¿Alguien se acuerda de las
gafas Google? Sin duda es una pregunta retórica, pero su función es la de disparar en la mente del lector otra cuestión: ¿cuánto hace de la última vez que oyó hablar del invento que, según nos contaron, iba a revolucionar la práctica clínica en todos los campos?
Hace dos años no paraban de sucederse
noticias sobre los grandes avances que supondría la
realidad aumentada (superponer sobre esta información) para la medicina, en los congresos no faltaba un taller donde se expusieran las maravillas de su uso.
Pero llegó 2016. Cesaron las noticias. Google parecía no tener mayor interés en seguir desarrollando el producto y, en consecuencia, “las Google Glass no han supuesto nada en sanidad”, sentencia
Julio Mayol, director médico y de la Unidad de Innovación del Clínico San Carlos, y apasionado del uso de las nuevas tecnologías en la medicina.
Mayol es profesor de Cirugía, una de las disciplinas donde más bendiciones prometía su uso, por lo que su
veredicto es revelador. De hecho, la Asociación Española de Cirujanos desconocen si hay cirujanos que utilicen esta tecnología en los quirófanos.
Julio Mayol, con las Google Glasses.
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“El
hardware de la primera versión de las Google Glass era deficiente: se recalentaba demasiado”, explica a Redacción Médica
Frank Escandell,
Senior Business Developement Executive de Streye, empresa especializada en el desarrollo de soluciones tecnológicas con
wearables, los dispositivos tecnológicos que se pueden llevar puestos en el cuerpo.
Además, “en EEUU se prohibió al no estar homologado por la FDA, así que solo se emplearía en
telemedicina”. En este ámbito también dio problemas, y surgieron otros dispositivos que adelantaron a Google en prestaciones, por lo que el gigante digital pareció perder interés en el proyecto.
EEUU, Canadá e India son países donde sí han continuado usándose. Sin embargo,
en España solamente ha habido
proyectos pilotos. Escandell explica que aquí encontraron una “falta de comprensión”, además de que la necesidad de una homologación, la burocracia y el difícil acceso a la tecnología no han permitido avanzar en este campo. Solo alguna entidad de sanidad privada como
Sanitas ha apostado por aplicar la tecnología para su rama odontológica.
Aplicación en farmacia hospitalaria
Otro de los ámbitos donde auguraba un cambio espectacular el famoso aparato fue la
farmacia hospitalaria. “Estuvimos explorando posibilidades y pintaba bien”, apunta
Emilio Monte, farmacéutico del Hospital La Fe de Valencia que organizó un
taller sobre su uso en la farmacia de hospital durante el Congreso de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria de 2014. “El problema es que Google dejó de mover el tema y los desarrolladores informáticos perdieron pronto el interés”. Ahora mismo “no recuerdo ningún sitio donde se estén utilizando en el ámbito sanitario”.
La Fe montó un proyecto piloto de uso de las gafas en la
elaboración de fórmulas magistrales para pacientes oncológicos con el soporte de Innoárea.
Alfonso Soriano, su CEO, explica que Google ya no da soporte al producto ni lo vende, habiéndolo cedido a otras empresas. “Lo bueno”, prosigue, “es que abrió un mercado que no existía: enseguida aparecieron empresas que hacían productos similares”.
Similares pero no iguales: “Teníamos un proyecto para que enfermos de
esclerosis lateral amiotrófica (ELA) pudieran comunicarse a través del parpadeo, ya que las Google Glass tenían un sensor que lo detecta, pero esto no lo han incorporado las otras empresas”.
Realidad virtual, el siguiente paso
El hueco dejado por la realidad aumentada lo está ocupando la realidad virtual.
Frank Escandell, de Streye, avisa de que “hace escasamente dos meses se realizó la
primera cirugía en realidad virtual del mundo, de la mano de
Shafi Ahmed”. La realidad aumentada, explica, ha descubierto su verdadero ámbito de actuación en el uso del
streaming en la telemedicina, el telementoring (la posibilidad de dar clases magistrales a distancia) y como sistema de alertas.
Alfonso Soriano, de Innoárea, matiza que la realidad virtual tiene puesto el foco, más que en los profesionales, en los pacientes: “La diferencia es que te introduces en un mundo completamente virtual, que puede ser muy interesante para la rehabilitación, recuperando el movimiento en partes del cuerpo que han sufrido parálisis, o en el manejo de las fobias”.
El farmacéutico de La Fe,
Emilio Monte, corrobora ese punto. “Estuvimos explorando posibilidades pero la verdad es que no vimos ninguna aplicación clara en farmacia hospitalaria”. Dicho esto, piensa que volverán sobre el tema “porque es una tecnología que ha venido para quedarse”.
El misterio de Google
Por una vez, el gigante tecnológico fundado por
Larry Page y
Serguéi Brin parece haberse quedado atrás. Sin embargo, los entrevistados por Redacción Médica sospechan que está 'tramando' algo, pues es raro que simplemente haya dejado escapar la innovación en el ámbito de la realidad aumentada.
“Los informáticos me comentaron que seguramente era una estrategia”, comenta Monte. “Se dice que está trabajando sobre un nuevo dispositivo basado en Google Glass pero nada se ha hecho público hasta el momento”, especula Escandell.
Se oyen proyectos como
Tango, que usa dispositivos móviles para reconocer entornos para aplicar la realidad aumentada, aunque todavía no se ha mezclado con unas gafas, explica Soriano. “Sería muy raro que Google quedara atrás”.
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