Médicos Sin Fronteras (MSF) han denunciado este viernes que un hospital de la región ucraniana de Jersón ha sido bombardeado dos veces en 72 horas, primero con un ataque el martes que dejó un
médico muerto y cinco sanitarios heridos, y después este mismo viernes, un día en que el centro médico vuelve a estar "bajo fuego de artillería".
La
ONG humanitaria se declara consternada ante el hecho de que el primer ataque fuera ampliamente denunciado y condenado no haya "cambiado en nada la forma en que el
hospital y sus alrededores están siendo bombardeados", a pesar de las constantes peticiones de
MSF a las partes en conflicto de que protejan los hospitales y las infraestructuras civiles en Ucrania.
"Sentí una fuerte explosión cuando un proyectil cayó en las
instalaciones del centro médico donde trabaja MSF", relata un miembro del personal de MSF que estaba ocupado dentro de un refugio subterráneo, habituales en los hospitales todavía operativos en Ucrania para proteger a los pacientes.
En el momento del bombardeo había unas
150 personas en el centro médico, entre personal y pacientes. Afortunadamente, tanto el personal como los pacientes resultaron ilesos, según el asesor de operaciones de MSF,
Andrii Dobravskyi, porque el proyectil acabó impactando en el depósito de cadáveres del centro. Los daños causados se limitaron a las
estructuras de hormigón y las tuberías de gas. Dobravskyoi ha querido incidir que el centro alcanzado "está situado en una zona residencial, cerca de un colegio y edificios de apartamentos".
Hastío en la sociedad ucraniana
"¿Cuántas veces tenemos que ver lo mismo? ¿Qué significa ser cuidador o paciente en esta guerra? ¿Qué hace falta para quienes manejan las armas muestren un mínimo de respeto por la vida humana", se pregunta el coordinador general de Médicos Sin Fronteras en Ucrania,
Cyril Cappai. "Independientemente de la intención, hemos visto varias veces como tanto el
personal médico como los civiles han acabado bajo el fuego en esta guerra. El mensaje es simple: dejen de
bombardear hospitales", concluye Cappai.
Situado a pocos kilómetros de la línea del frente, en territorio retomado por las
fuerzas ucranianas el año pasado, el
hospital ha sido bombardeado dos veces en 72 horas. Desde el 24 de febrero de 2022, MSF ha pedido repetidamente la
protección de las instalaciones médicas tras presenciar su destrucción en las provincias de Jersón, Donetsk, Dnipropetrovsk, Járkov y Mikolaiv. Este último ataque a un hospital es coherente con un patrón que MSF ha observado en esta guerra y en particular con respecto al continuo bombardeo de infraestructuras civiles, zonas residenciales y
estructuras médicas por parte de las fuerzas rusas.
"¿Cuántas veces tenemos que ver lo mismo? ¿Qué significa ser cuidador o paciente en esta guerra? ¿Qué hace falta para quienes manejan las armas muestren un mínimo de respeto por la vida humana? Independientemente de la intención, hemos visto repetidamente al personal médico y a los civiles bajo el fuego en esta guerra. El mensaje es simple: dejen de
bombardear hospitales", concluye Cyril Cappai, coordinador general de
MSF en Ucrania.
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