Los profesionales sanitarios se encuentran a la espera de la
firma definitiva del borrador del Estatuto Marco, un documento oficial que propone que los jefes de Servicio de la sanidad pública no puedan compatibilizar su trabajo con la privada. Una decisión que ha agitado al entorno sanitario. Sin embargo, esta "exclusividad" ya la vive todo el colectivo médico en Asturias y en Navarra, donde se penaliza económicamente a los facultativos que ejerzan en los dos ámbitos.
Para muchos, “una coacción”. Para otros, “una forma de garantizar que no se deriven pacientes a la privada”. Y es que los médicos de ambas comunidades pueden optar por trabajar en régimen sin dedicación exclusiva, pero dejando de percibir por ello
una retribución mensual que, en el caso de la región foral, puede llegar a superar los 800 euros.
Un complemento sinónimo de "coacción"
Una norma que “obliga” a los médicos a “no realizar ninguna otra actividad lucrativa ni en el sector público ni en el privado”. Aunque hay excepciones, como la
docencia en centros universitarios; la administración del patrimonio personal o familiar; la producción y creación literaria, artística, científica y técnica; la participación ocasional en coloquios y programas en cualquier medio de comunicación social, y la colaboración y la asistencia ocasional a congresos.
Juan Alberto Cachero es un facultativo asturiano que trabaja en un Servicio de Urgencias y, además, es médico del Deporte y estomatólogo. En su caso,
pierde 1.026 euros mensuales en 14 pagas, es decir, 14.000 euros al año. Concretamente, lleva trabajando en el Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) 12 o 14 años, por lo que, aproximadamente,
ha perdido alrededor de 168.000 euros, y todo “por hacer el mismo trabajo que el resto de compañeros”.
Más de 1.000 euros al mes
Este
complemento específico de exclusividad, en total, ronda los 1.400 euros. De esta forma, los profesionales que deciden compatibilizar la sanidad pública con cualquier otra actividad económica se quedan sin la mayor parte de esa cantidad. “Me siento totalmente agraviado, no es justo”, señala a
Redacción Médica.
"En el siglo XXI hay medios suficientes para valorar si la gente trabaja mal"
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De hecho, afirma que “en el siglo XXI hay medios suficientes para
valorar si la gente trabaja mal”, por lo que tilda de “innecesaria” esta reducción. A sus casi 60 años, ya no valora irse del Principado, aunque si esta situación la viviera con 25 años lo tendría claro. “Todo el mundo tiene que hacer su trabajo, pero cuando acabe, debería poder hacer lo que quisiera”, indica.
“Me siento totalmente discriminado”, confiesa Rafael -nombre ficticio- como médico en Navarra. Actualmente, el complemento de exclusividad navarro es
el más elevado de España, un hecho que, en muchas ocasiones, “obliga a dejar atrás muchos sueños”. De hecho, según explica, un médico solo puede solicitar la exclusividad si ha estado ejerciendo
en el sistema más de dos años.
Para Rafael, su caso es “especialmente sangrante”. Es urólogo y, aparte, psicoterapeuta. Una profesión que, tal y como apunta, no tiene nada que ver con su especialidad, pero que
no puede compaginar según la ley. Sus circunstancias familiares le llevaron a tomar la decisión de mudarse a la región foral, aunque actualmente se encuentra en búsqueda de nuevos horizontes en el ámbito hospitalario fuera de las fronteras de la comunidad.
Trabajo sanitario en otras regiones
“Hago el mismo trabajo que mis compañeros. Trabajo las mismas horas, pero recibo menos dinero”, afirma. Y es que
sigue luchando por sacar adelante su labor como psicoterapeuta, por lo que en su día a día ya no cuenta con ese complemento de “más de 900 euros”. Complemento o “penalización”, tal y como lo llama él.
"Hago el mismo trabajo que mis compañeros pero recibo menos dinero"
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Incluso se atreve a decir que es una medida que “
no favorece al que más hace, sino que perjudica al que más hace y favorece al que no hace nada”. Una opinión que comparte Alberto -nombre ficticio-, un facultativo que tampoco ha querido hacer público su nombre.
Cuando llegó a Navarra, se encontró con la situación de “no poder trabajar en nada que no fuese el hospital” y le pilló por sorpresa. “Es una merma económica muy grande para empezar a jugar”, exclama. En su caso, profundiza más y explica que esta “exclusividad” perjudica a unas especialidades más que a otras: “Tengo compañeros dermatólogos y cardiovasculares que se ven muy afectados, ya que
su sanidad privada es muy potente”.
Tráfico de pacientes y evitar trampas
Y aunque no pierde la esperanza en que, en algún momento, el Gobierno autonómico reduzca ese complemento a, por ejemplo, “200 euros”, también está buscando trabajo en comunidades limítrofes, como La Rioja o Aragón. Para el médico, esta medida tiene dos objetivos claros:
evitar el tráfico de pacientes entre la privada y la pública y evitar trampas.
Cuando habla de “trampas” se refiere a “médicos que dejan su puesto en la pública antes de tiempo y se van a trabajar a la privada”, por ejemplo. “Eso se podría arreglar si nos obligaran a fichar o si obligaran a la sanidad privada a
empezar a atender a partir de cierta hora, es decir, que se trabajara en distintos horarios que en Osasunbidea”, argumenta. Como Rafael, Alberto contempla la idea de marcharse de la región, aunque su familia no lo tiene tan claro.
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