Araceli Morales: Sin duda, sin duda alguna. No ya meramente económico, que lo es, sino personal. Quizá es por el miedo a lo desconocido. Dentro de poco, aunque quizá yo ya no lo veré, en las consultas estarán los clínicos y los técnicos de laboratorio (vuelvo a romper una lanza por la SOCE, donde tenemos técnicos de laboratorio con nosotros), puesto que en estos temas enseñan tanto que el profesional llega a decir: "Yo no puedo estar haciendo determinadas cosas si no tengo un técnico más cerca". Y tendrá que haber ingenieros e informáticos. Así va a ser la clínica ideal del futuro.Es cierto que lo tenemos difícil pero merece la pena.

Luis Molina comenta el ahorro que supone la digitalización.

Luis Molina: A veces no dimensionamos cuando uno se embarca en estos proyectos. El profesional dice: "Voy a digitalizar mi clínica". Pero es que hace falta la formación del clínico, y a la vez es fundamental la formación del laboratorio, puesto que si no es imposible crear un flujo digital. También es necesaria la formación de coaching, porque cambia el modo de comunicar al paciente, y no todo el mundo está preparado para utilizar herramientas digitales, sentarse delante de un paciente con imágenes y empezar a hablar de planificación… A veces nos sentimos como si fuéramos un comercial, y no es así. De lo que se trata es de una comunicación sanitaria. Al final hay que pensar en que no se trata solo de una formación para utilizar una herramienta, que sería relativamente sencilla, sino que hay que entender un flujo digital y aprender a comunicar de una forma diferente a un perfil de paciente que ha nacido, en muchos casos, en esta era.

¿Qué retos ha supuesto la digitalización a la hora de transmitir esa información a los pacientes?

Marta Bruna: A mí siempre me ha gustado mucho explicar y hacerme entender. Muchas veces utilizamos vocabulario técnico y nuestra consulta impone mucho a los pacientes. Y ahora, con esta herramienta, poder hacer ver al paciente lo que yo veo que puede mejorar, poder mostrarle los dientes alineados en tiempo real… Es una manera de hacerte entender y que vean lo que tú ves.

Roberto Rosso: También es un tema de marketing. Para el paciente es muy complicado darse cuenta si una clínica es buena o no, y sobre todo para los más jóvenes, el nivel de digitalización y tecnológico de la clínica, puede ayudarles un poco, y hacerles pensar que puede ser una clínica del más alto nivel. Ese componente de marketing no se puede dejar de evaluar.

Araceli Morales: No siempre la clínica más puntera tiene los mejores profesionales, aunque es muy posible que el paciente perciba la digitalización como signo de mayor puesta al día. Pero hay una cosa que señalaba Marta Bruna que me parece muy interesante: poder explicarles y ver. Comunicar a los pacientes cómo lo vemos nosotros. Y enlazando con lo que decía el señor Molina, dado que los pacientes vienen con el 'doctor Google' de la mano, tenemos una obligación de formación para con ellos. También porque la profesión tiene una responsabilidad grande en algunas de las cosas que están ocurriendo, y debemos explicar al paciente realmente cómo es una buena praxis. Porque no todo es tecnología. La tecnología nos tiene que facilitar, nos tiene que quitar tiempo que empleemos en recabar datos del paciente para tener más tiempo con él.

Estaría encantada de tener un arco en la puerta de la consulta, que espero que algún día llegue,  y que al pasar el paciente por ahí obtuviéramos todos los datos clínicos, de laboratorio, y hasta cómo está de azúcar en ese día. Y solo tener que sentarme a hablar con el paciente, diagnosticarle bien y tratarle lo mejor posible. Y ojalá sea ese el camino de la tecnología.

¿Entorpece en ocasiones la tecnología el trato con el paciente o lo facilita?

Luis Molina: Siempre lo va a facilitar. Si al final tenemos herramientas de nuestro siglo, el conocimiento del clínico está muy por encima del que trae el paciente. Lo primero es que tienes que hablar su idioma. En ese sentido, la ayuda que suponen imágenes o un 'paciente Virtual en 3D' nos va a facilitar muchísimo conceptos que para nosotros son muy simples pero no para el paciente, sobre todo cuando hablamos de articulación, o de casi toda la rama de Ortodoncia. Si lo puedes ver en imágenes es infinitamente más sencillo hacérselo comprender y que entienda el tratamiento que va a recibir. Son herramientas que bien utilizadas siempre van a ayudar.

Roberto Rosso explica la evolución de la tecnología digital.

Roberto Rosso: Y más aún, porque permite educar al paciente. Un paciente que no sabe nada o casi nada de Anatomía o de tema biológico, gracias a estas herramientas puede verlo con sus propios ojos. De momento no veo el lado oscuro de este tema, nada más que facilita.

Marta Bruna: Educan a nuestros pacientes y a nuestros alumnos. A veces, entender lo que es un cráneo, entender lo que es un sistema arterial, es como ciencia-ficción. Por eso en la universidad tenemos software y programas que incluso permiten estar dentro del cuerpo e ir tocando y eso facilita la tarea tanto para los pacientes como para los alumnos.

¿Es la digitalización, por sí misma, un índice de calidad en una clínica?

Roberto Rosso: Desde el punto de vista del paciente podría serlo, pero creo que estamos hablando de Medicina y de un protocolo riguroso. Es cierto que la tecnología ayuda, pero no creo que pueda ser un parámetro de calidad. No podemos decir que si la hay hablamos de calidad y si no, no. Los profesionales nos pueden decir más, pero en mi opinión, absolutamente no, no podemos afirmarlo.

