Si hay un
elemento sanitario 'estrella' que trajo consigo el covid y llego a nuestras vidas para quedarse ese fue la
mascarilla. Tres años después del inicio de la pandemia
todavía se sigue manteniendo su uso en hospitales y centros sanitarios. Sin embargo, la llegada del verano y la disminución de la transmisión viral ha llevado a los profesionales sanitarios a plantearse una pregunta para limitar su uso:
¿Pueden las mascarillas irse de vacaciones?
Un artículo publicado en
The New England Journal of Medicine plantea esta posibilidad. Sus autores explican que la incidencia de infecciones virales respiratorias adquiridas en el hospital se correlaciona "estrechamente" con la
transmisión viral respiratoria en la comunidad. "Cuanto mayor sea la incidencia de infecciones virales, mayor será la posibilidad de que un trabajador de la salud, un visitante o un paciente se infecten. Por lo tanto, los centros de atención médica pueden considerar
calibrar las políticas de uso de mascarillas a los niveles de transmisión comunitaria", recogen.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han propuesto
"métricas de vigilancia" que los hospitales pueden usar para
activar los requisitos de uso de mascarillas. Y, como alternativa, determinan la probabilidad de que a las instalaciones les resulte más sencillo
planificar el de uso de mascarillas en los centros sanitarios "durante los
meses específicos del año en los que históricamente la actividad viral respiratoria ha sido elevada". Esto implica que
las mascarillas se podrían seguir usando durante los meses "más fríos" cuando los virus afectan con más fuerza y permitir que el uso de este elemento dentro de los centros sanitarios, en ocasiones que no requieran un contacto muy estrecho con pacientes que lo requieran, se elimine durante los meses de verano
"Este enfoque no cubriría todos los períodos en los que circulan los virus respiratorios, pero podría servir como un
compromiso razonable al aumentar la protección de los pacientes cuando los riesgos son más altos y
minimizar la imposición sobre los trabajadores de la salud cuando los riesgos son menores. La estrategia de exigir las mascarillas durante meses fijos cada año también implicaría una
comunicación y una planificación más simple para los centros", señalan.
"Limitar el uso de mascarillas a unos meses fijos implicaría una comunicación y planificación más simple para los centros sanitarios"
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Limitar las mascarillas, "un descanso para los sanitarios"
El estudio indica que, más allá de limitar el uso de mascarillas al contacto con ciertos pacientes, exigir a un médico o a una visita que use mascarilla constantemente dentro del hospital "tiene menos fundamento". "
Es muy importante que los trabajadores y visitantes usen máscaras cuando ven a los pacientes, dado el imperativo ético de protegerlos de las infecciones. Pero hay menos fundamento para obligar a los miembros del personal a usarlas fuera de la atención al paciente, ya que
la mayoría dejan de usarla cuando no están en el trabajo y, por lo tanto, están continuamente expuestos a virus respiratorio", razonan.
Por ello, el estudio concluye que permitir que los trabajadores elijan renunciar al uso de mascarillas fuera de las interacciones con los pacientes "lograría nuevamente un
equilibrio entre proteger a los pacientes y minimizar la imposición a los trabajadores".
"Reconocemos que existe una
fatiga generalizada por el uso de mascarillas entre los trabajadores de la salud, que muchos están ansiosos por volver a las prácticas previas a la pandemia y que estas pueden ser incómodas o dificultar la comunicación. Creemos que
la solución es aplicar los requisitos de uso de mascarillas de manera juiciosa vinculándolos a los niveles de transmisión del virus en la comunidad, las actividades que realizan los trabajadores en un momento determinado y el riesgo de enfermedad grave de los pacientes individuales", determinan.
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