La
atención médica siempre ha sido un campo muy exigente, y la profesionalidad de los trabajadores del sector de la salud, junto con su
trato amable e imparcial con los pacientes, es un aspecto intachable de su labor. No obstante, si se busca una atención médica aún más excepcional, existen factores que pueden mejorar significativamente esta experiencia. Y no, esto no depende de sexo, raza, ni edad. La "receta mágica" para
potenciar la calidad del cuidado, parte de una combinación entre
paciencia,
respeto, empatía y
confianza.
Para,
Estíbaliz, enfermera del Hospital Rey Juan Carlos, el
respeto es el aspecto fundamental en la atención médica. Según su perspectiva, el respeto mutuo entre el profesional de la salud y el paciente es crucial para generar un ambiente de confianza y comodidad. "No se trata de hombres o mujeres, porque personas que no te respetan las hay de todos los tipos, colores, edades, razas y sexos".
"Si no te tienen respeto es cuando te hablan de malas maneras y cuando
no se ponen en tu lugar", comenta. Por eso, además de este factor, la enfermera resalta importancia de la
empatía. "Igual que nosotros entendemos que están en una mala situación, las personas que atendemos deben entender que hay más pacientes".
El arte de ser "paciente"
Es fundamental que las personas que acuden a una consulta "comprendan su papel" y adopten una actitud, "paciente", como su propio nombre indica. Para Estíbaliz, si los pacientes muestran esta actitud y son respetuosos con los profesionales, estos
responderán siempre de la misma manera. Esto hace que la reciprocidad sea otra de las cuestiones esenciales para establecer una buena comunicación y conexión entre ambas partes.
Lamentablemente, esta no es una situación que los profesionales se encuentren de forma generalizada en sus consultas. "Un día, mientras estaba atendiendo a un paciente que estaba muy malo, gritando de dolor, una mujer no paraba de
insistir para que la atendiese a ella", recuerda.
"Yo le expliqué que en ese momento estaba tratando una urgencia - la cual que ella misma estaba escuchando-, y que lo que necesitaba
no era algo prioritario. Le comenté que tenía que esperar y que vendría en cuanto terminase. Insistí en que no me iba a ir, que no iba a parar a cenar, y aun así, me seguía tratando de muy malas maneras".
No cabe duda de que los profesionales de la salud deben mostrar respeto y una
atención de calidad hacia todos sus pacientes, pero, para estar entre sus favoritos, es fundamental que el trato sea recíproco y que no falte empatía en las interacciones.
La confianza hacia el médico o enfermera, punto indispensable
Estas características en cuanto al trato también son cruciales para
Marcela, traumatóloga del Hospital Cruz Roja de Gijón. Está de acuerdo en que la empatía debe ser igual por las dos partes. "El profesional debe preocuparse por su paciente, responder sus dudas, y respetar su opinión", explica. Este último punto es importante para la profesional, ya que, desde su punto de vista, un buen paciente es aquel que, además de empatizar contigo, "muestra confianza con tu criterio médico y resuelve sus dudas contigo, no con Google".
Por su parte, la facultativa valora personalmente a los pacientes con los que establece una "
comunicación bilateral". Es decir, aquellos que no solo se limitan a recibir la información, sino que "te entienden y si tienen alguna pregunta la dice, resuelve sus dudas,
expresa sus sentimientos, sus temores y está tranquilo y cómodo con su médico".
Una interacción basada en el respeto y la empatía crea el mejor entorno para brindar una atención médica de calidad y establecer una relación sólida entre sanitarios y pacientes. Por ello, Marcela considera que si esta parte no confía en el criterio de su médico, "debe decirlo y cambiar de profesional", para lograr un mejor ambiente para todos.
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