Marta Bruna: Disponer de la tecnología a veces nos permite ofrecer más calidad porque los TACs, las tomografías computarizadas de haz cónico con los CBCTs, nos permiten tener imágenes en 3D con una dosis de radiación inferior a las tomografías computarizadas tradicionales, pero tampoco afirmaría que son un índice de calidad.

Roberto Rosso: Puede reducir errores, eso sí.

Araceli Morales: La tecnología tiene que estar a nuestro lado, ayudándonos. Pero creo que la clave es precisamente no deshumanizarnos, porque ahí está todo. Es decir, no nos olvidemos que estamos hablando de biología de base y eso es una de las cosas que tenemos que decir a lo mejor al paciente en un momento determinado: "Mira, esto es perfecto, lo ves en 3D, pero luego va a haber una serie de variables que van a interferir de alguna forma en este tratamiento".

Ahí tenemos un reto importante, porque, de alguna forma, la Odontología se ha convertido en una rama que se desprendía de la Medicina, por decirlo así, o que parecía que no tenía que tener un ámbito médico. Y estoy absolutamente en contra de eso, porque estamos tratando pacientes y el paciente es un todo. Nosotros en Odontología hemos sido infinitamente sabios y atrevidos pero no olvidemos que tenemos a un paciente, tenemos que dedicarle tiempo.

Luis Molina: La tecnología es una herramienta que puede ayudar a la mejora, da herramientas de excelencia, pero al final el que está detrás de esa tecnología es el profesional. Por lo tanto, tomar la tecnología como un ratio de calidad de una clínica me parece muy presuntuoso y muy lejos de la realidad. Al final, lo que necesita la tecnología es un gran profesional que la maneje y que la conozca. Entonces, el hecho de comprar muchos aparatos en una clínica no hace que la clínica sea mejor, lo que hace que sea mejor es la formación de sus clínicos, la preparación, el uso continuado de esas herramientas y, lógicamente, tomar todo lo que la industria pone a su alcance en la medida de la mejora y de la excelencia profesional. Pero en sí la tecnología está vacía de calidad si no tiene un profesional que la maneje.

A modo de conclusión, ¿qué retos plantea la digitalización en Odontología de cara al futuro? ¿Cómo se ve el pronóstico a cinco años o incluso más adelante?

Conclusiones del debate 'Transformación de la práctica asistencial con la digitalización de los procedimientos'

Roberto Rosso: El reto es cambiar totalmente el hábito por parte de los clínicos, porque ya los protésicos ya hace años que han cambiado su forma de trabajar. Pero en el caso de los clínicos están empezando. Hoy por hoy, solo un 12 o un 13 por ciento de todos los clínicos está manejando tecnologías digitales en prótesis, como escáneres intraorales. Y hacer este cambio comporta un gran esfuerzo, como se decía antes. El reto es el esfuerzo intelectual, cultural y también de cambiar una forma de trabajar consolidada y pensar en un futuro que tiene que ser distinto, donde muchas cosas que aprendidas en el pasado, siguen sirviendo, pero no son indispensables. El esfuerzo cíclico es muy importante, y si tengo enfrente diez o quince años de actividad, entonces muchísimos dentistas se tienen que preparar para un cambio radical.

Marta Bruna: Ahora mismo el flujo digital no está totalmente instaurado en muchas clínicas, pero software de gestión y de comunicación, radiovisiografía, fotografías digitales, escáneres… Todo eso ya está funcionando, lo que pasa es que el flujo digital es un cambio muy grande que va desde anestesia controlada por procesadores hasta dispositivos para la toma de color. El camino está, las vías las tenemos pero sigue siendo un reto muy grande.

Araceli Morales: Tenemos por delante una situación apasionante pero que nos va a costar muchísimo trabajo a todos, no solo en cómo utilizar un aparato determinado, sino en cuanto a entrar en el concepto digital, que es muy diferente a lo que hacíamos, y a veces cuesta incluso que profesionales extraordinarios lo entiendan. Estamos abordando las cosas de una manera diferente, porque el mundo ha cambiado, y lo que hacíamos hace cinco años, ya no tiene nada que ver.

Roberto Rosso: Hay resistencia.

Araceli Morales: Exacto. Hay resistencia, sí.

Marta Bruna: Y miedo.

Roberto Rosso: También es una cuestión de sentirse seguro. Estamos acostumbrados a hacer siempre las mismas cosas, y ahora nos encontramos ante un mundo nuevo y un gran cambio.

Luis Molina: Es un reto de salir de la zona de confort, y es un reto global de la sociedad odontológica. En el ámbito educativo, tiene que haber un acercamiento a la industria, que es la que desarrolla la tecnología, para que puedan estar al día de los avances tecnológicos y transmitirlo a los futuros profesionales. Además, como se decía, hay que entender que esto es una evolución multidisciplinar  de todo el equipo médico. Y tampoco olvidemos que hay un reto legislativo. Los flujos digitales están cambiando los procesos y nuestra legislación tiene que clarificar las responsabilidades de los diferentes grupos del sector odontológico para que todo el mundo trabaje con la tranquilidad de saber que lo que está haciendo es correcto y que no se generen conflictos entre distintas áreas del proceso. También estamos hablando de la ley de protección de datos y hace falta regulación.

En resumen, hace falta una cobertura social, porque el paciente es una persona, que es lo más importante; legal, para que todos los profesionales se sientan seguros; y por otro lado educativa, porque todos tenemos siempre el reto de aprender y de motivarnos a nosotros mismos.

Los ponentes durante el debate 'Transformación de la práctica asistencial con la digitalización de los procedimientos'


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