La precariedad laboral sigue acechando a los profesionales sanitarios. Si bien la mayoría de los trabajadores tienen una jornada completa, el número de esta se ha visto reducida, mientras los trabajaos a tiempo parcial siguen aumentando en el sistema. En los últimos cinco años el porcentaje de jornadas completas ha caído 3,5 puntos porcentuales.
Si en 2011 el 86,9 por ciento de las jornadas eran a tiempo completo, en 2016, el 83,4 por ciento era a tiempo completo. Del mismo modo, se ha pasado de que el 13,1 por ciento sean a tiempo parcial a que sean el 16,6 por ciento.
Por utilizar una cifra cercana, en el último trimestre de 2016, 1.257.000 trabajadores sanitarios gozaban de una jornada completa, una reducción de 78.200 respecto al trimestre anterior, que se situaba en 1.335.200 trabajadores en jornada completa.
En el lado contrario, las jornadas a tiempo parcial han pasado de ser 237.800 a 250.000 en este último trimestre, un incremento de 12.200 en tres meses.
Las mujeres cobran menos la extra
Si bien la diferencia entre las horas extra en el sistema se explica por la feminización de la profesión, no se refleja en el hecho de que el número de horas extras no pagadas baje en los hombres y suba en las mujeres.
En el último trimestre del año se realizaron 440.800 horas extras, de las que el 17,4 por ciento no se pagaron: un total de 76.900. De estas horas extra no pagadas, 12.400 fueron realizadas por hombres y 64.500, por mujeres.
De hecho, en comparación con el trimestre anterior, los hombres pasaron de realizar 32.100 horas extras sin cobrarlas a estas 12.400, una diferencia de 19.700. Por su parte, las mujeres pasaron de 56.100 horas extras sin pagar a 64.500 en el último trimestre. Las mujeres por tanto aumentaron en 8.400 las horas extras por las que las mujeres no vieron remuneración alguna.
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