Investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública en el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III han descubierto que vivir cerca de instalaciones industriales se asocia a un mayor riesgo de cáncer de mama.
El trabajo, cuyos resultados publica la revista 'Environmental Pollution', está integrado en el proyecto 'MCC-Spain' que ha contado con la colaboración de investigadores de 11 comunidades autónomas españolas, de cara a aportar nueva información sobre factores de riesgo en cinco tumores de alta incidencia en España (mama, colorrectal, gastroesofágico, próstata y leucemias) y sus posibles estrategias de prevención.
En este caso, en la investigación participaron 452 mujeres con cáncer de mama (casos) y 1511 mujeres sanas (controles) de 10 provincias españolas, a las que se les proporcionó un cuestionario epidemiológico que incluía información sobre historia personal, familiar, residencial y laboral.
Por otro lado, los datos sobre contaminación industrial se obtuvieron del Registro Estatal de Emisiones Contaminantes (PRTR-IPPC), que incluyó información sobre cantidades de contaminantes y localización de 116 instalaciones industriales ubicadas en las zonas de estudio.
Para evaluar el exceso de riesgo en el entorno de las industrias se geocodificaron los domicilios de las mujeres del estudio y las instalaciones industriales, y se calculó la distancia entre ellos. Finalmente, se comparó si existía una mayor proporción de casos de cáncer de mama frente a controles sanos en las áreas próximas a industrias (entre 1 y 3 kilómetros) que en la zona de referencia (más de 3 kilómetros) donde no existía ningún foco industrial cerca.
Los resultados mostraron un exceso de riesgo de un 30 por ciento en el conjunto de todas las industrias para un radio de 3 kilómetros y en particular, se detectaron asociaciones significativas entre riesgo de cáncer de mama y proximidad residencial a industrias del sector químico orgánico, fabricación de alimentos y bebidas, productos cerámicos, instalaciones de tratamiento de superficies con disolventes orgánicos e instalaciones de tratamiento de superficies metálicas y plásticas.
De igual modo, también se ha visto un mayor riesgo en industrias emisoras de determinados disruptores endocrinos (compuestos organoestánnicos y nonilfenol), carcinógenos reconocidos y sospechosos (material particulado PM10, diclorometano y 1-2-dicloroetano) y otras sustancias tóxicas (hidrofluorocarburos, compuestos orgánicos halogenados y antimonio).
Los autores del estudio, liderados por Javier García-Pérez y Marina Pollán, recalcan que al interpretar los resultados es importante tener en cuenta que la distancia a las industrias es solamente una medida "aproximada" de exposición, que podría no reflejar de forma adecuada la exposición real.
"Pone de manifiesto un posible exceso de riesgo en el entorno de estas instalaciones y aunque algunos de los resultados obtenidos son coherentes con estudios realizados en el laboratorio, son necesarios estudios adicionales que afinen en la medida de exposición a la hora de extraer conclusiones", ha destacado.
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