La utilización de
aceleradores lineales es ya uno de los pilares de tratamiento en los hospitales españoles. Cada vez son más comunidades autónomas las que cuentan con estos equipos pensados para mejorar resultados y hacer más llevadero, y con menos riesgos, el
tratamiento de tumores para los pacientes. El acelerador es un dispositivo que consigue dar
radioterapia aplicada, únicamente al tejido canceroso. De esta manera, se puede realizar el tratamiento localizado a un tumor, sin que el tejido de alrededor se vea afectado por esa radiación.
Los aceleradores están presentes tanto en el ámbito público como privado, y los
seguros de salud cada vez incluyen más la utilización de estos dispositivos en su
cartera de servicios. Es un tipo de tratamiento con muchos beneficios para el paciente, pues es un
método poco invasivo y que, además, al centrarse exclusivamente en la zona afectada,
no conlleva efectos a largo plazo para el resto del cuerpo. En los comienzos de la radioterapia, una de sus contraindicaciones principales eran los efectos secundarios que podían derivar de la irradiación de los tejidos sanos adyacentes al tumor.
Este tipo de equipo puede llegar a atender hasta a 40 pacientes al día. Entre las terapias que puede realizar se encuentran la
radioterapia externa de haz de fotones,
radioterapia externa de haz de electrones y
radioterapia guiada por imagen (IGRT), siendo esta primera la más común. Además, su precisión hace que el tiempo de intervención sea más corto y, por ello, que la radiación emitida sea menor. Es, por tanto, un sistema más cómodo para el paciente y, además, más seguro a largo plazo.
Avances en el campo de la radioterapia
En la actualidad, aproximadamente
un 70 por ciento de los pacientes de cáncer son tratados con radioterapia. Además, la publicación ‘Radioterapia’, publicada en la revista científica Elsevier y desarrollada por el Hospital Tenon de París, explica que más allá de la curación, cuando el tumor de un paciente está en un estado muy avanzado, la radioterapia puede utilizarse con fines paliativos, y ser una manera de mejorar el dolor del paciente o reducir el sangrado.
En general, esta técnica tiene un gran número de aplicaciones clínicas. Se puede aplicar sola, o combinada con quimioterapia y terapia dirigida. Además, puede utilizarse, con cirugía, tanto en el pre como en el postoperatorio.
De manera particular, el tipo de tratamiento que se aplica con un acelerador lineal supone que, no solo no se vea afectado el tejido alrededor del tumor, sino que, dentro de la zona afectada, se puede dirigir con mayor precisión la radiación. Así se explica en el estudio
‘Aplicación clínica de la radioterapia de intensidad modulada’, publicado en SciELO y desarrollado por la
Universidad de Navarra. Así, en el estudio se comenta que, gracias a este tipo de tratamiento, una zona del tumor más afectada puede recibir una dosis más alta, mientras que una zona con una radiosensibilidad distinta puede recibir una fracción más moderada.
Los aceleradores lineales consiguen mejorar la aplicación de la medicina personalizada en pro de la salud y los resultados del paciente.
Apuesta española por los aceleradores lineales
Su establecimiento a lo largo del territorio español hace de esta técnica una opción fácil para el paciente, pues puede acceder sin complicación a este tipo de tratamiento. Antaño eran solo unos pocos centros los que tenían la suerte de contar con estos equipamientos, y muchas veces era necesario un viaje para acceder a ello, lo que conllevaba más gastos e incomodidades.
Con
más de 300 equipamientos en el territorio español, desde Sanidad apuestan de manera decidida por este tipo de terapia. Por ejemplo, dentro del
Plan de Inversión de Equipos de Alta Tecnología (Inveat), que cuenta con fondos europeos, se propuso adquirir 81 nuevos aceleradores lineales para repartir por todo el país. Además, desde el ámbito privado también se apuesta de manera potente por estos equipos.
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