Hasta los 41 años, y ahora tiene 70, Donald Trump fue simpatizante del Partido Demócrata. Sin embargo, su victoria en las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos le ha pillado como uno de los candidatos republicanos más polémicos de los últimos años, al menos en campaña. Partidario de una política liberal y proteccionista, en él confluyen dos ideas que podrían afectar de manera notable a los médicos españoles que residen en Estados Unidos: primero, que el magnate inmobiliario ha plagado sus mítines de discursos xenófobos que han dejado patente su apuesta por los trabajadores estadounidenses; después, su declarada guerra (aunque se ha comprometido a mantener algunos puntos) contra el ObamaCare, la reforma sanitaria de la Administración Obama para garantizar cierta cobertura sanitaria a las clases más desfavorecidas.
Nelson Sánchez-Pinto es médico y español. Licenciado en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona, ejerce como pediatra e investigador en la Universidad de Chicago. Con varios años de experiencia en el país norteamericano, avisa que “los requisitos para médicos extranjeros en Estados Unidos siempre han sido muy estrictos”. “A menos que hayas hecho la especialidad en EEUU, es casi imposible ejercer aquí”, añade. Sin embargo, todo es susceptible de empeorar: Obama habló en su momento de “mejorar el tipo de visados que se les ofrece a los licenciados que vienen a hacer la especialidad, los llamados visados J, que dificultan quedarse en USA tras finalizar la especialización”. Reforma que la Administración Trump no parece tener marcada con tinta roja en su agenda.
Por otro lado, Sánchez-Pinto admite que “la expansión del ObamaCare aumentaría la demanda de especialistas sanitarios”, pero si Trump finalmente empieza a cercenar el programa, “el incentivo de facilitar la entrada de licenciados en Medicina extranjeros ya no sería tan fuerte”. Previsiones que está por comprobar si se cumplen, pues este facultativo da un respiro al asegurar que “las universidades estadounidenses no están generando los médicos suficientes para la demanda que hay”. Así, entiende que “dificultar su entrada” también sería “una estrategia bastante poco popular”. En lo que sí están cubiertos, al menos, los profesionales españoles del país es en su estancia legal pues, dadas las altísimas exigencias ya mencionadas, Sánchez-Pinto afirma: “No creo que haya médicos extranjeros que trabajen de manera irregular en EEUU”.
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