El gobierno británico ha anunciado que se abrirá una investigación para esclarecer el escándalo que los 70 y 80 dejó al menos 2.400 personas muertas por sangre contaminada, en lo que ha supuesto el mayor desastre en tratamientos en la historia del sistema de salud británico (NHS).
Un portavoz de Theresa May ha asegurado ante los medios que tratarán de establecer las causas de la "espantosa injusticia" que se produjo con miles de pacientes que recibieron productos sanguíneos procedentes del extranjero que estaban infectados de hepatitis C y de VIH. Muchos de los afectados y sus familiares creen que no fueron suficientemente informados de los riesgos que conllevaba el tratamiento y además, las negligencias se intentaron encubrir.
Recientemente un informe del parlamento sentenció que alrededor de 7.500 pacientes fueron infectados con estos productos, muchos de los cuales padecían hemofilia, un trastorno hemorrágico hereditario. Esto supone que necesitaban un tratamiento regular con un factor -Factor VIII- de la coagulación que se consigue de la sangre donada.
Los suministros que importó Reino Unido estaban infectados, según recoge la BBC, como gran parte del plasma utilizado que provino de algunos donantes presos en Estados Unidos, donde vendieron su sangre.
Sospechas de pacientes
Entre los ejemplos que cita el medio, está el de Jason Evans, que tenía 4 años cuando su padre Jonathan, hemofílico, murió tras infectarse de VIH por un tratamiento contaminado. Recientemente Jason descubrió que en 1984 su padre ya había empezado a preocuparse y había planteado el asunto a sus médicos, quienes le dijeron que "no había nada de qué preocuparse", puesto que era una teoría sensacionalista y no había que prestarle atención.
Las familias de los pacientes fallecidos serán consultadas para ver cómo se desarrolla la investigación, que podría ser pública al estilo de Hillsborough o una estatutaria dirigida por un juez, según confirmó May. Su portavoz aseguró que la decisión de llevar a cabo estas pesquisas está basada en nuevas evidencias, pero no se ha aclarado de cuáles se trata.
El líder laborista, Jeremy Corbyn, declaró que la investigación debería tener la fuerza suficiente para desencadenar enjuiciamientos. "Obviamente fue un grave fallo sistémico. Creo que necesitamos la mayor fuerza posible para que se pueda, si es necesario, llevar a cabo acciones judiciales como resultado, pero sobre todo llegar al fondo del asunto".
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.