El modelo de descentralización de la sanidad se ha hecho mayor. Más de dos décadas después de que
la competencia se entregara a las comunidades autónomas como resultado de la desintegración del
Insalud, las regiones siguen inmersas en un debate sobre el futuro del Sistema Nacional de Salud (SNS) en el que la financiación y las prestaciones están todavía presentes. Durante estos 20 años, la maquinaría se ha ido engrasando con un sistema que ha propiciado un
aumento paulatino de inversión pública, pero en el que las
transferencias estatales han crecido todavía a mayor velocidad, especialmente en los últimos años.
Las cuentas recogidas en el último informe del Ministerio de Sanidad sobre el gasto sanitario público han revelado que en el año 2022 la inversión total por parte de las autonomías superó los
84.206 millones de euros como resultado de una política ligada a cubrir las partidas para las remuneraciones de las plantillas de personal. El dato representa
un aumento del 143 por ciento en comparación con los
34.552 millones de gasto consolidado que se registraron en 2002, el año en el que se consolidaron las consejerías en las respectivas comunidades. Es más del doble en términos absolutos.
Esta evolución en los fondos dirigidos a sufragar la sanidad también ha permitido hacer una radiografía sobre cuáles son las grandes prioridades de las administraciones autonómicas dos décadas después. La partida que más ha crecido es la que fija
las nóminas de los profesionales sanitarios que actualmente supera los
38.582 millones de euros, lo que representa el
45,8 por ciento del total del gasto en el sector. Su presencia ha crecido en más de dos puntos porcentuales con respecto al año 2002, cuando se dedicaron 14.951 millones a esta causa.
En el otro lado de la balanza, destaca la moderación en la
inversión dirigida a hacer frente a los conciertos sanitarios. Aunque en términos absolutos la partida ha crecido hasta situarse por encima de los
7.238 millones de euros, su representación en el total del gasto es ahora más moderada. Actualmente se dedica un
8,6 por ciento de los fondos a este cometido, mientras que hace 20 años representaba el 10,2 por ciento de la tarta.
La imagen fija sobre la inversión sanitaria también ha revelado que en los últimos 20 años
el gasto se ha ido concentrando cada vez más en la vertiente hospitalaria que ha pasado de arrastrar el 53,6 por ciento de los fondos a llevarse el
62,9 por ciento. Un aumento mucho más exacerbado que la
Atención Primaria que ha crecido apenas tres décimas hasta el 14,1 por ciento del total. En lo que también se ha notado
una notable caída es en la farmacia que en 20 años ha pasado de un 23,4 por ciento al 15,4 por ciento del gasto consolidado. Son casi diez puntos menos.
Boom de transferencias en la sanidad autonómica
Otro de los puntos clave en las estadísticas de gasto del Ministerio de Sanidad es la evolución de
las transferencias estatales para financiar la sanidad, un tema que ha cobrado máxima actualidad en un momento marcado por las negociaciones para reformar todo el entramado del modelo de
financiación autonómica. En el año 2022, las comunidades recibieron más de
1.072 millones de euros en inyecciones directas, la inmensa mayoría procedentes de las arcas de la
Administración Central, una cifra que no ha parado de crecer desde hace 20 años.
Si echamos la vista atrás, en el año 2003 la inyección económica fue de algo más de 230 millones de euros. Es decir, que
la cantidad se ha multiplicado por cinco en cuestión de dos décadas, lo que representa un auge del 366 por ciento. La aceleración de las partidas ha ido
tres veces más rápido que la evolución positiva del gasto que ha crecido pero con una mayor contención a lo largo del tiempo. El fenómeno se ha visto acrecentado especialmente en los últimos años, cuando se ha registrado una subida más exponencial de las transparencia.
En todo caso, en la ecuación hay que tener en cuenta también el importante desembolso que se materializó en 2002 cuando se cerraron definitivamente las puertas del Insalud. Solo ese año, las comunidades ingresaron más de
4.213 millones de euros en concepto de transferencias, una cifra inédita que no se ha vuelto a repetir. La mayor parte correspondían directamente al sistema de la Seguridad Social que se hizo cargo de sufragar el cambio de modelo. En los años 2007 y 2008, justo antes de que estallara la
crisis financiera internacional, también se produjeron notables aumentos que se situaron incluso por encima del volumen actual de desembolso estatal.
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