No solo hay movimientos políticos en España. En Italia, el 1 de junio, 18 ministros juraban su cargo para acompañar al primer ministro,
Giuseppe Conte, en un nuevo Gobierno pactado por la Liga y el Movimiento Cinco Estrellas (M5E). A este último pertenece la ministra de Sanidad,
Giulia Grillo, portavoz en la Cámara de los Diputados y médico de profesión, que ha sido ampliamente criticada en España por su
supuesta faceta antivacunas.
En el año 2017, el "
decreto Lorenzin" -llamado así por su antecesora en el cargo,
Bearice Lorenzin- obligaba a los padres a vacunar a sus hijos. Si querían ir a la guardería o ser escolarizados en la escuela infantil, debían presentar la libreta con
12 vacunas aplicadas: la difteria, el tétanos, la polio, la hepatitis B, la tos ferina, la Haemophilus B, el sarampión, las paperas, la rubéola, la meningococo B y C y la varicela.
Para la escuela primaria, de 6 a 16 años, no se exigía mostrar la cartilla para la escolarización pero, de no tenerla, los padres debían pagar una multa que podía alcanzar los
7.500 euros.
No al imperativo legal
El tema principal de la polémica con Grillo y el decreto era, sobre todo, ese: la
obligatoriedad de vacunación. "Nosotros -escribió entonces la actual ministra en su blog, -creemos que las vacunas son esenciales en la prevención de enfermedades y nuestro objetivo es garantizar la
máxima cobertura de vacunación en el país. ¿Cómo lograr este objetivo? El decreto de Lorenzin se centra en la coacción, exponiéndose al riesgo muy peligroso de obtener el efecto contrario".
Solo en el 2017 hubo 5.006 casos de sarampión en Italia
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Grillo era, por tanto, contraria a la vacunación obligatoria por el temor a que los padres se
radicalizasen, como ha explicado recientemente: "En mi opinión era más sensato
dar información a los más dudosos para que entendieran la importancia (de vacunarse). También porque obligar a los padres no significa que los hayamos convencido".
Repunte de casos de sarampión
Grillo ha sido y es partidaria de la educación a las familias frente al imperativo legal, tal y como han ido señalando varios medios italianos como la revista
Vanity Fair: "No parece estar en contra de las vacunas, sino de la normal del gobierno que introdujo la obligación vinculándola a la
inscripción escolar. El punto puede estar en la forma de ver cómo se las arreglan para conseguir que los padres vacunen a sus hijos
sin que tengan que hacerlo por ley; ley que se introdujo debido a que una parte considerable de la población no estaba vacunada y esto ponía en rieso la inmunidad del grupo necesaria para todos, incluidas aquellas personas que no podían vacunarse".
Muchas de estas críticas a su posición contraria a la obligación se respaldan, precisamente, en esto último: el peligro que supone para la población que continúen ganando los movimientos antivacunas. Sobre todo porque, solo Italia, en el año 2017 hubo
5.006 casos de sarampión. Una cifra que, sumada a las de otros países de Europa, ha sido calificada como "tragedia" por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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