Podría decirse que los
prejuicios son una cuestión inherente en nuestra sociedad. A pesar de que, por lo general, se evita r
echazar a las personas por sus características físicas o sociales, en ocasiones, esta connotación negativa se produce
involuntariamente. Los profesionales sanitarios no se quedan fuera de esta condición, ya que algunos
pacientes con obesidad aseguran sentir que son
juzgados por su peso cuando acuden a consulta, percibiendo que los facultativos no exploran factores subyacentes como pueden ser los trastornos mentales, genéticos o incluso hormonales, y reducen todas sus dolencias a sus ‘kilos de más’.
Esta situación puede provocar que haya personas que dejen de acudir a las consultas porque piensen que puedan ser
mal atendidos o que teman que todos sus males “se achaquen a la obesidad”, tal y como explica
Raúl Calvo Rico, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, coordinador del Centro de Salud Camarena en Toledo y secretario general del Colegio de Médicos de Toledo. “Si no somos capaces de atender a los pacientes en su totalidad, incluyendo todos los factores que influyen en su enfermedad, corremos el riesgo de
perder la relación con el paciente”.
Según
María Victoria Sánchez, psicóloga clínica y directora de GrupoLaberinto Psicoterapia para la Salud, a menudo, este enfoque responde a un
modelo de atención paternalista, en el que el sanitario “
regaña cuando no se siguen sus indicaciones”. “Hay una tendencia a
juzgar desde nuestros propios prejuicios, y esto nos incluye a los sanitarios”, menciona la psicóloga.
El impacto en la relación médico-paciente
Cuando un paciente se siente juzgado en la consulta médica,
la relación de confianza se rompe. Según Sánchez, el miedo al juicio provoca
reacciones emocionales que afectan la salud física y mental de los pacientes. “Que ir a la consulta sea un disparador de
miedo,
ansiedad,
tristeza o
rabia hace que el sistema nervioso de la persona entre en modo ‘lucha’, ‘huida’ o ‘desconexión’. Esto afecta la capacidad del paciente para
entender y
recordar lo que se le está diciendo”.
Calvo añade que este tipo de relación conflictiva puede tener consecuencias aún más graves, ya que por miedo al estigma,
hay pacientes que dejan de acudir a estas consultas, lo que da lugar a un distanciamiento puede evitar que problemas serios sean diagnosticados o tratados a tiempo. “Cuanto más íntegra sea la visión de nuestros pacientes, más fácil será llegar a una
buena relación con ellos, una cuestión fundamental en la atención médica”, explica Calvo.
Problemas subyacentes de la obesidad
El enfoque simplista de
asociar la obesidad con malos hábitos puede llevar a
diagnósticos inexactos o incompletos. “Sabemos que los prejuicios correlacionan con sesgos atencionales y de memoria, lo que hace que determinadas cuestiones
no se exploren o se minimicen”, explica Sánchez. Como resultado, trastornos más complejos, como la
depresión o la
ansiedad,
pueden pasar desapercibidos al centrarse únicamente en el peso del paciente. “Esto impide ofrecer una asistencia sanitaria de calidad, incluyendo la atención a la salud mental”, añade la psicóloga.
Por su parte, Calvo resalta la importancia de tener una
visión multifactorial de la obesidad. “Hay que ser muy cuidadoso a la hora de abordar otros problemas de salud en un paciente con obesidad y
no achacar todos los males a su peso”, comenta. A pesar de que estas situaciones son muy denunciadas en las redes sociales, el especialista considera que cada vez más médicos de Familia entienden la necesidad de este enfoque, que considera tanto los
determinantes sociales y económicos como los factores fisiológicos.
Consecuencias emocionales del juicio médico
Evitar las consultas por
miedo a ser juzgados tiene un impacto directo en la
salud mental de las personas con obesidad. Según la experiencia de Sánchez, muchos pacientes se sienten estresados al enfrentarse a profesionales sanitarios, especialmente en áreas como la Endocrinología o la Ginecología. “Este
estrés puede tener un
impacto negativo en su salud mental, reactivando ideas negativas sobre sí mismos o los demás”, comenta la psicóloga.
Este impacto afecta a la
confianza del paciente en el sistema sanitario. Según explica la psicóloga, si el paciente siente que le están juzgando, es probable que
oculte información o incluso que retrase sus citas.
Junto a esto, Calvo coincide en la importancia de no “quedarse en la superficie” y limitar todos los problemas de los pacientes a la obesidad. “Hay
cuestiones subyacentes muy importantes que no vemos, como pueden ser la salud mental o la
violencia de género, quizá porque nos da miedo afrontarlos o porque no estamos preparados y es mucho más difícil abordar esos problemas que
poner una dieta a un paciente”, sentencia el especialista.
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