Las prescripciones de
la sanidad privada no se contemplan dentro de la
receta electrónica que gestionan las comunidades autónomas. Los procesos de digitalización de la salud quedan así restringidos al sistema público, abriéndose en algunas regiones a la
atención de los mutualistas.
La restricción de la receta electrónica al sistema de salud público es así un punto en común de todas las comunidades autónomas, quienes han recalcado que
los posibles sistemas de receta electrónica para la sanidad privada no se desarrollan en el
ámbito público, sin prever ningún cambio al respecto.
Con esta posición, los sistemas sanitarios autonómicos establecen una diferencia entre los ciudadanos que optan por la
atención pública o la privada, instando a que sean los sistemas privados quienes den la cobertura digital a sus asegurados. En este punto cabe destacar que, desde su puesta en marcha hace dos años,
unos 9,2 millones de pacientes han podido hacer uso del sistema de receta electrónica privada, dispensando cerca de un millón de medicamentos.
En cuanto a la
interoperabilidad de la receta electrónica, esta es ya una realidad en todo el Sistema Nacional de Salud, dando la posibilidad a que cualquier persona que disponga de tarjeta sanitaria individual pueda obtener su medicación en una comunidad autónoma distinta a aquella donde le han realizado la prescripción.
Mutualistas en la receta electrónica
Sí que están incluidos en muchas de las comunidades autónomas las
prescripciones electrónicas de Muface. Este es el caso de
Andalucía, donde desde el año 2020 el Servicio Andaluz de Salud (SAS) incorpora a su receta electrónica a más de 50.000 personas pertenecientes a Muface, ISFAS y Mugeju. Una posición a la que se suma
Cantabria y Asturias,
donde los mutualistas también pueden hacer uso de la receta electrónica sanitaria.
En esta atención las regiones hacen una diferencia entre los mutualistas que
optan por la sanidad privada o pública, así mientras que Andalucía y Cantabria atenderían ambos casos, regiones como
Extremadura solo incluye la receta electrónica de los mutualistas que optan por la sanidad pública. De igual forma,
Castilla-La Mancha amplía este sistema de prescripción solo a aquellos mutualistas que eligen los centros del Servicio de Salud autonómico, mientras que los que eligen la atención por la privada siguen excluidos del sistema digital.
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