Son soluciones distintas a las planteadas en el sistema sanitario español, pero solo eficaces a corto plazo.
En los países anglosajones saltan las alarmas desde hace un lustro por la
saturación de los servicios de Urgencias durante el periodo de alta frecuentación. Hasta aquí, todo igual.
Dejar a los pacientes en la ambulancia, en lugar de colocarlos en el pasillo de Urgencias o tenerlos durante horas en las salas de espera es una de las soluciones que se ponen en práctica.
Pero con el paso del tiempo, esta práctica ha pasado de ser algo excepcional a ser una costumbre, vista por muchos como
ejemplo del deterioro de los servicios estatales de Sanidad. El
NHS, el británico, es uno de los sistemas en los que cuando las Urgencias están saturadas se toma esta medida de que el enfermo que se está trasladando permanezca en el vehículo, en vez de llenar los pasillos.
Sin embargo, el remedio da lugar a un nuevo fenómeno. Que
donde faltaban camas, ahora faltan ambulancias, o que estas se derivan de un hospital a otro, con el consecuente empleto de tiempo añadido que ello acarrea en un sistema cuyo compromiso de atención en Urgencias es de un máximo de cuatro horas.
La situación ha llegado a tal nivel que el pasado invierno
se dobló el número de ambulancias derivadas de un hospital a otro,
según un estudio de
Nuffield Trust, una organización que indica en sus estatutos que vela por la mejora del sistema sanitario británico. Los médicos británicos califican la situación de las Urgencias como
“caótica” y la demanda como “abrumadora” dado el envejecimiento de la población.
Estados Unidos, Australia y los carros
Similar es el problema provocado de la solución de las
ambulancias-cama en Estados Unidos, donde han tenido que aumentar las plantillas de
técnicos de emergencias sanitarias (lo que alí se denomina
paramedic), o en
Australia, donde
Daniel Fatovich, investigador y exdirector del Departamento de Emergencias del Hospital Royal Perth, llevó a cabo
una investigación motivado por las derivaciones de ambulancias, un fenómeno que antes de principios de siglo consideraba “extremadamente raro”. En ese mismo trabajo, Fatovich, además, describe la saturación como el
“problema más grave al que se enfrentan los servicios de Urgencias del mundo desarrollado”.
Pero no es suficiente con el trasiego y la ocupación de las ambulancias para paliar el déficit de camas. En el NHS, además,
destaca el Daily Mail que recientemente se ha cambiado la denominación de cama por cualquier espacio que permita a un paciente acostarse:
“Un sofá o un carro deben ser considerados como una cama, siempre que se utilice regularmente para permitir a un paciente a tumbarse en lugar de simplemente por examen o transporte. Un ejemplo de tal disposición es una sala de cirugía ambulatoria amueblada con carros”.
También
en Australia, en Adelaida, han tenido que recurrir a soluciones poco comunes durante este otoño en el que algunas semanas han sido catalogadas como “las más ajetreadas de la historia”. Por ello han sustituido a las ambulancias y técnicos de emergencias, por
visitas domiciliarias de enfermeras, en los casos en los que la situación lo permitía.
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