Desde que la
pandemia por
coronavirus irrumpió a nivel mundial, los estudios han ido revelando poco a poco nuevos factores y síntomas ligados a la enfermedad. La
fatiga es uno de los síntomas más frecuentes que sufren las personas con coronavirus, y por primera vez unos investigadores de la
Universitat Oberta de Catalunya (UOC) han ligado este
cansancio sufrido por personas con
Long Covid con la ansiedad y la depresión.
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó que
varios de los síntomas más frecuentes en las personas que sufren covid persistente es la
fatiga, la dificultad para
respirar y la
disfunción cognitiva. Para que los especialistas diagnostiquen esta enfermedad, estos síntomas deben estar presentes al menos durante
dos meses y los
tres meses posteriores al inicio de la enfermedad.
El estudio, publicado en la revista '
Journal of Neurology', demuestra que la fatiga en los pacientes con Long Covid está relacionada con padecer
ansiedad,
depresión y
apatía. "La fatiga persistente es algo muy invalidante y limita mucho la calidad de vida de las personas. Si una persona padece fatiga por Covid-19, es importante ir más allá y ver qué otros
síntomas o
trastornos están asociados con esta condición", ha dicho el investigador principal del artículo, miembro del grupo Cognitive NeuroLab de la UOC y profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud,
Marco Calabria.
Para validar esta hipótesis,
se estudió el caso de 136 pacientes con coronavirus que sufrían déficits cognitivos tras ocho meses de contraer el virus. "Encontramos que la fatiga está asociada con la
atención sostenida, que usamos para desempeñar una tarea durante un tiempo largo y nos mantiene concentrados, así como con las funciones ejecutivas, que nos permiten mantener la información temporalmente almacenada para poder hacer tareas como
calcular o
reelaborar una frase que hemos oído", explica Calabria.
El aislamiento, factor potencial de síntomas ligados al covid
Otro reto para el equipo de científicos fue
separar la fatiga generada después del coronavirus de las consecuencias de la
situación especial vivida durante la pandemia. "La fatiga es un síntoma relacionado con infecciones virales y esto nos indicaba que sería uno de los posibles síntomas de la infección por coronavirus", explica Calabria, para quien es posible que, en las primeras olas,
el aislamiento tras dar positivo por coronavirus contribuyera a aumentar algunos síntomas.
Pese a estas conclusiones, el estudio de la UOC indica que
no se da siempre esta situación. A muchas personas la fatiga les
impide volver a la vida que tenían
antes de sufrir el coronavirus; otros siguen sufriendo fatiga a pesar de que hayan podido volver a las condiciones prepandemia y, en el caso de la apatía asociada con el coronavirus, se comprobó que su prevalencia pasaba del
17 por ciento antes de la infección al
62 por ciento después de la infección.
Los resultados del estudio, según sus autores, enfatizan la importancia de un
enfoque multidisciplinar para evaluar y
considerar el tratamiento potencial para pacientes con Covid-19 que experimentan fatiga. "Pero quedan aún muchas preguntas por contestar: cómo se reflejan estos cambios a nivel cerebral, cuánto duran, quién es más susceptible de padecer estos síntomas durante mucho tiempo o cuáles son las características individuales que nos predicen una recuperación.
Todas estas preguntas las responderemos a medida que pase el tiempo, porque se trata de algo nuevo y desconocido", zanja el investigador.
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