Reformar la
financiación sanitaria se presenta como un proceso complejo para las naciones, ya que requiere una
planificación estratégica y cuidadosa. Por este motivo, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado cuáles son los
seis pasos que se deben seguir. Estos comienzan por
formar un equipo que esté comprometido con el proceso, y continúan seleccionando reformas específicas, un
análisis de contexto, el mapeo de las partes interesadas y el desarrollo de
estrategias concretas. Junto a estas premisas, no se debe olvidar llevar a cabo un
seguimiento continuo para comprobar la efectividad y sostenibilidad del procedimiento.
Para ello, la
OMS ha publicado un análisis de la economía política para el financiamiento de la salud o, según sus propias palabras, una
guía de “cómo hacerlo”, en la que detalla uno a uno los pasos a seguir. El primer paso que este organismo aconseja para llevar a cabo una
reforma en la financiación de los sistemas sanitarios parte por organizar un “
equipo de cambio”, que debe estar compuesto por personas comprometidas con este trabajo.
Para ello, deben mostrar, según la
OMS, un interés personal o profesional en la reforma; deben tener los
conocimientos suficientes para llevarla a cabio; ser conscientes de sus propios
intereses potenciales; y tener un
conocimiento técnico del proceso que van a llevar a cabo. Tras esto, el segundo paso es seleccionar el “
área funcional específica de la salud” que sea relevante para la aplicación de la
reforma.
Cómo reformar la financiación sanitaria
Una vez constituido el equipo y seleccionada la reforma, la OMS aconseja “
comprender el contexto” que la rodea. Para ello, deben plantearse aquellas cuestiones relacionadas con las estrategias necesarias para “mejorar las posibilidades de
éxito” de la adopción e implementación de este proceso. Algunas cuestiones que pueden influir son la
estructura de la financiación sanitaria; los
factores políticos; la toma de decisiones; la responsabilidad y supervisión; o los factores históricos, ideológicos, culturales o globales.
“El proceso puede variar en
duración, dependiendo de la intensidad: podría llevar algunas
semanas, pero también podría llevarse a cabo en unos pocos días en una situación urgente, si todos los miembros estuvieran plenamente
comprometidos y
bien informados. La discusión y las notas resultantes deben centrarse en las cuestiones más destacadas, en lugar de ser exhaustivas”, destaca la
OMS.
El cuarto paso consiste en identificar y
“mapear” las partes que tienen interés e influencia en la reforma seleccionada. Estas deben clasificarse según su “poder” o posición respecto al proyecto. “Además de considerar a las partes interesadas individuales, es útil considerar si existen
alianzas entre ellas (formales o informales) sobre el tema de interés, o si se formarían e
n el futuro, ya que esto respaldará su pensamiento estratégico”, señala el organismo.
Estrategias en la financiación sanitaria
Una vez mapeados los actores y considerados los factores contextuales e institucionales, la OMS recomienda plantear las
estrategias que se podrían adoptar para aumentar las posibilidades de que la
reforma sanitaria tenga
una introducción y un mantenimiento “exitoso”. Estas deben considerar a aquellos que ya apoyan la reforma, a los que se oponen y a aquellos que podrían involucrarse más.
“En general, las
estrategias deben basarse en los términos y en el objetivo de política que el equipo de cambio busca lograr”, señala el organismo. Además, es útil
clasificarlas según el diseño, establecimiento de la agenda, adopción o implementación del proceso de reforma.
Por último, se debe garantizar que las reformas sean
sostenibles y que se implementen de manera efectiva. Esto requiere un monitoreo continuo de los procesos y de los resultados de las reformas. Además, la
OMS resalta que es fundamental que el ‘
equipo de cambio’ se “reagrupe periódicamente” para
evaluar el progreso y ajustar las estrategias según sea necesario.
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