La crioablación tumoral es una
técnica de mínima invasión que permite localizar el tumor y tratarlo en tiempo real con una temperatura muy baja dirigida a la zona afectada. Es una opción que puede ser alternativa o complementaria a la cirugía y que también tiene aplicaciones en otros órganos y tejidos.
Eduardo Crespo, especialista al frente del equipo de Radiología Intervencionista de la red de hospitales públicos gestionados por el Grupo Quirónsalud en Madrid, explica
las ventajas de la crioablación y los cánceres en los que se usa.
¿En qué consiste la crioblación tumoral?
Se trata de pinchar a través de la piel el tumor a tratar, es una punción percutánea. No tiene que ser necesariamente un tumor maligno, también se puede utilizar en los benignos. Este tratamiento percutáneo se guía por métodos de imagen y una vez puncionado el tumor con una o varias agujas -dependiendo del tamaño de la lesión- se aplica energía. En este caso, se aplica frío que mediante unos ciclos de congelación y descongelación mata al tumor porque llega por debajo de menos 100 grados.
¿Existe una técnica similar aplicando calor?
Sí, otras técnicas de ablación que usamos nosotros son microondas o radiofrecuencia. El acto es igual porque se punciona a través de la piel el tumor, pero en vez de con frío es con calor. En concreto, sube a 80 grados la temperatura y destruye el tumor. Para la congelación usamos el gas argón y para descongelar helio. Con argón y helio, congelación y descongelación, conseguimos una necrosis del tumo y deja de estar vivo. Poco a poco a lo largo del tiempo se va desintegrando ese tejido y desaparece.
¿Qué ventajas presenta la crioablación?
La crioablación es menos dolorosa que otras técnicas. De hecho, se suele llevar a cabo solo con anestesia local. A veces tratamos pacientes a los que no se le puede dormir o ya han sido operados y ha recidivado, por lo que no se les puede hacer una anestesia general para operarles. Gracias a la crioablación sí que se les puede llevar a cabo el tratamiento.
¿Y también es beneficioso para el trabajo del médico?
El médico puede controlar en tiempo real esta técnica para tratar con certeza las lesiones. De esta forma, con la monitorización se evitan complicaciones.
Durante el procedimiento se genera una bola de hielo (ice-ball). Esta bola de hielo la manejamos y la visualizamos a través del escáner. El tratamiento, los ciclos de congelación y descongelación, duran aproximadamente media hora, entonces en ese tiempo se ve cómo va y cómo crece la bola de hielo. Una vez terminado el tratamiento, confirmamos si se ha tratado todo lo que queríamos porque ves la bola de hielo donde estaba el tumor. Es una buena señal. En cambio, si estás viendo la bola de hielo cerca de un tejido que no quieres quemar, por ejemplo, porque hay una arteria al lado o un nervio que no quieres tratar, la controlas y la recolocas en un punto diferente para no tener un daño colateral o complicación.
"El médico puede controlar en tiempo real esta técnica para tratar con certeza las lesiones"
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¿Qué tipos de cánceres se tratan con esta técnica?
A día de hoy, la crioablación se está haciendo en cánceres de riñón, pulmón, próstata, mama y tumores de partes blandas. Por ejemplo, es una técnica muy segura también en tumores benignos de mama como el fribroadenoma. Aunque no sea un bulto malo, puede crecer con el tiempo y eso genera mucha ansiedad en las pacientes que al final acaban por someterse una cirugía. Para evitar la cirugía, se puede hacer también este tratamiento: pinchar con anestesia local, una aguja fina se posiciona en el fibroadenoma, se aplica la energía, se destruye el tumor y en un plazo de 6 a 12 meses desaparece.
La crioablación tumoral se puede hacer guiada mediante ultrasonido, escáner o resonancia magnética. ¿En qué criterios se basa esta elección?
Dependiendo de donde sea más visible. Por ejemplo, para el cáncer de riñón se suele ver bien con ecografía, pero también con TAC. Se hace la punción con ecografía porque lo estás viendo en tiempo real, pero luego para ver la bola de hielo la vas controlando con TAC. Nosotros trabajamos en una sala de fluoroscopia que tiene la posibilidad de hacer TAC ahí mismo, es una sala de angiografía donde haces rayos X pero también puedes hacer un escáner. Está muy bien porque puedes hacer todo en el mismo quirófano: TAC para controlarlo, ecografía para pincharlo, el anestesista si tiene que estar ahí también puede estar…. Es un quirófano avanzado donde se pueden combinar los diferentes métodos de imagen sin salir de ahí.
Además, la crioablación permite realizar una biopsia al mismo tiempo. ¿Qué opciones abre esta posibilidad?
Esto es útil en los cánceres de pulmón, que son módulos de pulmón que requieren una biopsia que también la hacemos nosotros a través de la piel guiados por TAC para confirmar que es malo. Lo positivo es que ya que vamos a someter a un paciente a una biopsia de pulmón que tiene cierto riesgo de generar un neumotorax (aire en el pulmón), podemos meter la aguja para tratar el tumor al mismo tiempo. En vez de tener que esperar al resultado y luego someterse a una cirugía en el mismo acto hacemos la biopsia, se confirma que es malo y se trata sobre el mismo camino. Entonces el paciente va biopsiado y tratado con el mismo riesgo de complicaciones.
¿Esta técnica requiere de un diagnóstico precoz o puede hacerse en cualquier fase de la enfermedad?
Siempre hay que diagnosticar lo antes que se pueda todos los tumores y para decidir qué es lo más curativo para el paciente, estos pasan por comités de tumores. Es importante entender que la crioablación no evita que haya que dar otros tratamientos como la quimioterapia, donde se asume que las células cancerígenas circulan por la sangre. Sin embargo, a veces no se puede hacer otras técnicas como la radioterapia porque está muy pegado al corazón o porque ya se ha dado radioterapia y no se puede volver a hacer. La crioablación es una buena solución.
¿Cuántas operaciones han hecho hasta ahora?
En el último año hemos hecho un par de operaciones, pero estos últimos meses hemos hecho más, unos seis o siete casos. Por ahora la experiencia es muy positiva. En primer lugar, es muy poco doloroso para el paciente y, segundo, porque puedes estar controlando lo que estás tratando en el mismo acto.
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