Los ensayos clínicos y el rechazo a la terapia indicada ‘martirizan’ la conciencia del internista

La autonomía del enfermo para eludir un tratamiento indicado, otro conflicto recurrente

Viernes, 13 de noviembre de 2015, a las 13:50
Redacción / J.B. Sevilla
La participación responsable del médico internista en los ensayos clínicos, la comunicación de malas noticias al enfermo y el respeto por su autonomía a la hora de decidir no someterse a un tratamiento indicado, constituyen la triada que martiriza al internista en su día a día a la cabecera del paciente, según se deduce del marco ético dado a conocer por la SEMI, en concreto por su vicepresidente, Antonio Zapatero, y el catedrático de Medicina Miquel Vilardell.

Herreros, Zapatero, Emilio Casariego (presidente de la SEMI) y Vilardell.

El documento consiste en varias normas que deben guiar el comportamiento del médico internista, reflejando los valores más importantes de la profesión médica y, en concreto, del internista, como la búsqueda de la excelencia, el compañerismo, la dedicación al paciente o el aprendizaje y la enseñanza continuada. El marco está formado por unos criterios generales y, tras ellos, se abordan los asuntos ordenados por la actividad profesional del internista, relación con pacientes, con la sociedad, con otros profesionales sanitarios y con la SEMI.

“El objetivo principal de este marco es que el médico internista no olvide cuál es el fin de su profesión, que no es otro que cuidar la salud del paciente y hacerlo de forma excelente, y para ello hay que informar bien al enfermo, dejarle decidir, estudiar, investigar… todo orientado al cuidado de su salud. Existen otros bienes como la carrera profesional o el prestigio, pero todo debe quedar supeditado al cuidado de la salud de los pacientes”, ha señalado Benjamín Herreros, coordinador del Grupo de Trabajo de Bioética de la SEMI.

Importancia de la relación médico-paciente, formación y comunicación

La bioética, como desarrollo de la ética médica clásica, aparece en gran medida cuando cambia la relación médico-paciente. El cambio se produce, entre otras cuestiones, cuando esta relación pasa de ser más paternalista y autoritaria a ser más simétrica.  “A muchos médicos les ha costado dejar atrás el paternalismo de la medicina, pero no hay que olvidar que la enfermedad es del enfermo y es él quien tiene que decidir”, ha apuntado el experto.

Dentro de esta relación entre profesionales y pacientes, la comunicación desempeña un papel clave, ya que es algo cotidiano en la actividad del internista. “Si un médico no sabe comunicar o dar malas noticias, será un mal profesional, igual que lo es aquel que no sabe tratar una neumonía”, ha señalado Benjamín Herreros. 

Además, para llevar a cabo una correcta ética médica es importante tener en cuenta la actualización y la formación por parte de los profesionales sanitarios, para detectar las posibles dificultades y dar una respuesta adecuada a los pacientes “y no enfocar los problemas éticos como legales o técnicos, que es algo que ocurre con frecuencia”, recalca el especialista.

Otras cuestiones a tener en cuenta dentro de este ámbito, aunque menos conocidas, según ha indicado, “se centran en la colaboración que debemos tener los profesionales sanitarios con las instituciones, siempre que nuestra opinión contribuya al beneficio de los pacientes, así como intentar que la distribución de los recursos sanitarios se realice con criterios objetivos”. 

Conflictos de la ética médica

Los posibles conflictos éticos dentro del campo de la Medicina son variados e innumerables pero dentro de la actividad del internista están de plena actualidad los relacionados con el final de la vida (limitación de los esfuerzos terapéuticos, cuidados paliativos, enfermos en estado vegetativo), problemas derivados de la relación clínica (conflictos con los familiares, rechazo del paciente al tratamiento) y aquéllos asociados a la investigación clínica y los ensayos clínicos.

Así, estos conflictos éticos son los más complejos de abordar para los profesionales sanitarios. “Para nosotros no resulta complicado elegir el antibiótico adecuado en cada caso, sino que basta con revisar la última guía de práctica clínica; pero aceptar el rechazo a un tratamiento indicado, por ejemplo, es algo más difícil, porque aparte de la cuestión médica está la ética”, afirma el experto.

“Las situaciones límite a las que nos enfrentamos en estos casos pueden ser de diversa índole, por ello, siempre es importante individualizar el manejo de cada paciente. Los protocolos pueden ser útiles para los casos claros, pero aplicarlos a pacientes muy graves y con mala calidad de vida puede resultar difícil, por lo que es importante estudiar cada caso individualmente”, ha concluido.

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