A pesar de que el gasto medio por hogar aumentó en España un 2,6 por ciento en 2016, este axioma no se cumple en el ámbito de la sanidad. Aunque la crisis parece haberse extinguido en el panorama macrofinanciero, sus rescoldos todavía afectan al dinero que destinan las familias a consumo sanitario.
Según los datos que ha publicado el Instituto Nacional de Estadística, las familias españolas se gastaron 967 euros en insumos sanitarios, un 0,5 por ciento menos que en 2015. Es la mayor caída del gasto familiar de 2016, solo por detrás del ámbito de la enseñanza, ámbito en el que se redujo un 2,1 por ciento.
En total, la sanidad supone el 3,4 por ciento del gasto medio de una familia española. Sin embargo, esta proporción cambia según el nivel educativo que tenga el sustentador principal, es decir, el individuo dentro de la unidad familiar que proporcione la mayor cantidad de fondos económicos.
De esta manera, si el sustentador principal posee educación superior la proporción destinada a consumo sanitario es ligeramente inferior, de un 3,2 por ciento. En cambio, si el pilar económico de la familia no posee estudios superiores el gasto ‘sube’ al 3,6 por ciento.
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