Su caso se hizo famoso por tratarse de la primera persona del mundo en someterse a un trasplante de cara. Diez años después de dicha operación, Isabelle Dinoire falleció el pasado 22 de abril como consecuencia de dos tipos de cáncer generados por los fuertes tratamientos para evitar el rechazo del trasplante.
El Hospital de Amiens, donde se sometió a la intervención, ha emitido este martes un comunicado donde explicaba que “murió tras una larga enfermedad”, y explicaba que “de acuerdo con la voluntad de sus parientes”, la información no se había hecho pública hasta ahora.
Dinoire tenía 38 años cuando fue atacada por uno de sus perros. Durante quince horas, decenas cirujanos y enfermeras reconstruyeron su rostro. Los pacientes que reciben trasplantes tan complicados pueden sufrir rechazo de sus implantes, así como ser víctimas de los efectos secundarios de los fármacos, según han explicado los médicos del hospital.
La paciente mostró su nuevo rostro al mundo el 5 de febrero de 2006 y pronunció con dificultad las siguientes palabras: “Desde el día de la operación tengo una cara como todo el mundo. Puedo abrir la boca y comer. Recientemente, siento mis labios, la nariz y la boca”.
En un comunicado posterior, el equipo médico ha recordado que “éxito quirúrgico fue notable”, ya que la restauración de la cara le permitió volver a tener una identidad, vida social y recuperar todos los rasgos de la cara que habían sido destruído durante la desfiguración traumática.
Complicaciones
“Los resultados fueron excepcionales desde el principio, lo que ha llevado a otros equipos a poner en marcha programas de trasplantes faciales en todo el mundo”, señala el hospital en un comunicado. Tras su operación, se han realizado 30 intervenciones similares.
No obstante, Dinoire sufrió complicaciones tras la operación, producto de la inmunosupresión y el rechazo, lo que la llevó a desarrollar ciertas infecciones, un tumor del que fue tratada durante 6 años, una disminución de la función renal e hipertensión.
Según los médicos, presentó sólo dos episodios de rechazo agudo en el primer año de trasplante y, después de 9 años, experimentó el rechazo crónico del injerto. Esta situación dio lugar a un bloqueo parcial de las arterias del injerto y a una pérdida de la parte inferior de su trasplante de cara en junio el año 2015.
Debido a esta pérdida parcial del injerto facial se sometió a una reconstrucción quirúrgica en enero de 2016, con un resultado favorable que le devolvió el estado funcional anterior. En la primavera de 2016, le descubrieron recurrencia de un tumor maligno, que “por desgracia estaba fuera de cualquier recurso terapéutico”.
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