Un estudio ha probado que el aumento del número de
sociedades científicas lleva pareja una creciente
falta de transparencia de su financiación y actividades, en especial las que suponen un
conflicto de intereses con la
industria farmacéutica.
La investigación ha sido publicada en British Medical Journal y se centra en el estudio de cuántas sociedades científicas de una sola especialidad médica, la
Ginecología, han ido apareciendo los últimos años en Italia. Al mismo tiempo, examina con detalle el grado de transparencia de cada una de ellas en sus relaciones con la industria farmacéutica y, en general, a la hora de comunicar sus producciones.
Para ello, se delimitó como intervalo de tiempo el comprendido entre octubre de 2014 y junio de 2015, y se identificó a las sociedades científicas a partir de una búsqueda en internet de las web de cada una. El examen de los portales para verificar la existencia de las entidades fue realizado por dos evaluadores independientes.
Los investigadores se dieron cuenta de que, en ese tiempo, se había cuadruplicado el número de sociedades científicas de la especialidad. En concreto se contabilizaron 47, de las que 17 cubrían tanto la Ginecología como la Obstetricia, cuatro se ceñían al ámbito de esta última y 26 al de la Ginecología.
Como resultado, solamente 32 web de las examinadas incluían
acceso libre a sus normativas y
estatutos.
Asimismo, se resaltó el hecho de que 46 de las entidades ofrecían servicios de
formación médica continuada a sus inscritos. Y, en tercer lugar, se subraya que la información relacionada de forma directa con el mecenazgo de la industria brilló por su ausencia.
Solo 15 figuraban especificaban a sus patrocinadores en sus anuarios
De hecho, tan solo 15 de las
sociedades científicas de Ginecología registradas en Italia en ese periodo hicieron constar en sus anuarios a las empresas que las habían patrocinado en una o más de sus actividades.
Ninguna de las asociaciones científicas incluyó en sus estatutos un planteamiento o análisis de los conflictos de intereses de índole financiera. Tampoco hubo una sola que incluyera, en su plataforma
on-line, una declaración anual de sus cuentas o estado financiero, que explicara la política reguladora de sus
relaciones con la industria ni que, mucho menos aún, informara de quiénes de sus miembros se responsabilizan de dar cuenta de esta clase de informaciones.
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