Si en 2020 los
profesionales sanitarios se convertían en los héroes de la pandemia al
combatir el Covid-19, en 2021 los homenajeados eran aquellos que encontraban la forma de protegerse contra él, o al menos, reducir sus efectos más graves.
Los
científicos encargados de desarrollar las vacunas contra el Covid-19 son ya los
Héroes del Año según la revista Time. Cuatro de ellos, Kizzmekia Corbett, Barney Graham, Katalin Kariko y Drew Weissman son los encargados de poner rostro en su portada a los avances en la creación del antídoto más prometedor contra esta pandemia.
La
publicación en línea de todo el genoma del coronavirus, con 30.000 nucleótidos específicos, tan solo un mes después de los primeros casos, fue solo el principio. Ahí comenzaba una carrera contrarreloj a manos de la comunidad científica para desarrollar una vacuna que fuera capaz de hacer frente al SARS-CoV-2 y que, en el caso de
España culminaba hace ahora justo un año con la
llegada de las primeras dosis y el arranque de la campaña a nivel nacional.
Los denominados
'Trabajadores del milagro' son considerados las personas más importantes del año no solo porque consiguieron "darle al mundo una defensa contra este patógeno u patógeno, sino también porque la forma de ese logro asombroso protege más que nuestra salud: canalizaron sus ambiciones hacia la bien común, hablaban entre sí y confiaban en los hechos".
Decisivo ha sido el
desarrollo de la tecnología de ARN mensajero, detrás de vacunas como Pfizer y Moderna, y gracias al trabajo realizado durante más de 40 años por
Katalin Karikó. Pionera en el estudio de las posibilidades terapéuticas de esta molécula, es considerada, de hecho, la madre de este tipo de vacunas.
Junto al inmunólogo Drew Weissman, ambos galardonados con el
Premio Princesa de Asturias 2021, y tras superar inumerables obstáculos por falta de financiación, comenzó a trabajar en las vacunas basadas en ARNm y descubrieron cómo evitar que esta molécula provocara fuertes reacciones inflamatorias al introducir pequeños cambios en la estructura del ARN. El siguiente paso era crear una vacuna efectiva que produjese una "poderosa respuesta inmune", dentro del cuerpo humano.
¿Cómo aumentar la respuesta inmune de las vacunas?
Cuando el SARS-CoV-2 hizo acto de presencia, Barney Graham se encontraba trabajando en una vacuna para el virus respiratorio sincitial, similar al resfriado. Durante décadas, Graham se había afanado en descrubrir el "diseño basado en la estructura", esencialmente, la construcción de una vacuna basada en la forma de las proteínas del virus, lo cual le llevó cuarto de siglo averiguar.
En 2012, descubrió una manera de estabilizar el componete de las vacunas para
atraer las células inmunes adecuadas cuando el virus adopta otra forma previa a la fusión.
Dos años después, como subdirector del Centro de Investigación de Vacunas (VRC) comenzó a colaborar con Moderna y en 2019 publicó los primeros resultados que mostraban una vacuna basada en la plataforma de ARNm y que contenía su proteína RSV, la cual aumentaba la respuesta inmune en las personas en más de diez veces.
La microbióloga e inmunóloga Kizzmekia Corbett, se unió al equipo de Graham y comenzó a trabajar aplicando lo que el grupo había aprendido sobre el VSR a los coronavirus. Para 2019, ella y sus colegas habían descubierto cómo diseñar lo que se conoce como proteína de pico, la parte del virus que se adhiere a la célula sana, de tal manera que el sistema inmunológico podría generar una respuesta máxima.
Cuando surgieron los primeros informes del nuevo coronavirus en China, Graham y Corbett confiaban en que la técnica funcionaría, traa seis años de trabajo y a falta de un último detalle: el código genético del SARS-CoV-2.
Graham pensó que estabilizar la proteína pico del SARS-CoV-2 en su estado similar justo antes de infectar una célula tendría el mismo efecto inmuno-activador en una vacuna. El 10 de enero, científicos chinos publicaron la secuencia del nuevo virus y el equipo se puso a trabajar. La idea de Graham, para apuntar a la proteína de pico previo a la fusión, se convirtió en la base de varias de las principales vacunas que se están probando o utilizando en todo el mundo ahora, incluidas las de Pfizer-BioNTech-, Moderna, Johnson & Johnson-Janssen, Sanofi y Novavax.
Después de décadas de investigaciones en gran parte no reconocidas, Corbett, Graham, Kariko y Weissman no tuvieron que esperar mucho para ver los resultados de su trabajo sobre las vacunas Covid-19.
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