Un fármaco nuevo reduce el riesgo de muerte en insuficiencia cardiaca crónica un 21%

Presenta un efecto inhibidor de los receptores de la angiotensina y de la neprilisina

Miércoles, 03 de junio de 2015, a las 10:55
Redacción. Madrid
Los resultados del estudio Paradigm-HF sobre el uso del fármaco LCZ696 para mejorar la supervivencia del paciente con insuficiencia cardiaca crónica (ICC) ha sido uno de los temas más destacados de la XII Reunión Anual de la Sección de Insuficiencia Cardiaca y Trasplante de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que ha coincidido con el Congreso Heart Failure 2015 de la European Society of Cardiology (ESC). Ambas reuniones se han celebrado recientemente en Sevilla, con la participación de más de 4.000 profesionales dedicados a la insuficiencia cardiaca, entre ellos más de 700 españoles.

José Luis Lambert.

En concreto, este fármaco ha demostrado reducir un 21 por ciento la mortalidad y la hospitalización en los pacientes con ICC, tanto por causas cardiovasculares como por cualquier otro motivo, con respecto al enalapril, considerado en los últimos 25 años como el fármaco más eficaz para reducir el riesgo de muerte en pacientes con esta patología.

“Actualmente ya disponemos de varios fármacos eficaces para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca, como los betabloqueantes, los inhibidores del sistema renina-angiotensina y los inhibidores mineralocorticoides”, comenta José Luis Lambert, presidente de la Sección de Insuficiencia Cardiaca y Trasplante de la SEC. “Hasta ahora, habíamos alcanzado unas reducciones significativas de la mortalidad y no esperábamos que hubiera ningún otro avance espectacular, pero el LCZ696 ha demostrado tener una acción dual: por un lado presenta un efecto inhibidor de los receptores de la angiotensina y, por el otro, funciona como inhibidor de la neprilisina, una acción conjunta que ofrece mejores resultados que el enalapril”, detalla.

A través del estudio Paradigm-HF se comparó la efectividad del inhibidor de los receptores de la angiotensina y neprilisina, el LCZ696, frente al enalapril. Se seleccionó un total de 8.442 pacientes con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección preservada o reducida (igual o menor al 40 por ciento), quienes recibieron ya sea LCZ696 (una dosis de 200 mg dos veces al día) o enalapril (una dosis de 10 mg dos veces al día), además de la terapia recomendada. El ensayo se paralizó tras 27 meses de seguimiento, cuando se evidenció que la efectividad del LCZ696 era mayor que el enalapril en cuanto a la reducción de riesgo por muerte y de hospitalización en pacientes con ICC.

“El alargamiento de la expectativa de vida y la mejoría en el tratamiento de las cardiopatías agudas originan que más enfermos sobrevivan y, en estadios avanzados de su enfermedad, desarrollen el síndrome de insuficiencia cardiaca crónica. Por ello, es muy importante seguir avanzando en el desarrollo de técnicas cada vez más precisas y efectivas. Justamente esta reunión ha pretendido ser un punto de encuentro y discusión entre los profesionales de esta especialidad”, explica Lambert.

Abordaje multidisciplinar

El abordaje multidisciplinar de la insuficiencia cardiaca ha protagonizado otra de las sesiones más destacadas de la reunión, en la que participaron cardiólogos, internistas, médicos de atención primaria y enfermeras para poner de relieve la importancia del carácter multidisciplinario y global de la atención en estos enfermos.

Según Lambert, “el cuidado del paciente con insuficiencia cardiaca debe contar de manera coordinada y continuada entre los distintos niveles asistenciales como médicos, enfermeras y otros profesionales sanitarios”. “El problema actual se encuentra en la falta de relación entre Atención Primaria y Especializada; por ello, hay que incidir en la actuación conjunta de todos los especialistas en cuanto al seguimiento de los pacientes, su cuidado, la correcta prescripción de fármacos, así como su educación para que sepa cómo afrontar la enfermedad o cómo prevenir posibles complicaciones, todo ello bajo la supervisión del cardiólogo junto a los distintos niveles asistenciales”, defiende.

Esta coordinación entre distintas disciplinas se hace más patente en estos pacientes, ya que, muchas veces, además de insuficiencia cardiaca, padecen otras comorbilidades, como déficit de hierro, anemia o problemas respiratorios. “Es importante tener una visión global de todas las complicaciones asociadas a la insuficiencia cardiaca, ya que, a pesar de aplicar un correcto tratamiento para esta patología, el diagnóstico y la evolución pueden fallar si no se tienen en cuenta estas comorbilidades”, concluye el presidente de la sección de la SEC.