Javier Barbado. Madrid
El director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, ha advertido a Francia del riesgo de “escándalo social” y resultado contraproducente al esperado en caso de que prospere allí una nueva normativa por la cual se prescinde de consultar con la familia del potencial donante en caso de que éste no haya registrado en vida su negativa a ceder sus órganos.
El director de la ONT, Rafael Matesanz.
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La ley fue aprobada el año pasado y se espera que entre en vigor una vez las autoridades francesas desarrollen, en forma de decreto, la forma en que cada ciudadano debe inscribirse en el registro de negativa a la donación de sus órganos. Como la mayoría de los profesionales sanitarios franceses se oponen a la medida (salvo los que la propusieron en su momento y, por otra parte, algunas asociaciones de pacientes), el máximo departamento sanitario del Ejecutivo galo ha convocado este miércoles una reunión al máximo nivel en París a la que fue invitado como experto Matesanz, quien ha atendido a Redacción Médica para narrar lo sucedido.
Desde su punto de vista, lo más probable es que, en último término, el modelo francés para la donación de órganos quede aproximadamente igual al español en sus aspectos formales como la consulta a la familia previa a la extracción en la persona accidentada o enferma irreversible.
Según ha puntualizado, el sistema francés se sitúa, después del español, en la primera línea en tasa de donaciones en Europa, pero sucede que el porcentaje de negativa familiar a la donación se cifra en el 40 por ciento frente al 15 por ciento registrado en España. La diferencia estriba, a su parecer, en cuestiones en las que el gobierno español atesora mucha experiencia como, por ejemplo, la formación del entrevistador que toma contacto con la familia del potencial donante, y aquí ha transmitido Matesanz sus conocimientos a sus colegas franceses.
Por esa razón –la elevada negativa citada– los franceses desean mejorar su modelo y han propuesto este cambio normativo que, a juicio del experto español, no camina en la dirección correcta.
Al conclave de la sanidad francesa acudieron, asimismo, miembros de las sociedades científicas especializadas en Urgencias, Medicina Intensiva y Coordinación de Trasplantes, así como representantes de las principales religiones que se profesan en el país, como el cristianismo y el judaísmo, y expertos en bioética, entre otros especialistas.
España se inspiró en una ley francesa
Según ha recordado Matesanz, la ley española que regula la donación y el trasplante (que data de 1979) se inspiró en la Ley francesa Callaivet de 1976 e incluyo una ley de consentimiento ‘presunto’, es decir que presupone que toda persona es donante de órganos, a no ser que haya expresado en vida su voluntad contraria a la donación. A pesar de ello, “en España la familia siempre es consultada”, ha insistido Matesanz.
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