Redacción. Madrid
Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la OMC, Sendín ha advertido de que hay profesionales “que hacen prácticas que no están respaldadas por la evidencia científica, incluso, algunas se podrían calificar de mala praxis y seguimos intentando convencerles de que reconduzcan sus caminos”.
Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la OMC.
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En su intervención durante el VI Congreso de Gestión Clínica, celebrado en Toledo ha defendido, no obstante, la libertad de prescripción y clínica “no como un valor absoluto como algunos pretenden defenderla, sino responsable y basado en el conocimiento y en la evidencia científica”.
Durante su intervención, Sendín también se ha referido a que en la gestión clínica o gestión de lo esencial, "no se ha avanzado prácticamente nada", entre otras razones, “por el desinterés mostrado por la mesogestión, es decir, la que compete a las instituciones sanitarias y la falta de confianza de los profesionales, especialmente ahora tras años de recortes y precariedad laboral”.fianza de los profesionales, especialmente tras años de recortes y precariedad laboral”.
Desde su punto de vista, la solución podría encontrarse en la microgestión. Sendín también se refirió a la necesidad de motivar a los profesionales. Por este motivo, subrayó que “las políticas de Recursos Humanos son claves para acomodar la gestión clínica en el sistema sanitario”.
Además, Sendín advirtió de que la gestión clínica “no puede concebirse como un sistema de ahorro, ya que enfocarlo así solo lograría el rechazo de los profesionales”. Por otra parte, recordó “la deficiente relación entre niveles asistenciales: atención primaria y atención hospitalaria” y lamentó que no se haya avanzado en ello “ni tampoco en el control del gasto en medicamentos que es una de nuestros problemas y asignaturas pendientes”.
Otro de los obstáculos se encuentra, según señaló, en la política de recortes que se ha seguido en los últimos años, e insistió en que “el médico no puede aceptar recortes que provoquen perdidas de calidad en la asistencia a sus pacientes, y que afectan especialmente a los más pobres, débiles, ancianos, en definitiva, a los más desfavorecidos e indefensos”.
En este contexto, Sendín señaló que no le cuadraba la discordancia entre la remuneración de una consulta a un médico, que diagnostica una hepatitis C a un paciente, que puede ser de hasta 3 euros mientras el tratamiento de la hepatitis C se eleva hasta los 35.000 euros. Esto “puede dar al traste con el propósito de que se trate equitativamente a todos los pacientes”, señaló.
Para explicarlo aludió a la necesidad de un cambio retributivo en los profesionales, “donde esté reconocida e incentivada, además, de discriminada, la variabilidad de la práctica clínica”. Para Sendín, “las retribuciones deben tener vínculos de proporcionalidad, con transparencia plena, en relación a la actividad que se realiza a través de un plus añadido de reconocimiento y de incentivos”.
Respecto al modelo administrativo y funcionarial consideró que esté llevado a lo estricto “no es adecuado para responder a unos servicios sanitarios tan complejos como los sanitarios”. Pero tampoco es apropiado un modelo laboral puro que, a su juicio, “puede suponer un condicionante que deteriore la autonomía y libertad necesaria responsable del ejercicio médico y que representa la base del negocio de la gestión privada de los servicios públicos”.
Finalmente, abogó por iniciar un regeneracionismo moral que propicie la supervivencia del sistema. “La crisis económica complica este proceso, pero lo hace más necesario que nunca. En este sentido, “el principio ético-deontológico de justicia, consagrado en el art. 6 de nuestro Código Deontológico debe ser tomado más en serio sin más dilación y aplicarlo en la ética práctica profesional del día a día”.
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