Redacción. Madrid
Casi 1.600.000 pacientes padece enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y lo ignoran porque asocian los síntomas al perjuicio ‘normal’ del hábito de fumar. Pero la tos, expectoración y disnea a menudo delatan una patología que la Organización Mundial de la Salud (OMS) marca en su agenda como prioritaria para una mejor salud global.
El neumólogo Julio Ancochea.
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En la actualidad, se estima que la EPOC afecta a más de dos millones de españoles y causa 18.000 muertes al año. “Según datos del estudio EPI-SCAN, la prevalencia actual de la EPOC en la población de entre 40 y 80 años es del 10,2 por ciento, y, debido a que el 73 por ciento aún no está diagnosticado, podría decirse que más de 1.595.000 españoles aún no lo saben y, por lo tanto, no reciben ningún tratamiento para su EPOC”, ha explicado Julio Ancochea, jefe del Servicio de Neumología del Hospital La Princesa de Madrid.
A pesar de su prevalencia, según Celli, “la EPOC es menos conocida que otras patologías de igual o menor importancia, sobre todo por dos factores: es una enfermedad producida en su mayoría por la inhalación del humo del tabaco, por lo que hasta los pacientes piensan que los síntomas de tos, expectoración o disnea son normales para un fumador; y además, su definición es relativamente reciente. Afortunadamente, la EPOC comienza a ser reconocida oficialmente y hoy en día aparece como una de las enfermedades que la OMS marca como prioritaria en su agenda para una mejor salud en el mundo”.
“Uno de los objetivos fundamentales a la hora de valorar y controlar a un pacientes con EPOC es el manejo de las exacerbaciones. Estos cuadros afectan al 80 por ciento de los pacientes y constituyen un gran problema de trascendencia social y económica. Estos procesos son atendidos normalmente en las consultas de Atención Primaria o Neumología, pero alrededor del 7 por ciento al 9 por ciento de las exacerbaciones requieren ingreso hospitalario y presentan una tasa de mortalidad que llega a alcanzar el 15 por ciento”, ha remarcado Ancochea.
Por este motivo, este especialista ha querido recordar que “el principal reto actual en la EPOC es el diagnóstico precoz. Por otra parte, las estrategias deben centrarse en el control clínico, prevención de exacerbaciones y evitar la progresión de la enfermedad. El objetivo de los profesionales sanitarios debe ser diagnosticar y tratar la EPOC en sus fases iniciales lo que puede modificar la historia natural del proceso”.
Infradiagnóstico corregible con pruebas médicas
Al respecto, Celli ha querido destacar que “el diagnóstico de la EPOC descansa en tres pilares: que sea un paciente de riesgo – fumador o exfumador, exposición a contaminación atmosférica, historia familiar–, la presencia de síntomas clásicos de tos, expectoración y disnea, y la confirmación de la limitación del flujo aéreo durante la espirometría. Así, la mejora del infradiagnóstico requiere que el médico tenga en cuenta esta patología ante un paciente potencial, siendo igual de importante concienciar a la población acerca de la EPOC para mejorar el conocimiento y detección de los síntomas”.
En ello coincide el Ancochea, que ha querido destacar el hecho de que “los grandes estudios epidemiológicos insisten en el infradiagnóstico de una enfermedad tan prevalente como la EPOC que tiene un gran impacto sanitario, económico y social . Es necesario difundir el uso de la espirometría, e incrementar el porcentaje de diagnósticos a tiempo”.